“Con el acuerdo de París el planeta arderá”: Pablo Solón ex negociador boliviano sobre cambio climático

Reportaje01 de diciembre de 2015

Alguna vez se sentó a la mesa de los líderes mundiales reunidos en París, para sacar adelante un acuerdo de la ONU sobre calentamiento global. Ahora está afuera. Hablamos con Pablo Solón, ex negociador principal sobre cambio climático por Bolivia, así como también ex embajador ante la ONU por dicho país. “El objetivo era no aumentar más de dos grados centígrados”, afirma Solón en relación a los intentos fallidos de los negociadores de limitar un aumento de las temperaturas globales. “Y ahora, hablar de cuatro o incluso cinco grados centígrados es, por ponerlo en otros términos, incendiar el planeta”.

Transcripción
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AMY GOODMAN: Estamos transmitiendo en vivo desde la COP 21, Cumbre de la ONU sobre el cambio climático. Alguna vez se sentaron a la mesa de los líderes mundiales reunidos aquí en París para sacar adelante un acuerdo de la ONU sobre calentamiento global. ahora está afuera. Hoy hablamos con dos de los antiguos negociadores. Más adelante en el programa vamos a escuchar de Yeb Saño, el exnegociador principal de Filipinas en temas relacionados al cambio climático. Pero primero, vamos a hablar con Pablo Solón, él es el exnegociador principal sobre el cambio climático de Bolivia, así como exembajador boliviano ante las Naciones Unidas. Me encontré con él el domingo poco después de que miles de activistas contra el cambio climático salieran a las calles de París para formar una cadena humana luego de que oficiales franceses cancelaran una importante marcha contra el cambio climático.

PABLO SOLÓN: He estado en dos cumbres muy importantes, la de Copenhague y luego la de Cancún. Y aquí, lo que vamos a tener en París es el tercer acuerdo sobre el cambio climático. Hemos tenido dos acuerdos sobre el cambio climático, uno fue el protocolo de Kioto y el otro fue el acuerdo de Cancún. El acuerdo de Cancún es de 2012 hasta 2020. Y ahora en París, se supone que debemos tener un tercer acuerdo para el 2020 hasta el 2030.

Ahora, el acuerdo de París va a ser tan malo como el acuerdo de Cancún. ¿Por qué? Porque en realidad, no estamos aquí para negociar recortes en las emisiones de cualquier país. La forma en la que se llevan a cabo las negociaciones es que cada país dice: Voy a hacer esto, y eso es todo. Entonces EE.UU. dice: vamos a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 25 y un 28 % para el año 2025, y ese es su compromiso. La cual no está en discusión. Es así como todos los países han presentado sus compromisos hasta el primero de octubre. Así que ya sabemos el resultado de París.

Se realiza un documento oficial de la CMNUCC que dice: Está bien, después de recibir la contribución de reducción de las emisiones de todos los países, ¿dónde nos encontramos ahora? Y ese documento oficial dice: Vamos a estar incrementando la temperatura entre 2,7 a 3,9 grados Celsius. Eso es casi el doble de lo que teníamos que limitar porque el objetivo era que no deberíamos ir más allá de un incremento de dos grados Celsius. Y estar hablando ahora de cuatro o cinco grados Celsius es, para decirlo con otras palabras, quemar el planeta. Así que el acuerdo de París es un acuerdo que verá al planeta arder. Creo que este es un muy mal acuerdo. Y nosotros estamos aquí participando en esta representación para tratar de venderle al mundo un buen resultado que va a matar a los seres humanos y la vida tal como la conocemos.

AMY GOODMAN: De hecho, estamos aquí en domingo, el día previo a la apertura de la cumbre de la ONU, el día en que se suponía que cientos de miles de personas iban a marchar, pero la marcha fue cancelada después de los ataques terroristas del 13 de noviembre. ¿Qué opina sobre la decisión de los activistas medioambientales de no marchar?

PABLO SOLÓN: Bueno, creo que debería haber habido una marcha. ¿No? Creo que los ataques terroristas se están utilizando para debilitar la movilización contra el cambio climático y se van a utilizar con el fin de llegar a un mal acuerdo. Me recuerda un poco a la reunión ministerial de la OMC, la Organización Mundial del Comercio, Doha, después del 11S. Antes de eso tuvimos Seattle. Seattle fue el momento en el cual el movimiento antiglobalización ganó mucha fuerza, pero luego vino el 11S y eso se utilizó para decirle a la gente: “Tienes que estar de acuerdo con este acuerdo”; que es un muy mal acuerdo, el que tenemos en la ronda de Doha, hasta ahora. Y lo mismo está sucediendo aquí. Los ataques se están utilizando para decir: De acuerdo, no hagan movilizaciones y queremos tener ese acuerdo listo antes del final de la COP la semana que viene.

AMY GOODMAN: Una de las personas en la cadena humana dijo que están protegiendo a los 130 líderes mundiales que has acudido a esta cumbre. A ellos no les dicen: “Cancela tu visita, aquí las cosas están muy dificiles, tenemos que lidiar con las consecuencias de los ataques terroristas”, por lo que dicen que van a proteger a los líderes del mundo, pero no a la sociedad civil. Les impiden expresar sus puntos de vista.

PABLO SOLÓN: Sí, absolutamente. Quiero decir, existen muchos espacios públicos donde miles de personas se reúnen aquí en París, y que no tienen ningún tipo de protección. Así que decir que no se puede realizar esta marcha pero al mismo tiempo se puede ir a los espacios públicos donde no se tiene ningún tipo de protección, en realidad lo que se hace es socavar la libre voz del pueblo. Mi conjetura es que están utilizando el miedo con el fin de ocultar lo que están haciendo. Por lo que tenemos una muy mala combinación aquí en París. Una de las cosas más importantes, por ejemplo, que no se está discutiendo en absoluto en las negociaciones es poner un límite a la extracción de combustibles fósiles. Entonces, no hay un solo líder, un solo país que haya entregado un texto para ser negociado que diga que hay que dejar el 80 % de los combustibles fósiles bajo tierra. Y si no dejas los combustibles fósiles bajo tierra, ¿cómo se van a limitar las emisiones de gases de efecto invernadero que vienen principalmente de la extracción de combustibles fósiles? Así que no están en discusión los temas clave reales. Y, por otro lado, tienes un ambiente de temor creado para que el al final se diga: “Está bien, esto es lo mejor que podemos lograr, vamos a aceptarlo; estaba bien”.

AMY GOODMAN: ¿Qué está pasando en Bolivia? Quiero decir, en medio de todas estas cumbres oficiales de la ONU de Cancún a Copenhague, Doha, Durban, Perú, Polonia, tuvo lugar la Cumbre de los Pueblos sobre la Pachamama, sobre los derechos de la tierra, que se celebró en Bolivia, encabezada por el presidente, Evo Morales. ¿Qué está pasando allí hoy en día?

PABLO SOLÓN: Bueno, hace apenas un par de meses, tuvimos la segunda Tiquipaya. No tuvo tanta cobertura de los medios de comunicación. Fue organizado por el gobierno, y vinieron muy pocos activistas medioambientales del resto mundo. Y el problema es que en Bolivia, vemos cada vez más una contradicción entre lo que el gobierno dice y lo que hace. Así que una de las grandes discusiones que tuvimos con Evo Morales durante la cumbre fue que él dijo que no podemos ser guardabosques. ¿No? “guarda bosques”, como decimos en español, para los países capitalistas del Norte.

Y desde nuestro punto de vista, tenemos que preservar los bosques porque los bosques son los pulmones de la Madre Tierra. No podemos imaginar un mundo sin bosques. Y las leyes que están siendo impulsadas en Bolivia van a aumentar la deforestación. Es por eso que, por ejemplo, aquí en estos días, vamos a realizar un gran evento sobre deforestación cero hasta el año 2020 en todos los países. Porque hay una esquizofrenia en la ONU, en los objetivos de desarrollo sustentable todos los países han acordado que para el año 2020 tienen que detener la deforestación. Pero en la CMNUCC, esos países van a seguir con la deforestación más allá del 2020, y, al igual que mi país, dicen que van a deforestar tres millones de hectáreas hasta 2030. Así que estas son las contradicciones entre lo que se dice y lo que se está haciendo en la práctica.

AMY GOODMAN: En Bolivia, ¿cuál es el problema en torno a la extracción de minerales y de combustibles fósiles? ¿Qué está haciendo el presidente Morales?

PABLO SOLÓN: El asunto es que… Cuando el precio del petróleo bajó, yo pense que entonces el gobierno iba a reaccionar y decir: De acuerdo, tenemos que alejarnos de la extracción de gas en cinco o diez años. Pero en cambio, lo que dijeron es: “Si los precios han caído a la mitad, ahora tenemos que exportar el doble”. Así que están buscando aún más gas. Están buscando aún más gas y más petróleo. Así que nos estamos volviendo más adictos a los combustibles fósiles que antes, cuando deberíamos estar ya empezando a pensar en cómo vamos a eliminar gradualmente los combustibles fósiles. Así que este es otro tema crítico en el caso de Bolivia.

AMY GOODMAN: ¿Qué pasa con la energía nuclear?

PABLO SOLÓN: Bueno, la energía nuclear es también otro problema, porque decimos: “Está bien, vamos a buscar otro tipo de alternativas”. Y entonces el gobierno habla de energía nuclear. Y estamos absolutamente en contra porque es peligroso para la naturaleza, para la gente. Y en nuestra Constitución existe una prohibición contra los residuos nucleares de cualquier tipo. Así que si hay algún tipo de planta nuclear en Bolivia, de acuerdo con nuestra Constitución, los residuos de esa planta nuclear no pueden ser de depositados dentro del territorio boliviano. Así que es algo muy complicado, pero a pesar de que hay mucha presión de la sociedad civil, el gobierno ha hecho un acuerdo con Rusia y están planeando comenzar un centro de investigación nuclear y van a invertir $ 300 millones sólo en una primera etapa. Y esto es algo que realmente está en contra de todo por lo que hemos luchado.

AMY GOODMAN: ¿Cuál es el tamaño de la planta nuclear que está prevista para Bolivia?

PABLO SOLÓN: Ese es otro tema, porque el gobierno no habla con franqueza sobre cuál es el objetivo final. Ellos tienen posesión de 20 hectáreas, ahora están diciendo que son 40 hectáreas. Va a ser una planta que va a ir más allá de los 1000 o 2000 megavatios. No lo sé. Y no se puede encontrar esa información. Es es algo que nunca debe suceder, porque si tienes un plan como ese, tienes que presentar de una manera muy transparente lo que quieres hacer, y debes consultar al pueblo. Eso no está ocurriendo.

AMY GOODMAN: ¿Cómo ha impactado a la vecina Bolivia la lucha del Yasuní en Ecuador? Hable de la importancia de esto. Y para las personas que nunca han oído hablar del Yasuní, ¿cuál fue la trayectoria de este lugar extremadamente diverso que ahora parece tan profundamente amenazado?

PABLO SOLÓN: Bueno, entre el Yasuní en Ecuador y los diferentes parques nacionales que tenemos en Bolivia, existen muchas conexiones, porque el problema es que probablemente puedes encontrar petróleo o gas en estos parques nacionales como el Yasuní, así como en el Tipnis en Bolivia y otros. Y los pueblos indígenas que viven allí dicen: “No queremos que destruyas nuestro hogar. No queremos que destruyas la biodiversidad de estos parques nacionales”. Al principio, la propuesta de Ecuador fue: “Está bien, no vamos a excavar, no vamos a extraer los combustibles fósiles”. Pero luego dijeron: “Debido a que la comunidad internacional no nos va a dar una subvención que sea lo suficientemente grande como para cubrir lo que no vamos a extraer…

AMY GOODMAN: Para pagar para que no se desarrolle o se perfore. Esa fue la idea de que Correa, el Presidente propuso.

PABLO SOLÓN: Exactamente. Así que recibieron el dinero. Y en lugar de excavar, hacen lo que tengan que hacer con ese dinero que han recibido. Pero ahora el presidente Correa ha dicho: “Vamos a cavar de todos modos debido a que el dinero es insuficiente”. Esto ha creado todo un movimiento de protesta dentro de Ecuador. Pasa lo mismo en Bolivia. Y todos estamos diciendo: “Vas a hacer esto con el fin de obtener combustibles fósiles”.

¿Cuánto cuesta a deforestar una hectárea? ¿Cuál es el costo de perder esa biodiversidad? Es enorme. Entonces, ¿por qué vamos a destruir los bosques, los parques nacionales, para encontrar algo que sabemos que nos está matando? Porque el cambio climático se debe principalmente a los combustibles fósiles que están siendo quemados. Así que en lugar de seguir este camino debemos empezar a aprender a convivir con el bosque. Hay muchas maneras en las que podemos obtener recursos del bosque sin afectalo. Por lo tanto, creo que en el caso de Bolivia y Ecuador, la lucha contra el cambio climático es la lucha contra la deforestación. Tienes la combinación de la extracción de petróleo más la deforestación como los más grandes desafíos de la mayoría de los activistas ambientales en nuestros países.

AMY GOODMAN: Escuchabamos a Pablo Solón. Exnegociador principal sobre el cambio climático de Bolivia, así como exembajador de Bolivia ante las Naciones Unidas. Hablé con él el domingo en las calles de París donde se unió a la cadena humana y luego a la protesta en la Place de la République. Esto es Democracy Now!, democracynow.org, El informativo de guerra y paz. Cuando regresemos, vamos a hablar con otro negociador principal sobre el cambio climático quién ahora está llevando su causa a las calles. Quédense con nosotros.

Traducido por Antonio Miloro, editado por Igor Moreno, Linda Artola, Clara Ibarra y Democracy Now! en Español.

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