
Las autoridades de Indonesia han lanzado una brutal represión contra las manifestaciones que se extienden por todo el país, desencadenadas por la indignación social frente a las generosas prestaciones de vivienda y otros beneficios otorgados a figuras políticas en medio de una crisis cada vez más profunda generada por el alto costo de vida. Las protestas se intensificaron tras la difusión de un video en el que se ve a un vehículo policial atropellando a un conductor autónomo de moto-taxi, que luego murió a causa de las lesiones. Desde finales de agosto, las fuerzas de seguridad han detenido a más de tres mil personas.
“El problema subyacente es la desigualdad económica”, señala con respecto a las manifestaciones Andreas Harsono, investigador sobre Indonesia de la organización Human Rights Watch. Harsono añade que, particularmente, la muerte del taxista “simboliza las dificultades que muchos indonesios vienen enfrentando”, en momentos en que mucha gente se ha visto obligada a realizar trabajos esporádicos a través de plataformas digitales para obtener ingresos adicionales.
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