
En la ciudad de Nueva Orleans y las localidades circundantes del estado de Luisiana se está llevando a cabo una enorme campaña represiva de control migratorio, apodada “Operación Catahoula Crunch” por el Gobierno de Trump. Según documentos difundidos sobre la planificación de esta campaña, se desplegarán 250 agentes federales con la intención de realizar cinco mil detenciones en dos meses. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha dicho que la operación se enfocará en “lo peor de lo peor”, aunque la cantidad de detenciones a la que se está apuntando sugiere que se llevarán a cabo redadas masivas, que probablemente afecten también a personas que no tienen antecedentes penales, como ha sucedido en otras campañas de persecución a migrantes.
“Van a perseguir a todas las personas que puedan y como, desafortunadamente, cuentan con la autorización de la Corte Suprema, el sesgo racial será parte de su abordaje”, señala Homero López, director jurídico de la organización Immigration Services and Legal Advocacy, ISLA, que trabaja en Nueva Orleans. “Lo que están haciendo es llevarse gente de nuestra comunidad: nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestros familiares”.
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