En Yemen, los hospitales se esfuerzan por brindar asistencia a los heridos luego de que la coalición saudí que apoya Estados Unidos bombardeara un edificio en el que se desarrollaba un funeral en la capital, Saná, provocando la muerte a unos 140 dolientes y heridas a más de 500. Los sobrevivientes declararon que la aviación llevó a cabo bombardeos consecutivos durante el funeral del padre de una autoridad del Gobierno hutí que controla Saná.
Salim Saleh Rowaishan expresó: “Había más de 800 personas en el edificio, entre ellas, ancianos y niños. Súbitamente, escuchamos el sonido de aeronaves y después vino el bombardeo. La primera bomba atravesó el techo y estalló, destruyendo además el sótano. Yo estaba herido y desconcertado. El calor me hizo sentir que me estaba quemando. Me levanté y corrí hacia la puerta, por donde venía la gente que pretendía rescatarnos. En ese momento cayó la segunda bomba sobre las personas que venían a socorrernos”.
Miles de yemeníes se concentraron ante el edificio de Naciones Unidas en Saná el domingo en demanda de una investigación internacional en torno al incidente. Las siguientes son palabras del manifestante Aamer Hussein al Salimi.
Aamer Hussein al Salimi declaró: “Recurrimos hoy a Naciones Unidas en demanda de nuestros derechos humanos y en denuncia de la masacre sin precedentes que tuvo lugar ayer durante el funeral. ¿Dónde están los derechos humanos? ¿Dónde están las Naciones Unidas? ¿Dónde está el mundo?”
El gobierno de Obama condenó los ataques el sábado y expresó en un comunicado que “la cooperación de Estados Unidos con Arabia Saudí en materia de seguridad no es un cheque en blanco”. El ataque fue perpetrado con aeronaves y municiones que Estados Unidos le vendió a Arabia Saudí. La Fuerza Aérea estadounidense continúa reabasteciendo de combustible en vuelo a las aeronaves de combate saudíes. El más reciente de los ataques coincide con la advertencia de Naciones Unidas de que la guerra civil está provocando hambruna en Yemen, donde aproximadamente un millón y medio de niños sufren de desnutrición y unos 28 millones de personas padecen escasez de alimentos.