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En los primeros 46 días de 2024, en Estados Unidos se han registrado 49 tiroteos masivos; más de uno por día. En total, en lo que va del año, casi 5.000 personas han muerto a causa de la violencia con armas de fuego, la más reciente de las cuales es Elizabeth “Lisa” López-Galvan, presentadora de radio y madre de dos hijos que, el miércoles 14 de febrero, recibió varios disparos fatales durante el desfile de celebración del campeón del Super Bowl en Kansas City, Misuri. Otras veintidós personas, muchas de ellas menores de edad, resultaron heridas en el tiroteo, que comenzó cuando el acto estaba llegando a su fin. La legislación para el control de armas de fuego de Misuri está entre las más permisivas del país: no exige verificaciones universales de antecedentes, no pone restricciones para el acceso a armas de asalto, no prohíbe los cargadores de gran capacidad, no impone períodos de espera para comprar un arma y no restringe el porte de armas a los perpetradores de violencia doméstica.. “Lamentablemente, esto no nos sorprende”, dice la activista y presentadora del podcast Undistracted, Brittany Packnett Cunningham, nacida en Misuri. La ciudad de Kansas City tiene una de las tasas de homicidios más altas del país y, el año pasado, estableció un nuevo récord de violencia con armas de fuego. Packnett Cunningham atribuye esta violencia a la influencia del poderoso lobby de las armas y pide a los legisladores que rechacen el financiamiento proveniente de grupos como la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que promueven este tipo de permisividad en el uso y posesión de armas.
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