Guatemala quería romper con la exclusión, la manipulación de la justicia y la corrupción: Bernardo Arévalo asume como presidente a pesar del sabotaje en su contra

Original en Español17 de enero de 2024
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El lunes 15 de enero, Bernardo Arévalo prestó juramento como presidente de Guatemala. Durante meses, la dirigencia conservadora del país había intentando descalificar su aplastante victoria en la segunda vuelta celebrada en agosto. Para ello, lo acusaron de fraude y persiguieron a su partido progresista, Movimiento Semilla, hasta las horas previas a la toma de posesión. Arévalo es hijo del primer presidente elegido democráticamente de Guatemala, quien gobernó entre 1945 y 1951 e implementó una serie de reformas revolucionarias, hasta que un golpe de Estado respaldado por la CIA derrocó a su sucesor e inició un largo período de gobiernos autoritarios en el país. Mucha de la gente que apoya a Arévalo ve su presidencia como una nueva primavera para Guatemala. Analizamos la batalla para defender su victoria electoral, la movilización social a favor de la democracia y cuáles son las perspectivas y expectativas para el nuevo Gobierno guatemalteco con Lucía Ixchiu, líder indígena del pueblo K’iche actualmente exiliada; y Frank La Rue, activista de derechos humanos, abogado y observador del proceso electoral de Guatemala.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now! Democracynow.org. El informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman, con Juan González. Hoy analizamos la situación en Guatemala, donde muchos dicen que hay una nueva esperanza después de la toma de posesión del nuevo presidente, Bernardo Arévalo, quien asumió el cargo junto con la vicepresidenta Karin Herrera pasada la medianoche del lunes, hora de Guatemala. Pero ese no era el horario previsto para la ceremonia, los legisladores de la oposición retrasaron la posesión por más de nueve horas, el último intento de la élite corrupta de Guatemala para bloquear la investidura de Arévalo.

El retraso desató protestas, debido a que miles de personas habían llegado a Ciudad de Guatemala desde todos los rincones del país el domingo para presenciar el momento histórico. Mientras líderes indígenas celebraban ceremonias y mítines, la Plaza Constitucional y el centro histórico de Ciudad de Guatemala estaban llenos de gente para celebrar. Arévalo habló el lunes después de que finalmente fue juramentado.

BERNARDO ARÉVALO: “Lo que podría parecer simplemente el desenlace de un proceso político y de cambios formales en las instituciones, es en realidad el punto de partida para una transformación que ha empezado en cada uno y cada una de nosotros. En este horizonte compartido, estamos unidos para tejer la historia de un país al que todos aspiramos ver florecer y prosperar. No podemos limitarnos a soñar con el futuro o a aferrarnos al pasado. Debemos asumir la responsabilidad del presente, y el presente en Guatemala nos presenta desafíos tremendos que no podemos ignorar.

AMY GOODMAN: Luego de su investidura, Arévalo tuiteó: “Guatemala avanza”. En sus primeras declaraciones como presidente, Arévalo agradeció a los jóvenes de Guatemala, así como a las comunidades indígenas que han liderado las protestas frente a la Fiscalía General de Guatemala. La victoria de Arévalo conmocionó a la élite política y empresarial de derecha del país, que ha controlado gran parte de Guatemala durante décadas. Desde su victoria en agosto, la fiscal general guatemalteca Consuelo Porras desató una campaña para evitar que Arévalo asumiera el cargo, que también estuvo dirigida a otros miembros del partido Semilla, con acusaciones infundadas de fraude y otras alegaciones.

Bernardo Arévalo es hijo del expresidente Juan José Arévalo, el primer líder democráticamente elegido de Guatemala, quien impulsó políticas revolucionarias durante su mandato de 1945 a 1951. Tres años más tarde, en 1954, la CIA respaldó un golpe de Estado que puso fin a la democracia en Guatemala. Los partidarios de Bernardo Arévalo ven su presidencia como el florecimiento de una nueva primavera para Guatemala.

Para más información, nos acompañan dos invitados. En Bilbao, España, está Lucía Ixchiu, líder indígena k’iche exiliada; y en ciudad de Guatemala, Frank La Rue, activista y abogado de derechos humanos guatemalteco.

Frank, comencemos con usted en Ciudad de Guatemala, donde gran parte de los hechos tuvieron lugar el domingo hasta el lunes en la madrugada. Explique el estado de ánimo en el país. ¿Qué tan épico es este momento, dada la historia de Guatemala? Finalmente, después del retraso de nueve horas de la ceremonia, Guatemala tiene un nuevo presidente.

FRANK LA RUE: Gracias, Amy. Este es un momento muy especial para Guatemala, porque es una profunda transición como pocas que han habido en la historia del país. Efectivamente, la inauguración de Bernardo Arévalo y Karin Herrera fue sorprendente porque enfrentó todos los obstáculos que la élite y el “pacto de corruptos” pusieron por delante. La victoria de ellos fue para la derecha guatemalteca una sorpresa.

No esperaban que un partido pequeño, honesto y sin fondos pudiera ganar, y por eso nadie le había prestado importancia anteriormente. Y, sin embargo, al entrar en segundo lugar en la primera vuelta todo cambió. De repente el entusiasmo de la población se sintió y fue posible organizar a la población para defender su voto en la segunda vuelta. Y en la segunda vuelta sacaron más de 20% de diferencia con quien tenía el primer lugar.

La victoria fue incuestionable, absolutamente, por la movilización masiva del pueblo de Guatemala, pero lo más importante es que mucha de la gente que se movilizó eran personas que no necesariamente conocían a Bernardo Arévalo personalmente, ni lo habían conocido antes, si no que confiaban en la honestidad que habían visto que él tenía y la bancada de Semilla [tenía] en el Congreso. Confiaron en la honorabilidad del partido, un partido pequeño pero honesto y serio.

Esta era la gran oportunidad del pueblo de Guatemala de romper con la gran corrupción que ha imperado en los últimos gobiernos. Pero además, con la dictadura legal que se estaba haciendo, el acoso judicial a través del Ministerio Público y Consuelo Porras contra todos los defensores y defensoras de derechos humanos, contra líderes indígenas, líderes comunitarios, contra todas las organizaciones sociales, periodistas e incluso contra fiscales y jueces honestos.

Entonces, la población estaba harta de esta realidad y se volcó a las calles primero a votar, pero como la transición fue tan larga desde agosto hasta enero, la derecha y la élite y el “pacto [de corruptos]” hicieron muchos intentos de hacer un golpe de Estado técnico, como le llamamos, de obstaculizar la toma de posesión, de evitar que el partido Semilla con Bernardo Arévalo llegara al poder. Y esos esfuerzos llegaron hasta el último día, hasta el día de la transición, hasta el 14 de enero. Es increíble lo que fueron capaces de hacer para tratar de bloquear. Y por eso la sesión del Congreso se tardó nueve horas, porque todavía en el Congreso hicieron maniobras legales para evitar que la nueva junta directiva del Congreso fuera electa.

Por fin imperó el derecho de la población e imperó la legalidad y de alguna forma se rescató la democracia dentro de la misma institucionalidad del Estado, que funcionó. Un factor fundamental en todo esto que rescató el momento fue la movilización de los pueblos indígenas, las autoridades ancestrales que son autoridades locales, los 48 cantones de Totonicapán, las alcaldías indígenas de varios municipios, que juntos lograron establecer un movimiento nacional que dijo: “Nosotros no estamos por un partido, por una ideología, nosotros estamos aquí por defender nuestro voto, no vamos a permitir que nos roben el voto y estamos por defender la democracia”.

Hoy la democracia de Guatemala fue rescatada por las comunidades de los pueblos indígenas y las autoridades ancestrales y debemos rendirles ese honor y ese reconocimiento. Y creo que esa es la garantía del futuro. También es la garantía de que esta democracia y esta transición es irreversible, porque el pueblo de Guatemala la va a defender en el país entero por estas comunidades indígenas que han sufrido los 500 años de marginación y de discriminación. Hoy se siente que hay una oportunidad, no de resolver todos los problemas de inmediato, sino de empezar un proceso de transición y crear una Guatemala distinta.

JUAN GONZÁLEZ: Frank, ¿nos puede hacer un resumen de cómo surgió Semilla como fuerza política y cómo llegó a este punto?

FRANK LA RUE: Semilla fue el esfuerzo de hace seis años más o menos. O sea, ellos han participado únicamente en dos elecciones y por eso es un partido reciente, un partido pequeño. Quien tuvo la idea es un gran académico, sociólogo, economista, guatemalteco que ya falleció, Edilberto Torres Rivas, que fue el que convocó inicialmente a sectores honorables de la sociedad que quisieran empezar a reunirse alrededor de la idea de una verdadera democracia y de una honestidad en la gestión pública. De hacer de la gestión pública un servicio y no un beneficio. Porque toda la impresión que había imperado, y desgraciadamente eso se impregna hasta los niveles a veces municipales, es que la gestión pública es para aprovecharse y para enriquecerse. Este partido logró en las elecciones pasadas, en las elecciones primeras en que participaron, ganar siete diputados de 160, un porcentaje muy reducido. Pero esos siete diputados se condujeron con mucha honorabilidad y nunca se permitieron la corrupción.

Esto fue muy importante, porque esto fue lo que les dio la credibilidad que en estas recientes elecciones la población sintió y votó por ellos. Entonces, es un partido que no había enfrentado la derecha porque no le veían posibilidad de ganar, porque lo veían pequeño, distante y especialmente sin fondos. Y fue la gran sorpresa, la gran sorpresa de que este pequeño partido fue el que inspiró, fue la chispa que inspiró el optimismo y el entusiasmo de las grandes mayorías en Guatemala para un cambio. Lo que la gente quería era un cambio hacia un futuro distinto, que rompa con la exclusión, que especialmente rompa con la impunidad y la manipulación de la justicia y que rompa con la corrupción. Y eso fue lo que motivó a la población.

JUAN GONZÁLEZ: Y tenemos también a Lucía Ixchiu con nosotros. Lucía, ¿nos puede hablar de su reacción a los acontecimientos de los últimos días y de qué usted espera que ocurra ahora en su país?

LUCÍA IXCHIU: Bueno, como activista, periodista y persona política activa en Guatemala, ver lo que está ocurriendo en estos momentos en el país sin duda ha sido profundamente doloroso, porque lo estoy haciendo desde el exilio, desde la criminalización forzada del Gobierno por la persecución, por la violencia que nos ha tocado vivir a cientos de personas que estamos fuera del país, viendo desde fuera, pero también con mucha esperanza y con mucha emoción, porque creo que todo por lo que hemos trabajado se ve reflejado en este resultado electoral. Todo por lo que hemos trabajado en los medios de comunicación indígenas, disputando la narrativa hegemónica, todo por lo que hemos trabajado desde el movimiento estudiantil con las protestas del 2015, donde fui líder y representante estudiantil de estas jornadas importantes e históricas y vemos que los cambios y los movimientos sociales y las sociedades como tal no se mueven necesariamente en función de las necesidades y de las urgencias que tenemos, porque hubiésemos soñado con este resultado electoral después del 2015, pero nos tocó enfrentar y vivir estos procesos sociales, que son lentos, que son a veces más lentos de lo que quisiéramos —dos elecciones después—. Y entonces vemos que toda esta estrategia de comunicación, de acción política, porque yo vengo de un colectivo que se llama Festivales Solidarios, con el que nos hemos organizado desde el arte desde hace diez años, protestando, denunciando la criminalización de los líderes indígenas, defensores del territorio, hablando de la crisis climática, hablando del extractivismo, evidenciando la corrupción y la impunidad en el país y disputando narrativa hegemónica, jamás nos imaginamos que esto fuera a ocurrir y recuerdo que antes de la movilización indígena, antes del proceso electoral, el panorama para nosotros era muy sombrío, era muy complejo. Veíamos y creíamos que Zuri Ríos, la hija del genocida Efraín Ríos Montt, que además movilizó y quebró la Constitución, iba a ser quién iba a ser la presidenta, y eso iba a significar que nosotros estuviéramos diez años, quizás como mínimo, fuera del país para poder regresar.

Ese era el panorama que nosotros imaginábamos, esa continuidad de la dictadura de extrema derecha. Y al ver esto realmente, especialmente después de la primera vuelta… algo también importante que creo que hay que mencionar es que como país, desde la primera vuelta electoral en junio del año pasado, no hemos dormido, no hemos dormido los migrantes y exiliados que estamos fuera del país, no ha dormido la población que se encuentra dentro de Guatemala, porque cada amanecer, cada noche la dictadura salía con algo. Salía con un caso nuevo, salía con un nuevo intento de frenar el proceso electoral y demás.

Y entonces fueron seis meses de angustia y de terror para la población. Y en algún momento yo recuerdo que cuando amanecíamos en Europa yo no quería encender el celular porque lo que íbamos a ver iban a ser malas noticias. Entonces, esto es esperanzador, sin duda, y realmente abre una posibilidad para que quienes estemos en el exilio podamos regresar.

JUAN GONZÁLEZ: Como dice, usted está en exilio en España. ¿Espera regresar a su país? ¿Puede hablarnos un poco de su experiencia personal con la represión del Gobierno anterior?

LUCÍA IXCHIU: Bueno, la represión en mi trabajo que inició hace más o menos diez años, empezó con el Gobierno de Otto Pérez Molina porque en 2012 hubo una masacre en mi pueblo y es la razón por la cual yo me hago activista, defensora del territorio y periodista. Y entonces, estamos hablando que el Estado ha montado casos de persecución, de amenazas, atentados y justo del 2014 para acá el incremento de la agresión que hubo hacia a mi persona y también hacia mi hermana y hacia el colectivo, se disparó.

Y en el contexto de la pandemia del COVID-19, sin duda en el contexto del Gobierno de Alejando, fue durísimo para toda la gente que estamos involucrados en el mundo de los derechos humanos, en el mundo de la comunicación y el sector justicia, como bien lo mencionaba Frank. Entonces, obviamente lo que vemos es, de manera inevitable, tener que abandonar el país, porque la cárcel y la criminalización es una tortura y está considerada también, al igual que el exilio, como crímenes de lesa humanidad.

Entonces nosotros no queríamos… Nosotros tenemos diez años de acompañar prisión política de defensores del territorio. Nosotros sabíamos lo que nos esperaba dentro de la cárcel y decidimos movernos, porque sabíamos que en medio de lo doloroso que era salir del país, íbamos a jugar un rol importante de denuncia fuera. Y efectivamente, eso es lo que hemos hecho. Hemos montado un tour de denuncia que se llama “Expansión de la solidaridad” para hablar y visibilizar la situación de Guatemala, porque la región centroamericana es sumamente invisibilizada. Nadie sabe ni siquiera que existe Centroamérica y qué países existen en Centroamérica. Entonces, a pesar del racismo de las fronteras, a pesar de la violencia de los Estados de la Unión Europea y de cómo nos ven las sociedades a los migrantes y a los refugiados, con toda esa barrera nosotros hemos decidido seguir denunciando y visibilizando la situación que enfrentaba el país, haciendo incidencia en todos los países posibles, en todos los sitios de toma de decisión de la Unión Europea y en algunos sitios, sobre todo de sociedad civil, en Estados Unidos. Porque nos parece importante que la voz de los migrantes, y en este caso exiliados y refugiados, también se visibilice y también se haga presente en este contexto.

O sea que al salir al exilio del país nosotros hemos continuado luchando con una convicción política, porque teníamos dentro de nosotros muy profundamente guardado que íbamos a poder regresar si nosotros sumábamos a este proceso de transición y lo vemos como una posibilidad, obviamente la fiscal general del Ministerio Público, Consuelo Porras, sigue siendo la misma persona y es parte de las renuncias que exigimos como comunidad migrante y criminalizada y exiliados. Y es también parte de las denuncias y las exigencias de las autoridades indígenas en Totonicapán y en todo el país, exigiendo la renuncia de esta funcionaria que ha sido alfil de la dictadura en el país.

AMY GOODMAN: Frank La Rue, hable del vínculo histórico entre el “pacto de corruptos” (la élite militar, gubernamental y empresarial de la actualidad) y el golpe de Estado respaldado por Estados Unidos en 1954 que derrocó al presidente democráticamente electo Árbenz, quien llegó al poder unos años después de que el padre de Arévalo fuera el primer presidente en ser elegido democráticamente, fundador de gran parte de la institucionalidad de la Guatemala moderna.

FRANK LA RUE: Sí, efectivamente, en el 44 se dio la una revolución democrática y el primer presidente electo fue José Arévalo, el padre de Bernardo Arévalo, y posteriormente fue Jacobo Árbenz, que fue derrotado por el golpe de Estado del 54, promovido por la élite guatemalteca, la derecha, y apoyado por Estados Unidos y la administración Eisenhower. Desde ese época hubo un pacto entre la élite económica y los militares, que llevó por un período de sangre tremendo al país.

Hubo un período de genocidio en la época de Ríos Montt, en el 82 y 83, con 200.000 víctimas en Guatemala ante las luchas del pueblo guatemalteco. Pero ahora el actual “pacto de corruptos” que evolucionó, que es la misma élite, porque esta es una elite que ha estado en el dirigiendo la economía y la política del país por 200 años, lo que es novedoso y la razón por la que ahora se le puso el nombre de “pacto de corruptos” es que fueron un paso más, que era más grave, y es hacer una alianza con el crimen organizado. Ya no solo eran los grandes empresarios de familias oligárquicas, con militares o con políticos corruptos, sino ahora también con el crimen organizado.

Y esto se ve especialmente en los últimos cuatro Gobiernos, el Gobierno del general Otto Pérez, el Gobierno de Jimmy Morales y los últimos tres Gobiernos, y el Gobierno de Giammattei. Ahora, el Gobierno reciente de Alejandro Giammattei, el que terminó esta semana, fue el más descarado en la corrupción. Estos gobernaban para enriquecerse, no hicieron ninguna obra, no hicieron absolutamente nada. El país se está deteriorando, con la pandemia colapsó el sistema escolar, la desnutrición crónica infantil subió, los servicios de salud están colapsados. Recientemente, el hospital más grande e importante del país estuvo 37 horas sin luz eléctrica. El país es un caos total. Las carreteras, intransitables, porque esta gente se dedicó exclusivamente a robar. Y como decía Lucía, quienes protestaban ahora la represión ya no era usando la violencia, sino ahora voltearon el servicio legal. El Ministerio Público, la fiscal general, Consuelo Porras, empezó a sacar a los buenos fiscales, que los había. Empezaron a perseguirlos legalmente y empezaron a perseguir a jueces honorables. Hay más de 40 administradores de justicia entre fiscales y jueces. Están fuera del país en el exilio. Persiguieron a periodistas, persiguieron a líderes estudiantiles, especialmente de la Universidad de San Carlos, la Universidad Nacional, y persiguieron a líderes comunitarios y líderes de la tierra y del medio ambiente.

Todo mundo sufrió persecución legal. Entonces el temor hoy era el sistema de justicia, que es la ironía más grande. Ese fue el instrumento de implementación de una dictadura con argumentación legal, digamos. Era lo que en inglés algunos llaman el “Lawfare”, a mí me parece mejor “acoso judicial”, utilizado para intimidar a toda la población. Esa dictadura colapsó ahora, creo yo, con la victoria de Semilla y la transición de poder.

Eso honra la memoria de las 200.000 víctimas que hubo en Guatemala desde el 54 hasta ahora, honra el proceso de paz que se logró en el 96, que costó muchas vidas, pero también honra la memoria de estos pueblos originarios, los pueblos indígenas de Guatemala, que con sus autoridades ancestrales han mantenido por 500 años una lucha por lograr la igualdad de derechos y lograr los beneficios comunes del país.

JUAN GONZÁLEZ: Frank, ¿nos puede hablar un poco de la diáspora guatemalteca, tanto económicamente como políticamente, porque hace solamente cuatro años que los ciudadanos guatemaltecos en el exterior pueden votar en elecciones en Guatemala?

FRANK LA RUE: Es, efectivamente, el voto no se permitía. Solo en dos elecciones ha habido votos en el extranjero y es un voto realmente muy pequeño, porque el mismo régimen electoral de Guatemala, el poder, no ha facilitado el voto estableciendo algún tipo de voto electrónico o de otro tipo. Lo hacen en dos o tres consulados y sólo con la población que puede trasladarse y pagar su traslado a algún consulado. Y las distancias son grandes, tanto en Estados Unidos, Canadá como en Europa. Entonces, esto hace muy difícil la posibilidad de participar del voto. Entonces, en este momento la presión de la comunidad migrante guatemalteca está más bien en el tema económico. La economía de Guatemala ha sobrevivido a la corrupción y a la dictadura que hemos tenido, la dictadura legal, digamos, gracias a las remesas, a las transferencias, las remesas representan un ingreso de divisas mayor que todas las exportaciones juntas. Entonces, claro, esto mantiene a flote la moneda nacional, el quetzal, y mantiene un ambiente falso de estabilidad. Pero estas comunidades de guatemaltecos, esta diáspora guatemalteca tiene un poder político enorme a través de esas remesas, un poder que todavía tiene que llegar a utilizar, creo yo, para garantizar la democracia en el futuro.

AMY GOODMAN: Por último, Lucía Ixchiu, ¿qué debe pasar para que pueda regresar a su país? Usted representa a mucha gente al ser una joven activista estudiantil y también activista indígena que sintió que debía salir de Guatemala, como tantos otros lo hicieron. ¿Qué tiene que pasar para que regrese de Bilbao?

LUCÍA IXCHIU: Bueno, nosotras en realidad hemos estado analizando que el posible regreso a casa, que el posible retorno, tiene que hacerse de manera inteligente, tiene que hacerse de manera planificada, porque sabemos que de los retos más grandes que tiene el Gobierno de Bernardo Arévalo es que la fiscal general, Consuelo Porras, continúa siendo la jefa del Ministerio Público, de esta oficina, que ha cometido delitos contra la Constitución, que ha atentado contra el Estado de Derecho y que ha sido la alfil de golpes de Estado técnicos y de violentar el orden constitucional del país desde el 2017.

Entonces, obviamente nosotros sabemos que esta dictadura judicial todavía no ha empezado a desmoronarse, pero no ha sido realmente solventada. Entonces, los retos más grandes que enfrenta el Gobierno y que enfrentamos como migrantes exiliados y como diáspora guatemalteca fuera del país es obviamente que esta fiscal presente su renuncia, y es lo que se ha venido exigiendo desde hace más de seis meses, cuando el Ministerio Público secuestró las urnas que contenían los votos de los guatemaltecos, lo que desencadenó en un paro nacional indígena histórico de más de 104 días de movilización, que ha sido importantísimo y que también ha dañado muchísimo el sector económico de los pueblos.

Entonces hay mucho trabajo por hacer. Nosotros sabemos que los retos que tiene el Gobierno no son fáciles y por eso creo que desde fuera y desde la responsabilidad, nuestras acciones tienen que ser propositivas y en apoyo a esta transición, porque se necesita del involucramiento tanto de migrantes como de la población que reside en el país y de todos los sectores para poder sacar a Guatemala de ese quinto lugar de pobreza extrema a nivel mundial, de esa situación de analfabetismo y de ese lugar que ocupa en este momento. Entonces pues los retos son enormes, pero nosotros vamos a ir viendo de manera paulatina nuestro retorno como migrantes y como refugiados políticos.

AMY GOODMAN: Lucía Ixchiu, muchas gracias por estar con nosotros. Espero que la próxima entrevista sea en Guatemala. Ex líder estudiantil guatemalteca, líder indígena k’iche exiliada en Bilbao, España. Y muchas gracias a Frank La Rue, activista de derechos humanos y abogado guatemalteco, quien nos acompañó desde Ciudad de Guatemala. Para ver nuestra entrevista completa en inglés, en la que también hablamos con la congresista de Semilla Andrea Villagrán, visite democracynow.org. Soy Amy Goodman con Juan González. Esto es Democracy Now!

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