¿Hacia dónde vamos?

Columna02 de abril de 2008
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    Por Amy Goodman

    Han pasado 40 años desde que el Dr. Martin Luther King Junior fue asesinado en Memphis, Tennessee, cuando se hallaba en el balcón de la habitación del Lorraine Motel en la que se alojaba. King se encontraba allí para apoyar a los recolectores de basura en huelga, hombres afroaestadounidenses que soportaban terribles condiciones de trabajo a cambio de salarios miserables. A pesar de que el equipo de King se oponía a que viajara debido a que estaban trabajando intensamente en organizar la nueva iniciativa de King, Poor People’s Campaign (Campaña de los Pobres), el propio King sabía que los recolectores de basura se hallaban en el mismísimo frente de la lucha contra la pobreza.

    Viajé a Memphis para el aniversario del nacimiento del Dr. King. Allí entrevisté a Taylor Rogers, uno de los recolectores de basura en huelga que se manifestaron junto a King. Rogers me contó:

    “En ese momento, 1968, 1.300 recolectores de basura estábamos hartos de ser maltratados, de trabajar en exceso y de cobrar poco. Decidimos que íbamos a ponernos de pie, ser hombres y hacer algo para cambiar nuestras condiciones de vida. Y eso es lo que hicimos. Nos pusimos de pie, y le dijimos al alcalde de Memphis Henry Loeb ‘Yo soy un hombre’”.

    Mientras organizaba acciones para luchar contra la pobreza, King también se manifestó enérgicamente contra la guerra de Vietnam, distanciándose así del presidente Lyndon Johnson, que hasta ese momento había sido su aliado. Justo un año antes de que fuera asesinado, el 4 de abril de 1967, King pronunció su discurso “Beyond Vietnam” (Más allá de Vietnam) en la Iglesia Riverside de la ciudad de Nueva York. Allí dijo: “Hace unos años hubo un momento de luz en esta lucha. Parecía que había una verdadera promesa de esperanza para los pobres, fueran blancos o negros, gracias al programa contra la pobreza. Hubo experimentaciones, esperanzas, nuevos comienzos. Entonces llegó la escalada militar en Vietnam, y vi cómo el programa era quebrado y descuartizado, como si fuera alguna clase de frívolojuguete político de una sociedad que se había vuelto loca con la guerra. Y supe que Estados Unidos nunca invertiría los fondos o la energía necesarios para rehabilitar a sus pobres mientras aventuras como Vietnam siguieran absorbiendo hombres y destrezas y dinero como un diabólico y destructivo tubo de aspiración. Así que cada vez me vi más obligado a considerar la guerra como un enemigo de los pobres y a atacarla como tal”.

    Siguió diciendo: “Nunca más podría alzar mi voz contra la violencia de los oprimidos en los guetos sin antes haberle hablado claramente al mayor generador de violencia del mundo actual: mi propio gobierno”.

    La revista Time calificó el discurso como una “calumnia demagógica que parecía un guión para Radio Hanoi”. El Washington Post declaró que King había “reducido su utilidad para con su causa, su país, su gente”.

    King estableció una relación fundamental entre la pobreza en nuestro país y el hecho de llevar adelante guerras en el extranjero. Dicho vínculo, lamentablemente, sigue siendo tan significativo hoy como lo era el último año de la vida de King. Un nuevo informe del Instituto de Estudios Políticos (IPS, por sus siglas en inglés) titulado “40 Years Later: The Unrealized American Dream” (40 años después: el incumplido sueño americano ) analiza elementos clave de la desigualdad que los afroaestadounidenses padecen en Estados Unidos en los ámbitos de la educación, el empleo y la acumulación de riqueza.

    Acerca de la educación, el informe del IPS afirma que los índices de titulación universitaria de los afroestadounidenses no se equipararán con los índices de graduación de los blancos durante los próximos 80 años. Con respecto a salarios, la brecha entre blancos y negros no desaparecerá durante más de 500 años, de acuerdo a los índices actuales. Más de la tercera parte de los afroestadounidenses gana menos de 20.000 dólares al año, sin descontar los impuestos.

    Los afroestadounidenses también están muy por detrás en lo concerniente a la acumulación de riqueza. Añadamos a esto un mayor índice de encarcelamiento, menor acceso a los seguros médicos y una menor expectativa de vida. La “Campaña de los Pobres” de King fue más allá de la barrera racial, llegando a los pobres de raza blanca en lugares como los Apalaches. Hoy en día, uno de cada cinco habitantes de Virginia Oeste depende de los cupones de alimentación, al igual que uno de cada diez habitantes de Ohio, y, según Jim Weill, presidente del Food Research and Action Center (Centro de Investigación y Acción sobre la Alimentación), uno de cada tres niños de Oklahoma ha dependido de los cupones de alimentación en algún momento del año pasado. Es evidente que el objetivo del Dr. King de llevar a su gente “a la tierra prometida” está aún muy lejos de cumplirse.


    Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now! (www.democracynow.org/es), noticiero internacional
    diario emitido por más de 700 emisoras de radio y TV en Estados Unidos y el mundo.

    © 2008 Amy Goodman

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    traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

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