El Pentágono publicó su informe sobre el bombardeo estadounidense a un hospital de Médicos Sin Fronteras en Kunduz, Afganistán, el año pasado. El ataque causó la muerte a 42 personas, tanto pacientes como personal médico. El informe afirma que el bombardeo fue una equivocación causada por errores humanos y fallas en los equipos. El jefe del Comando Central de Estados Unidos, Joseph Vortel, dijo que el Pentágono no lo consideraba un crimen de guerra.
Joseph Vortel enunció: “El hecho de que esto haya sido una acción involuntaria lo saca del ámbito de que se trate realmente de un crimen de guerra deliberado contra personas o lugares protegidos. Esa es la razón principal por la que no consideramos que sea un crimen de guerra”.
Varias personas cuestionaron el argumento del general Vortel, entre ellas Patricia Grossman, de Human Rights Watch, quien escribió en Twitter: “Se establece como principio del derecho internacional consuetudinario que los crímenes de guerra pueden ser cometidos por imprudencia”. Dieciséis funcionarios de Estados Unidos fueron sometidos a disciplina administrativa, pero ninguno enfrenta cargos penales. Médicos Sin Fronteras, Amnistía Internacional y otras organizaciones han solicitado una investigación independiente.