En Afganistán, el periodista Hamid Seighani murió después de que una bomba colocada en un vehículo explotara el domingo en un suburbio de la ciudad de Kabul. El Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad por el ataque, que se llevó a cabo en un suburbio poblado en su mayoría por personas de la comunidad chiita hazara. Esto ocurrió un día después de que al menos tres personas murieran debido a la explosión de una bomba colocada en una mezquita en la provincia de Nangarhar. Miembros de la comunidad chiita están pidiendo a los talibanes que garanticen su protección tras la ola reciente de ataques mortales.
Zia Qatari: “Afganistán todavía tiene problemas, y hay que mantener la seguridad. Esta es una de las principales responsabilidades del Gobierno de turno: brindar seguridad integral a todos los residentes”.
En noticias relacionadas, funcionarios indios están acusando a Pakistán de bloquear una solicitud para permitir el transporte de 50.000 toneladas de trigo y medicamentos a Afganistán. La crisis humanitaria en el país, exacerbada por la guerra y la sequía, se ha profundizado desde la toma del poder de los talibanes en agosto, al tiempo que 23 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria aguda y nueve millones están al borde de la hambruna, según Naciones Unidas.