La curiosidad no mató a este gato

Columna13 de noviembre de 2007
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    Por Amy Goodman

    “He sido más o menos reconocido por haber honrado las vidas de aquellos de nosotros que no han sido honrados; por dar voz a una cara entre la multitud”. Esa es la frase con la que comienzan las esperadas memorias de Studs Terkel, tituladas “Touch and Go” (Nada es Seguro). Hice una peregrinación hasta Chicago para ver a Studs Terkel, uno de los mejores periodistas, entrevistadores y narradores del siglo XX.

    Después de escribir una decena de libros, ganar el Premio Pulitzer, producir una obra de teatro en Broadway, ganar la Medalla de la Fundación Nacional del Libro por su Distinguida Contribución a las Letras Estadounidenses, ser reconocido con el Premio a la Trayectoria George Polk y con la Medalla Presidencial Nacional de Humanidades, y después de presentar durante casi medio siglo un programa de radio diario en la emisora WFMT de Chicago, Studs ha escrito sus memorias a los 95 años de edad. “Grabo, luego existo”, escribe. “Grabo, luego existen. ¿Quiénes son ellos, los etcéteras de la historia, raramente merecedores de una nota a pie de página? ¿Quiénes son aquellos a los que rara vez los poetas han cantado?”

    Aunque ganó su Pulitzer por “The Good War” (La Guerra Buena), su historia oral sobre la Segunda Guerra Mundial, afirma que hay una generación mejor:

    “Fue en los años 60, era el momento del movimiento por los derechos civiles, esa generación floreció, al menos por un tiempo, y hubo un auge, un resurgimiento, era el momento del feminismo; los gays y lesbianas salieron a la luz como personas libres. Esa fue, creo yo, la mejor generación”.

    A pesar de que es un hombre del siglo XX, sigue escribiendo sobre el siglo XXI. De hecho, acaba de demandar a AT&T por colaborar con el gobierno en las escuchas telefónicas ilegales.

    Terkel asegura que esto no es nuevo. Fue víctima de espionaje en la década del 50, durante la era McCarthy. Sobre los espías del gobierno y sus aliados en las empresas de telecomunicaciones, los anteriores y los actuales, Terkel dice:

    “Son antiestadounidenses. Thomas Paine, el más elocuente visionario de la Revolución Estadounidense, habla sobre un país en el que cualquier ciudadano común puede mirar a un rey y decirle: ‘¡Piérdete!’ He conocido esto antes, porque mi teléfono fue intervenido en los días en los que la palabra clave era ‘comunista’”.

    A causa de sus opiniones, Terkel apareció en las listas negras y perdió su programa, “Stud’s Place” (El sitio de Stud). Entonces, la legendaria cantante afroestadounidense de gospel Mahalia Jackson insistió en que Stud fuera contratado como presentador de su programa. La CBS exigió que Terkel firmara un juramento de lealtad. Cuando se negó a hacerlo, amenazaron con despedirlo. Ella les dijo: “Miren, si despiden a Studs, búsquense a otra Mahalia Jackson”. La CBS se echó atrás. Studs recuerda lo sucedido: “¿Sabes qué pasó? Nada. Tienes que hacerles frente hasta que se echen atrás”.

    Terkel es un feroz crítico de la administración Bush, pero también de la falta de conocimiento del contexto histórico de la sociedad estadounidense, que ha permitido a este gobierno persistir en su comportamiento, atacar Irak, planear un ataque contra Irán:

    “¿Cómo puede ser que al final de la Segunda Guerra Mundial fuéramos la nación poderosa más respetada del mundo? ‘Respetada’ es la palabra clave. Hoy somos la más despreciada. ¿Cómo es posible? El propio pueblo estadounidense no tiene memoria del pasado. Gore Vidal usa la expresión ‘Estados Unidos de Amnesia’. Yo digo “Estados Unidos de Alzheimer”. ¿Qué es lo que sabemos sobre por qué estamos en Irak? Ellos dicen: “cuando atacan nuestra política, están atacando a nuestros soldados”. Al contrario, se trata de defenderlos. Darles la bienvenida cuando vuelvan a casa con sus familias. La guerra se construyó sobre una mentira obscena. Eso lo sabemos ahora. Esta falta de conocimiento de la historia se nos ha negado”.

    Uno de los grandes oyentes del siglo pasado, Studs Terkel, está perdiendo su capacidad auditiva. Studs me dijo: “Cuando Robert Browning escribió ‘Ven y envejece junto a mí, lo mejor está aún por llegar’, estaba mintiendo descaradamente. Pero lo que sí puedes conservar es la memoria”. Su memoria casi fotográfica es igualada únicamente por su continuo y apasionado interés por la vida de la gente y los movimientos que consiguen mejorar esas vidas. Studs bromea: “Mi epitafio ya ha sido escrito: La curiosidad no mató a este gato”. Ya está trabajando en su próximo libro.
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