
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha presentado un informe en el que concluye que los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos que golpearon y provocaron la muerte de Anastasio Hernández Rojas, un padre de familia mexicano, son responsables de actos de tortura. Es la primera vez que esta comisión, que investiga de manera independiente las ejecuciones extrajudiciales y las violaciones de derechos humanos, emite tales conclusiones contra una agencia de seguridad estadounidense. En 2010, Rojas estaba intentando cruzar la frontera sur del país para regresar a San Diego, donde había vivido durante 25 años antes de ser deportado, y reunirse con su esposa y sus cinco hijos, cuando fue detenido por agentes fronterizos, quienes lo golpearon brutalmente y le aplicaron descargas eléctricas mientras estaba esposado, hasta que Rojas murió de insuficiencia cardíaca. Su muerte fue posteriormente catalogada como homicidio.
Rodney Scott, la persona nominada por el presidente Trump para dirigir la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, está acusado de obstruir la investigación criminal sobre la muerte de Rojas.
El dictamen de la CIDH “expone la falta de control que existe sobre el poder policial en Estados Unidos y responsabiliza a Estados Unidos por lo que constituye una de las peores violaciones a los derechos humanos, que es quitar una vida”, dice Andrea Guerrero, directora ejecutiva de la organización Alliance San Diego.
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