Trabajadores de Driscoll’s denuncian abusos y llaman a boicotear a la mayor distribuidora de bayas del mundo

Original en Español09 de mayo de 2016
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    El pasado 7 de mayo se realizó una acción internacional de boicot contra la empresa Driscoll’s, la mayor distribuidora de frutos del bosque del mundo. Recolectores de este tipo de frutos se vienen organizando hace tres años en la localidad de Burlington, una hora al norte de Seattle, en el estado de Washington, en la finca Sakuma Brothers Farms, una de las proveedoras de Driscoll’s. En 2013, algunos trabajadores iniciaron una serie de acciones, tales como huelgas, piquetes y demandas judiciales contra lo que denuncian como violaciones a sus derechos laborales. En 2014, una de sus demandas llegó a la Corte Suprema de Washington, donde obtuvo un fallo unánime a favor, sentando un precedente jurídico que garantiza descansos remunerados para los trabajadores de todo el estado. Al año siguiente, estallaron protestas masivas en las fincas de Driscoll’s del Valle de San Quintín, en México. Desde entonces, los trabajadores agrícolas de Driscoll’s han comenzado a organizarse conjuntamente a ambos lados de la frontera. La corresponsal de Democracy Now! Laura Gottesdiener entrevistó a algunos de los trabajadores agrícolas del estado de Washington que participaron en la protesta y fue a conocer los campamentos donde muchos de ellos viven. También entrevistó al director ejecutivo de Sakuma Brothers Farms, Danny Weeden.


    TRANSCRIPCIÓN
    Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

    RAMÓN TORRES: ¡Se puede!

    MANIFESTANTES: ¡Sí se puede!

    RAMÓN TORRES: ¡Se puede!

    MANIFESTANTES: ¡Sí se puede!

    RAMÓN TORRES: ¡Boicot!

    MANIFESTANTES: ¡Driscoll’s!

    RAMÓN TORRES: ¡Boicot!

    MANIFESTANTES: ¡Driscoll’s!

    LAURA GOTTESDIENER: Esto es Democracy Now! Estamos en Burlington, Washington, donde unas 100 personas se han reunido para marchar hasta el almacén Costco para pedir que se retiren de sus estantes los productos de Driscoll’s. Parece que están a punto de comenzar la manifestación. Justamente detrás nuestro pueden ver a alrededor de una docena de trabajadores de la finca Sakuma, una de las fincas que abastece de bayas a la distribuidora Driscoll’s aquí en el estado de Washington.

    PROTESTERS: ¡Boicot a Driscoll’s! ¡Boicot a Driscoll’s! ¡Boicot a Driscoll’s!

    LAURA GOTTESDIENER: La marcha está liderada por Ramón Torres, un antiguo recolector de bayas en la finca Sakuma Brothers Farms. Torres es el presidente de Familias Unidas por la Justicia.

    RAMÓN TORRES: Tenemos 41 comités, aparte de este, aquí vamos a tener alrededor de 40 líneas de piquete hoy mismo. Es un día internacional de acciones, entonces vamos a tener acciones también en México, en el lado de San Quintín y aquí. La demanda es que nos firmen un contrato de unión, que nos den buenas condiciones de vivienda, de empleo, un mejor sueldo, medicales, planes médicos, pensiones, que retiren a nuestros hijos de los campos. No queremos a nuestros hijos en la agricultura, “pizcando” frutas y verduras para este país hasta que tengan 16 años. Es lo que queremos.

    GALEN HERZ: Mi nombre es Galen. Y estoy aquí apoyando al sindicato de trabajadores agrícolas Familias Unidas y el boicot contra la distribuidora de bayas Driscoll’s.

    MAGGIE SULLIVAN: Mi nombre es Maggie Sullivan y vivo aquí. Soy miembro y accionista de Costco. Ellos tratan muy bien a sus empleados. Son muy íntegros. Creo que podrían tratar igual de bien a la gente que recolecta sus alimentos.

    MANIFESTANTES: Robar nuestros salarios no está bien.

    FELIMON PINEDA: Yo soy Filemón Pineda, y la gente me eligió como vicepresidente de familias Unidas por la Justicia. En 2013 decidimos salir en huelga porque nos robaban el sueldo, nos robaban las libras, nos maltrataban, nos obligaban a trabajar bajo la lluvia, nos amenazaban, nos intimidaban, por eso, con todo eso no estamos de acuerdo, por eso la gente decidió ponerse de pie y ya no estar más de rodilla.

    LAURA GOTTESDIENER: En los últimos años, los trabajadores agrícolas se han estado organizando contra Driscoll’s no sólo en el estado de Washington, sino también en San Quintín, México, donde Driscoll’s y otras grandes compañías se abastecen de bayas y verduras. En 2015, unos 30.000 agricultores del Valle de San Quintín realizaron una huelga en demanda de mejores salarios y condiciones de trabajo.

    MANIFESTANTES: ¡Boicot a Driscoll’s! ¡Boicot a Driscoll’s! ¡Boicot a Driscoll’s!

    LAURA GOTTESDIENER: El sábado, durante el día de acción a nivel internacional, Gloria Gracida, representante de los trabajadores agrícolas de San Quintín, habló durante una protesta en un supermercado de Whole Foods en San Diego, California.

    GLORIA GRACIDA: Estoy aquí en un Whole Foods de San Diego, con personas que están apoyando el boicot internacional a Driscoll’s, porque está explotando a los trabajadores en San Quintín, en México y también en Washington. Queremos que nos apoyen, ya que los trabajadores allá ganan entre 6 y 7 dólares por 12 horas a 15 horas de trabajo.

    MANIFESTANTES: ¡Costco, retiren las bayas! ¡Paren la explotación!

    LAURA GOTTESDIENER: Afuera de las instalaciones de Costco en el estado de Washington, Felimón explicó cómo sus compañeros de trabajo en Sakuma y él se han estado coordinando con los trabajadores agrícolas en México.

    FELIMON PINEDA: Somos los mismos trabajadores, somos los mismos oaxaqueños, y ya pues por fin llegamos a un acuerdo de trabajar juntos con el boicoteo. Nosotros nos vamos a encargar de boicotear todo lo que es Estado Unidos, y San Quintín va a promover el boicot a todo lo que es México y a diferentes países también.

    LAURA GOTTESDIENER: El sábado, visité junto a Felimón, Ramón y otros trabajadores agrícolas uno de los campos de trabajo que en 2013 fue abandonado por los trabajadores debido a los bajos salarios y las malas condiciones de alojamiento.

    RAMÓN TORRES: Estamos en los campos, en el Campo Rojo, que Sakuma rentaba año con año para los trabajadores.

    LAURA GOTTESDIENER: Esta es una de las cabañas, de las viviendas. Ha estado deshabitada desde hace tres años, pero todavía se pueden apreciar las condiciones en las que vivían los trabajadores. Vemos literas con marcos oxidados, techo de madera. Se pueden apreciar algunos clavos expuestos y huecos en el techo. Las paredes son de madera. No hay ningún tipo de aislamiento térmico. Las paredes exteriores están agujereadas. No sabemos si esos agujeros ya existían en 2013, pero definitivamente no hay ningún tipo de aislamiento ni en las paredes interiores, ni en las exteriores. De hecho, esta pared es sólo una pieza de madera contrachapada. Otros trabajadores dicen que se les ha negado el alojamiento por completo. Escuchemos a Margarita Sánchez, hablando en Mixteco, una de las lenguas nativas de México.

    MARGARITA SÁNCHEZ: Yo fui a solicitar una cabaña, pero ellos no quisieron dármela porque soy mujer y tengo un hijo. Dijeron que querían trabajadores, no niños. Yo he trabajado recogiendo arándanos para Sakuma desde el 2002. No había una pesa en el campo, así que yo trataba de pesar las bayas en mi bolso, y cuando iba a entregar la fruta, a veces mi bolso tenía más arándanos, un kilo o un kilo y medio más. Pero ellos no nos pagaban por los kilos de más. Simplemente se las quedaban.

    LAURA GOTTESDIENER: En 2014, Sakuma llegó a un acuerdo en relación a una demanda en la que se le acusaba de haberse apropiado de los salarios de los trabajadores y haberles negado tener descansos. Sakuma no admitió ninguna culpa, pero pagó 850.000 dólares. El compañero de trabajo de Margarita, José Ramírez, dijo que los salarios fueron lo que lo motivaron a organizarse.

    JOSÉ RAMÍREZ: El primer día que llegamos a pizcar la “blueberrie” (arándano) nos pagaron 25 centavos por libra, y ese día “pizcamos” y trabajamos más o menos 8 horas u 8 horas y media. Muchas personas ganaron 40, 30 dólares porque la “blueberrie” no estaba madura y no había mucha fruta. Y llegamos al día siguiente y comenzamos a pedir que si nos podían pagar aunque sea unos 5 centavos más, que llegue a 30 [centavos], y no nos quisieron pagar.

    RICHARD BRIM: ¿Quiere sentarse con Danny al frente, y John y yo nos sentaremos atrás?

    LAURA GOTTESDIENER: También hablé con el director ejecutivo de Sakuma, Danny Weeden, y con el vicepresidente de operaciones en el estado de Washington, Richard Brim. Ellos dicen que Sakuma ya no hace uso de las tierras de Campo Rojo, el lugar que visitamos anteriormente, y que los trabajadores de Sakuma están bien remunerados. Weeden y Brim nos invitaron a visitar los campos.

    DANNY WEEDEN: Soy Danny Weeden, y soy presidente y director ejecutivo de Sakuma Brother Farms. Y estamos frente a uno de los campos de arándanos orgánicos. Aquí no ocurre nada si no hay gente. Ya sabe, la vida son las personas. Las familias son las personas. Y de alguna manera, yo veo esto como una familia. Esas viviendas para familias están justo al lado de nuestras oficinas. Yo quiero crear ese ambiente familiar, no sólo con nuestros recolectores, sino con todos nuestros trabajadores.

    RICHARD BRIM: Yo soy Rich Brim, vicepresidente de Sakuma Brothers Farm en Burlington, Washington.

    LAURA GOTTESDIENER: ¿Dónde nos encontramos ahora?

    RICHARD BRIM: Estamos en el complejo de viviendas temporales de los trabajadores en las oficinas principales. Estas unidades están todas aisladas térmicamente. Y, por supuesto, tienen cocina y agua corriente. De hecho, hay cuatro literas, pero solo tres colchones. Debido a las exigencias de espacio, sólo hay tres colchones. Este cuarto sólo puede alojar a tres ocupantes.

    LAURA GOTTESDIENER: Danny Weeden, usted es el director ejecutivo, sé que algunos de los trabajadores han pedido un salario mínimo de 15 dólares la hora. ¿Hay alguna posibilidad de que eso sea una realidad en la próxima temporada de cultivo?

    DANNY WEEDEN: No, pero puedo decirle que la temporada pasada los recolectores de arándanos y moras obtuvieron, de media, más de 15 dólares la hora. Muchos ganaron más de 20 dólares la hora. Este es un sistema basado en la productividad, que ofrece oportunidades para los más jóvenes, para que los nuevos trabajadores aprendan y alcancen esos altos niveles de ingresos.

    LAURA GOTTESDIENER: ¿Tienen un mínimo de edad para sus trabajadores?

    DANNY WEEDEN: Lo tenemos. 15 años es la edad mínima. Y la razón por la que aceptamos a personas de 15 años en adelante es porque los trabajadores, cuando vienen con sus familias, si tienen a alguien de 15, 16 o 17 años de edad, quieren que estén trabajando junto a ellos en los campos.

    LAURA GOTTESDIENER: Pero algunos de los trabajadores dicen que Sakuma no exige un mínimo de edad y que las condiciones de las viviendas, aún fuera de Campo Rojo, no son buenas. Me encontré con Alfredo Juárez, de 16 años de edad, y con su hermano Álvaro, de 10 años de edad, en un parque cercano. Le pregunté a Alfredo cuántos años tenía cuando empezó a recolectar para Sakuma.

    ALFREDO JUÁREZ: Tenía 13 años.

    LAURA GOTTESDIENER:¿Cuantos años tienes ahora?

    ALFREDO JUÁREZ: Ahora tengo 16 años.

    LAURA GOTTESDIENER:¿Y estás en secundaria?

    ALFREDO JUÁREZ: Si, soy un estudiante de bachillerato en Burlington.

    LAURA GOTTESDIENER:¿Cuántos años has estado trabajando para Sakuma?

    ALFREDO JUÁREZ: Casi 4 años. Uno de los problemas que se presentan durante el verano es que a veces me tengo que ir temprano de la escuela. No puedo terminar la escuela. Recuerdo un día… creo que fue un domingo… estábamos recogiendo fresas, estaba lloviendo, y hacía mucho frío, por el viento y todo eso. Y me estaba sintiendo un poco enfermo. Eran como las 12 del mediodía. Quería irme a casa, entonces le pregunté a mi mamá, y ella dijo de que si no me sentía bien, que nos debíamos ir a casa. Entonces mi mamá le avisó al supervisor. Pero el supervisor dijo algo como: “Si no regresan al trabajo, todos ustedes serán despedidos y tendrán que buscar otro lugar donde vivir”. En ese mismo momento, ese mismo día, te despiden y tienes que encontrar otro lugar donde vivir.

    LAURA GOTTESDIENER: Porque vivían en el campo.

    ALFREDO JUÁREZ: Sí.

    LAURA GOTTESDIENER:¿Cómo era el campamento?

    ALFREDO JUÁREZ: Ya sabes, era terrible, sólo había dos camas. Estaban conectadas, había que dormir espalda con espalda. Ellos no compran nada nuevo. Usan las mismas camas durante cinco o seis años, o tal vez por más. Algunas tienen agujeros y algunas tienen pequeños chinches y cosas por el estilo. Y luego el techo, que cuando llueve a veces se se colaba el agua. Así que hacía bastante frío.

    LAURA GOTTESDIENER: ¿Tú vivías allí también? ¿Cómo era vivir allí?

    ÁLVARO JUÁREZ: Hacía bastante frío. Y cuando estaba muy caliente adentro, por la noche, mientras tratábamos de dormir, caían gotas sobre nuestras cabezas.

    LAURA GOTTESDIENER: Alfredo dijo que su familia y él han estado con Familias Unidas desde que los trabajadores abandonaron el campo en 2013, y que él ha participado en las protestas desde ese entonces. Pero cuando no está protestando, está en casa, cantando.

    ALFREDO JUÁREZ: Me gusta cantar y actuar. Y bueno, ahora estoy aprendiendo a tocar la guitarra. He estado practicando como por un mes.
    Quiero seguir siendo parte de Familias Unidas. Y como carrera, quiero actuar y cantar. Así que espero que eso salga bien.

    LAURA GOTTESDIENER: ¿Crees que vas a trabajar en la recolecta este verano?

    ALFREDO JUÁREZ: Sé que voy a recolectar este verano. Es la única manera que puedo conseguir un trabajo, y es la única manera en que puedo ayudar a mi familia. Así que sí, este verano también voy a recolectar con ellos.

    LAURA GOTTESDIENER: Para Democracy Now!, soy Laura Gottesdiener en Burlington, Washington.

    AMY GOODMAN: Democracy Now! también llamó a Driscoll’s y le preguntó al vicepresidente ejecutivo de EE.UU., Soren Bjorn acerca del llamado de los agricultores para boicotear Driscoll’s. Él declaró: “Pensamos que es realmente penoso, porque algunos de los alegatos simplemente no son verdad”. Bjorn dijo que Driscoll’s no estaba considerando dejar de contratar a Sakuma Brothers como uno de sus productores, diciendo: “Desde el 2013, cuando se resolvieron estos problemas, Sakuma no ha hecho nada más que mejorar sus operaciones cada año.” El vicepresidente de Driscoll’s, Soren Bjorn, también hizo un llamado al estado de Washington para que refuerce las protecciones de los trabajadores, diciendo: “En relación a los estándares internacionales, esta es una ley sobre trabajo infantil muy débil”. Mientras el estado de Washington permite que niños trabajen a partir de los 12 años de edad, Driscoll’s dice que ha revisado sus propios estándares recientemente, y que los trabajadores de las fincas de las que compran sus productos deben de tener al menos 15 años de edad.

    Gracias a Laura Gottesdiener y a John Hamilton de Democracy Now! por este reportaje. Esto es Democracy Now!
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    Participaron en la producción del reportaje en español: Igor Moreno, Linda Artola, Juan Carlos Dávila y Clara Ibarra.

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