Entrevista con el depuesto presidente paraguayo Fernando Lugo/Sep. del 2008

Original en Español24 de septiembre de 2008
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    Fernando Lugo habla sobre las relaciones de Estados Unidos con América Latina, la guerra de Irak, la teología de la liberación y su experiencia como “obispo de los pobres”

    Los líderes mundiales se reúnen esta semana en Nueva York para asistir a la 63º Asamblea General de las Naciones Unidas. Su miembro más reciente es Fernando Lugo que fue investido el mes pasado como presidente de Paraguay. Fernando Lugo ha sido sacerdote y tiene mucho conocimiento de la teología de la liberación. Lo llamaban “el obispo de los pobres” y era conocido por organizar manifestaciones contra el gobierno y luchar por los derechos de los campesinos. Tras renunciar a su cargo de obispo a finales de 2006, participó en la campaña electoral y ganó las elecciones con una plataforma orientada a la reforma agraria y a la lucha contra la corrupción.

    Septiembre 23, 2008

    AMY GOODMAN: Presidente Lugo, bienvenido a Democracy Now! y bienvenido a Estados Unidos. Usted es el presidente más nuevo del mundo. ¿Cuál es el mensaje que trae a la comunidad mundial en las Naciones Unidas?

    FERNANDO LUGO: Gracias por esta invitación. Creo que Paraguay está renaciendo a una nueva República, a una nueva visión del mundo. El Paraguay está cambiando porque la ciudadanía paraguaya en su mayoría, el 20 de abril, decidió cambiar el rumbo político de la historia en nuestro país. Y decirle a la comunidad mundial que Paraguay se integra totalmente a la comunidad mundial.

    Deseamos una comunidad integrada, sin exclusiones; y también nuestra comunidad nacional recupera su dignidad. Nos daba vergüenza escuchar que Paraguay era uno de los países más corruptos del mundo. Hoy día, en Paraguay, vamos a dar muestras evidentes de ello y va a ser unos de los países más transparentes y honestos en su administración pública.

    JUAN GONZÁLEZ: Obviamente usted enfrenta muchos desafíos, el 70% de la tierra cultivable está controlada por el 1% de la población, ¿qué piensa hacer en cuanto a reforma agraria, sobre todo cuando no tiene mayoría propia en la legislatura nacional?

    FERNANDO LUGO: La sociedad paraguaya y los estamentos de la sociedad paraguaya creo que han llegado a una cierta madurez. Creo que ha llegado el momento en que los paraguayos nos sentemos alrededor de una mesa y podamos definir nuestro presente y nuestro futuro. En referencia a la reforma agraria, esta misma situación. Ya hemos tenido una primera reunión entre campesinos sin tierra, las instituciones estatales, los técnicos y los propietarios de las tierras. Nos hemos sentado a dialogar, sin muchas diferencias. No nos asustan las diferencias ni el disenso.

    Yo creo que mientras haya la voluntad para poder sentarnos a conversar con la herramienta del diálogo y elaborar consenso es posible que nosotros mismos podamos diseñar una reforma agraria integral que favorezca a esa gran mayoría de sin tierra que existe en el Paraguay.

    AMY GOODMAN: A usted lo llamaban “el obispo de los pobres”, ¿piensa ser el presidente de los pobres?

    FERNANDO LUGO: El presidente de todos los paraguayos, en primer lugar, sin exclusiones. Pero si hay que tener preferencias, serán los indígenas y los más pobres del país que siempre estuvieron excluidos de todos los proyectos y programas de la Nación.

    JUAN GONZÁLEZ: Poco después de que usted tomó posesión de la presidencia, hubo informes de un intento de golpe, un intento de derrocarlo por parte de algunos líderes clave del gobierno y de las fuerzas armadas. ¿Qué ha pasado respecto de esas acusaciones? ¿Y usted teme algún otro intento en su contra?

    FERNANDO LUGO: Yo creo que actualmente a nadie se le va a ocurrir en ningún país de América Latina hacer un golpe de estado, y menos aún con la participación militar. La experiencia de UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas), una experiencia nueva, una experiencia solidaria de países que vivimos al Sur del continente, que tenga una agilidad para reaccionar ante eventos de esta naturaleza, dentro de la región, va a ser fundamental.

    Yo creo que Paraguay, la clase política paraguaya, estuvo acostumbrada a conspirar constantemente, y a los que detentaban el poder durante más de sesenta años les cuesta hoy día decir y entender que ya no están en el poder. Les cuesta perder el privilegio, por eso intentarán de algunos modos…pero creo que es recuperar la institucionalidad y, al mismo tiempo, fortalecer la democracia en el país el gran objetivo, hoy día, de nuestro gobierno.

    AMY GOODMAN: Hablando de intentos de golpe, Presidente Lugo, uno de sus primeros actos después de asumir la presidencia fue ir a Chile, con los presidentes de toda América Latina, para lidiar con la situación en Bolivia. ¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Qué piensa usted tiene que suceder? ¿Y qué tiene que decir respecto del papel de Estados Unidos en América Latina?

    FERNANDO LUGO: Yo creo que Estados Unidos es consciente de su rol, de su papel, no solamente para América Latina sino en el mundo. Sigue siendo un país muy importante, un país poderoso, económicamente, políticamente… Ha dado muestras de democracia con sus falencias, con sus luces y sus sombras, y yo creo que los países de América Latina hoy han obtenido su madurez como para de alguna manera poder decir “somos libres”. Después de 200 años de autonomía, de independencia política hoy podemos decir que estamos recuperando el valor de la soberanía, el valor de la independencia. Y creo que el rol de Estados Unidos es un rol de relacionamiento equitativo, justo, de igual a igual con los países tanto pequeños como grandes del continente y del mundo.

    JUAN GONZÁLEZ: Usted enfrenta, obviamente, no sólo al país gigantesco que es Estados unidos, sino que además tiene un país muy grande como vecino, es decir Brasil, y ha habido algunos conflictos en el pasado entre Paraguay y Brasil, concretamente en relación con la cuestión de la energía hidroeléctrica (Itaipú) y los tratados entre Paraguay y Brasil, que usted considera desiguales. ¿Qué piensa hacer en relación con eso? ¿Y piensa que podrá llegar a un acuerdo con el presidente Lula y el gobierno de Brasil?

    FERNANDO LUGO: Nuestro afán no es enfrentar a ningún país pequeño o grande. Nuestro afán y nuestra tarea es simplemente relacionarnos con todos los países, tanto pequeños y grandes, pero de igual a igual. Así como hace una semana hemos conversado con Lula, el presidente Lula de Brasil, con su equipo de técnicos, de diplomáticos y de igual a igual nos hemos sentado a una mesa en donde hemos puesto sobre la mesa todas las dificultades, los problemas, los cuestionamientos…en referencia a Itaipú. De igual manera lo haremos con cualquier otro país pequeño o grande de cualquier parte del mundo si existen estas diferencias que nosotros notamos.

    Con el Brasil nos unen relaciones históricas. Creemos que América Latina y, sobre todo Paraguay recuperando su dignidad como Nación, tiene la capacidad de relacionarse de igual a igual y de solucionar diplomáticamente, con las herramientas del diálogo franco, abierto y sincero, todas las diferencias que podamos tener con cualquier país del mundo.

    AMY GOODMAN: Presidente Lugo, cuando nosotros entrevistamos al presidente Morales, poco después de que usted fuera elegido, le preguntamos qué tenía para decirle, y él dijo “Bienvenido al eje del mal”, bueno, en realidad, dijo “Bienvenido al eje de la Humanidad” ¿Cuál es su respuesta?

    FERNANDO LUGO: Yo creo que hay expresiones como “ejes del mal” que no son muy felices hoy en calificarnos así, entre países hermanos. Yo creo que el presente y el futuro lo tenemos que mirar con optimismo y esperanza, porque la mayoría de los ciudadanos que pueblan nuestros países, los indígenas, los más pobres, los campesinos no hablan de esa confrontación sino más bien de una construcción de un mundo mucho más igualitario, mucho más equitativo, mucho más digno, mucho más humanitario. Bienvenidos, sí, a todos los mandatarios del mundo a seguir construyendo. Y por eso venimos a las Naciones Unidas, porque queremos construir juntos el planeta que nos merecemos todos los humanos en vivir en este momento actual.

    JUAN GONZÁLEZ: Ya que hablamos de temas controvertidos, también ha habido mucha controversia en relación con la Teología de la Liberación. Usted llegó a tener conciencia política como sacerdote y fue un obispo que abrazaba la Teología de la Liberación, que no está bien vista por la jerarquía de la Iglesia Católica hoy día. ¿Cuál es el papel de la Iglesia Católica hoy en día en América Latina? ¿Es parte del cambio hacia el progreso, o todavía está limitando el progreso?

    FERNANDO LUGO: La Teología de la Liberación es una teología que nace en América Latina. Es una teología pastoral que no puede ser juzgada desde una perspectiva doctrinal, ni dogmática. ¿Hay controversias? Sí, porque hay una libertad de pensamiento. La teología es elaborar un pensamiento abierto, no tiene por que estar de acuerdo con todos los otros pensamientos de la Iglesia. Ha tomado una herramienta filosófica, sociológica importante para el análisis de la realidad.

    Es más, la misma Teología de la Liberación fue considerada por Juan Pablo Segundo. En su carta que escribe a los obispos de Brasil dice que la Teología de la Liberación nacida en América Latina ya forma parte del patrimonio teológico de la Iglesia universal. Hay un reconocimiento de esa teología. Puede haber diversas tendencias y dentro de esas tendencias, algunas pueden ser cuestionadas y otras criticadas.

    AMY GOODMAN: Yo sé que le quedan pocos minutos, Presidente Lugo, pero le quería preguntar sobre el efecto de la guerra en Irak sobre ustedes en Paraguay, la crisis económica global, y su consejo al presidente Bush en cuanto al trato con los demás países.

    FERNANDO LUGO: Algunos piensan que la guerra en Irak está muy lejos de América Latina, pero los efectos que hoy produce es un efecto planetario. Yo creo mal un país podría provocar una guerra en una parte del continente y querer provocar la paz en otra parte del continente. Yo creo que los líderes mundiales que traspasan los límites de nuestros países nos exigirán coherencia en la política, tanto interior como exterior…En ese sentido, yo creo que esas contradicciones, esas controversias, estos espacios de diálogos, de confrontación —como son las Naciones Unidas— se tienen que clarificar suficientemente y marcar una línea, la línea de la humanidad, de la paz, de la verdad, de la justicia, como la línea que se tiene que construir en el planeta, en el mundo moderno.

    JUAN GONZÁLEZ: Y, finalmente, señor Presidente, le quiero preguntar sobre los grandes cambios que se han dado en América Latina, cambios políticos, ¿usted esperaba en algún momento, cuando era párroco, que iba a haber acontecimientos tan progresistas, tantos líderes de izquierda y, de hecho, rebeldes llegando al poder en América Latina?

    FERNANDO LUGO: Yo creo que América Latina está cambiando. Más que gobiernos progresistas o gobiernos de izquierda, como se dice, yo creo que hay una conciencia ciudadana que ha crecido y que cuestiona y que marca la dirección que deben tener los líderes nacionales. Yo creo que la gran fuerza…nosotros decimos en nuestra Constitución Nacional en el Paraguay que la soberanía reside en el pueblo, y que ese gran poder popular, de alguna manera, cuando está organizado, debe marcar el rumbo de los países. Yo creo que eso es lo que está pasando en América Latina, la gran conciencia de las mujeres, por ejemplo, la gran conciencia negra en algunos países, la conciencia de los indígenas, de los jóvenes, el tema del medioambiente, son ejes fundamentales que marcan hoy la política de los líderes en América Latina.

    AMY GOODMAN: El presidente Chávez le dio la espada de Bolívar en San Pedro, ¿cuál fue el significado de ese gesto? Y finalmente, ¿qué es lo que Estados Unidos está haciendo en Irak?

    FERNANDO LUGO: Después de doscientos años de que hayamos conquistado la independencia en Paraguay vuelve a retomar una importancia significativa. Yo creo que lo mismo pasa con Bolívar. Cuando muchos de nuestros países se han dividido, hacemos uso de una persona que quiso unir América Latina y soñó con una patria grande. Yo creo que eso es lo que pasa en América Latina hoy, y sobre todo con Bolívar.

    Y esta espada de Bolívar es una cuestión simbólica, porque hoy nadie piensa en utilizar la espada para decapitar a nadie… sí, yo decía en San Pedro, vamos a usar esta espada para decapitar la corrupción, la injusticia, la pobreza, en forma simbólica. Y volviendo un poco a la guerra de Irak, ¿verdad?… Nosotros rechazamos cualquier tipo de violencia, provenga de donde provenga. La violencia nunca trajo solución a ningún problema dentro de la humanidad y eso los líderes tenemos que entenderlo definitivamente.

    AMY GOODMAN y JUAN GONZÁLEZ: Muchas gracias

    FERNANDO LUGO: A ustedes.

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