
El martes 26 de agosto, el Gobierno de Trump suspendió a parte del personal de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) responsable de la carta para el Congreso firmada por más de 180 empleados y exempleados, para advertir que los recortes presupuestarios y la mala gestión están poniendo en riesgo la capacidad de la agencia para cumplir con su función. En la carta, el grupo de empleados disidentes señala que la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y el administrador interino de la FEMA, David Richardson, carecen de las calificaciones y la autoridad necesarias para supervisar las operaciones del organismo y alerta que las políticas que está implementando el Gobierno podrían dar lugar a un desastre ecológico comparable al huracán Katrina en 2005. La carta, titulada “Declaración de Katrina”, se difundió pocos días antes del vigésimo aniversario de dicho huracán, uno de los desastres ambientales más letales y costosos de la historia de Estados Unidos.
Jeremy Edwards, exportavoz de la FEMA y uno de los firmantes de la carta, expone las demandas del grupo y señala que el huracán Katrina es un ejemplo nefasto de “lo que sucede cuando las personas que están a cargo no se toman en serio la misión de la agencia”.
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