Noam Chomsky: derechos civiles, Obama, América Latina, y la historia de EE.UU. en el Medio Oriente

Original en Español07 de marzo de 2011
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    17 de Febrero de 2011

    Continuamos nuestra conversación con Noam Chomsky, intelectual público de renombre mundial y profesor emérito de lingüística en MIT.

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    NOAM CHOMSKY: Hace un rato hablábamos de los sindicatos. Las prácticas antisindicales por parte del gobierno son ilegales porque, en efecto, lo que están diciendo es: “Adelante, háganlo; nosotros no vamos a aplicar las leyes”. El programa COINTELPRO (Programa de operaciones de contrainteligencia del FBI) que mencionabas antes, supone la violación de derechos civiles básicos sistemática más grave y extendida por parte del gobierno federal. Se podría comparar con los años del Terror Rojo de Wilson, solo que la COINTELPRO duró desde finales de los cincuenta, toda la década del sesenta y terminó, al menos en teoría, cuando los juzgados le pusieron fin a principios de los setenta. Y eso fue algo grave.

    Se inició, como siempre, persiguiendo al Partido Comunista, después al Partido Independentista Puertorriqueño. Después se extendió al movimiento feminista, la Nueva Izquierda y sobre todo a los nacionalistas negros. Y acabó con – no se acabó- un suceso, el asesinato de los dirigentes negros Fred Hampton y Mark Clark, literalmente al más puro estilo de la Gestapo. El FBI preparó el asesinato y la policía de Chicago fue la que lo llevó a cabo. Entraron en al departamento a las 4:00 de la madrugada y los mataron. El FBI divulgó información falsa acerca de que había un depósito de armas y demás. No hubo casi nada de eso. De hecho, la información de lo sucedido se dio a conocer, sorprendentemente, casi en la misma fecha que el Watergate. Es decir, comparado con esto, el caso Watergate fue una reunión de té. No había nada.

    JUAN GONZÁLEZ: Me gustaría preguntarle lo siguiente: dentro de poco entraremos en un nuevo ciclo presidencial y muchos de los progresistas y liberales que han puesto tantas esperanzas en el gobierno de Obama se verán frente al dilema de qué hacer cuando llegue el nuevo gobierno. Por un lado, se sienten traicionados por muchas de las cosas que hizo este gobierno y, por otro, ven a esta derecha extrema que está tratando de presentar a Obama como a un socialista que está destruyendo la Constitución y las libertades en Estados Unidos. Y van a tener que buscar la forma de manejarse en esta nueva realidad, sobre todo en el caso de Citizens United, donde se está volcando una gran cantidad de dinero. ¿Qué cree usted que deberían hacer los progresistas que aún tienen los pies en la tierra y entienden lo que está sucediendo en realidad?

    NOAM CHOMSKY: Bueno, mi opinión, en realidad, es la misma que tenía en 2008: no estoy desilusionado, porque no tenía ninguna expectativa, basta con mirar cuáles eran sus fondos y sus antecedentes. De hecho, escribí sobre esto antes de las primarias. Pero aun así, cuando me preguntaron en 2008, “¿por quién habría que votar?”, yo pensé – y seguiré pensando – que si estás en un estado pendular, es mejor que votes contra los monstruos prehistóricos porque van a causar muchos más problemas. En nuestro sistema, la única opción sería votar a Obama. Tápate la nariz y vota, pero no esperes nada.

    Mira simplemente de dónde viene Obama y de dónde provienen sus fondos. A lo largo de un período extenso, casi un siglo, se puede predecir con bastante certeza cuáles van a ser las políticas con sólo observar la concentración de los fondos de campañas. Thomas Ferguson, un investigador de ciencias políticas muy destacado, hizo los trabajos más relevantes en esta área, y es convincente. Cuando descubres que los fondos provienen principalmente de instituciones financieras, se puede adivinar que las políticas de primer orden tendrán por objeto recompensarlas. Y eso es prácticamente lo que ha ocurrido. Uno no debería desilusionarse por ello. Si tienes que elegir entre eso o alguien como Newt Gingrich, entonces debes elegir la primera opción. Pero no esperes nada. Lo que hay que hacer es lo que se está haciendo en Madison o la Plaza Tahrir en El Cairo. Si hay una oposición popular de masas, cualquier líder político tendrá que responder a ella, sea quien sea.

    AMY GOODMAN: Noam Chomsky, quería preguntarle acerca de la situación en Haití. El país se está preparando para una controvertida segunda vuelta de las elecciones presidenciales el próximo mes. Estados Unidos continúa las deportaciones a Haití, a pesar de que el país está desvastado por el terremoto y el cólera. El gobierno haitiano le expidió al ex presidente haitiano, Jean-Bertrand Aristide, un pasaporte que le permite volver a su país, después de que fuera expulsado hace siete años en un golpe de estado respaldado por EE.UU. Me gustaría compartir un breve video de la entrevista que le hice al Presidente Aristide al momento del golpe de estado de 2004, en el que habló del papel de Estados Unidos en Haití y en el mundo.

    PRESIDENTE JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Fueron a Irak y se puede ver cuál es la situación allí. Fueron a Haití y se puede ver la situación en Haití. Con la pretensión de imponer una democracia, vimos cómo algunas personas mataban a otras personas. ¿Por qué no abordan las cosas de otra manera y permiten que la democracia y el orden constitucional florezcan sin prisa, pero sin pausa? Después de imponernos un embargo a nosotros que somos muy ricos desde el punto cultural e histórico, pero muy pobres desde el punto de vista económico, ya que somos el país más pobre del hemisferio occidental, después de imponernos el embargo porque el pueblo quería un voto por persona, de manera que hubiera igualdad entre nosotros.

    AMY GOODMAN: Escuchábamos al Presidente Aristide en 2004.

    NOAM CHOMSKY: Así es. En 2004 Estados Unidos y Francia, los dos países que a lo largo de cientos de años torturaron a Haití, con la colaboración de Canadá, avanzando muy despacio, dieron un golpe de estado. Secuestraron al presidente y lo enviaron a África Central. Estados Unidos ha tratado por todos los medios de mantenerlo desde entonces fuera del hemisferio, impidiéndole la entrada a Haití.
    Las últimas elecciones fueron una farsa absoluta, creo que votó menos de un cuarto de la población. Según dicen muchos, Aristide es la figura más popular en Haití. Se le ha mantenido al margen de las elecciones. Su partido, Fanmi Lavalas, ha ganado con facilidad todas las elecciones en las que hubo un atisbo de honestidad. Estados Unidos los mantuvo al margen. De modo que se trata de unas elecciones en las que la figura política más popular no participa, el partido político más popular no participa, el país está destruido, la gente no puede obtener tarjetas para votar. Es decir, una ruina total. Se prometió mucho dinero, pero en realidad se ha distribuido muy poco. Hacer elecciones en estas condiciones no pasa de ser una broma. La OEA, la Organización de los Estados Americanos, realizó una investigación, pero si miras quienes componían la comisión, la mayoría eran de Estados Unidos o títeres suyo, no se puede tomar en serio. Ni siquiera puedes reírte de ello. Es decir, una vez más se ha denegado a Haití la posibilidad de tener elecciones democráticas.

    Aunque no es la primera vez. Las primeras elecciones democráticas en Haití se celebraron hace 20 años, en 1990. Para sorpresa de todos, Aristide ganó. Todo el mundo daba por sentado – yo incluido – que ganaría el candidato de Estados Unidos, un ex oficial del Banco Mundial, con todo el dinero y el apoyo de la élite.

    AMY GOODMAN: Marc Bazin.

    NOAM CHOMSKY: Bazin obtuvo el 14 por ciento de los votos. Es similar al caso de Egipto y lo que Marwan decía acerca de Medio Oriente. Nadie está prestando atención a lo que está ocurriendo en los barrios pobres y en las colinas, que es precisamente donde vive la gente. Sólo prestan atención a lo que está ocurriendo en el área más acomodada de Pétionville, donde viven los ricos. Bueno, pero resulta que había una gran organización popular, una hazaña democrática digna de admiración. Ya me gustaría a mí que aquí pudiéramos acercarnos a algo así: una democracia viva, real y auténtica.

    Arrasaron en las elecciones, con una gran mayoría y con un cura del pueblo que inició de inmediato una serie de programas bastantes constructivos. De hecho, fueron elogiados incluso por las instituciones financieras internacionales, que como se sabe, generalmente no se destacan por esto. Redujo la corrupción y arregló los presupuestos. Los militares, que estaban como a la espera, dieron el golpe de estado que acabó con su expulsión siete meses después.

    La OEA declaró un embargo. Estados Unidos se unió técnicamente al embargo, pero a las pocas semanas, el gobierno del primer Bush, anunció que las empresas estadounidenses estarían exentas del embargo. Me acuerdo que en el reportaje del New York Times se afirmaba que ese era un gesto muy humanitario: se había ajustado el embargo por el bien de la población de Haití, mediante la exención de las empresas estadounidenses. El comercio incrementó. En realidad, fue algo horrible. Yo estuve allí cuando ocurrió. A lo mejor tú también estuviste. Fue espantoso. La CIA informaba al Congreso que no estaba llegando el petróleo. Se podían ver los yacimientos petrolíferos construidos por las familias ricas. De hecho, luego se supo que primero Bush padre y después Clinton habían autorizado a la compañía Texaco Oil el envío de petróleo a la junta militar y a la élite, violando las órdenes presidenciales, cosa que apenas se mencionó. Apareció un artículo en el Wall Street Journal. Y así se mantuvo.

    Cada vez que los haitianos trataron de superar la miseria y la pobreza que tienen como resultado de 200 años de ataques implacables, realmente implacables, EE.UU. interviene y se lo impide. Y eso es lo que está ocurriendo ahora con las supuestas elecciones.

    JUAN GONZÁLEZ: Me gustaría hacerle una última pregunta sobre la situación de EE.UU. Ayer, la Reserva Federal aumentó su pronóstico de crecimiento. Las corporaciones están obteniendo ganancias récord. Los bancos se han recuperado. Y, sin embargo, todavía hay un desempleo masivo estimado en un nueve por ciento, y aún tenemos una enorme crisis hipotecaria en el país, cada vez más personas pierden sus hogares. ¿No hay una conexión entre lo que los indicadores están diciendo y la realidad de lo que el pueblo estadounidense está enfrentando?

    NOAM CHOMSKY: Bueno, en realidad, depende de cómo se miren los indicadores. En los últimos 30 años, para la mayoría de la población, los ingresos reales se han estancado bastante. Lo que quiero decir es que hay crecimiento, pero la riqueza y el crecimiento van a parar a los bolsillos de unos pocos. Eso es deliberado. Las leyes impositivas están diseñadas de esa manera.

    Tomemos, por ejemplo, el recorte impositivo de Bush. Fue hecho muy inteligentemente. Está destruyendo la economía, pero no afecta a los ricos. El recorte impositivo se hizo para que en un principio todo el mundo recibiera un cheque, entonces lo que parece es: “Oh, muy bien, nos están reduciendo los impuestos, algunos cientos de dólares”. Sin embargo, este recorte fue diseñado de manera tal que con los años fuera cambiando. Yo creo que al final, más de la mitad del dinero iba solo al uno por ciento de la población. Pero para entonces, nadie se entera más de nada. Esa es la forma en que se diseña la política fiscal. Es la forma en que se diseñan las reglas de un gobierno corporativo. Ellos vienen del gobierno federal. Y efectivamente le dan al CEO el derecho de escoger el panel que le proporciona el sueldo y todo tipo de cosas como esa, además de la desregulación, la cual —bipartidista, por cierto— ha llevado a una situación donde quizás uno puede hablar sobre un crecimiento económico promedio, pero que para la mayoría de la población no existe.

    Una gran parte de la población, sobre todo tal vez la mitad inferior de la población, básicamente vive en la Gran Depresión. No del todo. Es decir, soy lo suficientemente viejo para recordar la Gran Depresión. Mi familia era en su mayoría de clase trabajadora desempleada. Objetivamente era peor que ahora, si se tienen en cuenta estándares objetivos. Por otra parte, era esperanzadora. Había una sensación de que algo iba a suceder. Teníamos un gobierno que estaba bajo presión y por eso hacía cosas para ayudar al pueblo. De hecho, es famoso lo que Roosevelt le dijo a los dirigentes obreros: “Oblíguenme a hacerlo, vayan y hagan huelgas y protestas, y así sacaremos adelante esta ley”. Pues bien, así fue. Así que tuvimos la Administración para el Progreso del Trabajo (WPA), y luego el Seguro Social. Existía la sensación de que íbamos a superar esa situación de alguna manera. Había esperanza para el futuro, cosa que ahora no sucede. Los trabajadores industriales están viviendo en la Gran Depresión. El desempleo está en los niveles de la Gran Depresión.

    Y los puestos de trabajo no se recuperan, porque la política está diseñada por la persona a cargo de los trabajos en el gobierno de Obama y otros como él, que envían la producción al exterior. Es más barato. Es más rentable para los bancos y los directivos. O para pasar de la inversión en la producción a la inversión en las finanzas, lo cual no ayuda a la economía, sino que probablemente la perjudique, pero es muy rentable y tiene la característica de que cuando quiebra, como sucederá, los contribuyentes saldrán a rescatarte. Es un gran sistema. Es una verdadera estafa. Las normas son tales que se pueden hacer transacciones muy riesgosas, ganar un montón de dinero, aunque va a colapsar, pero no hay problema, ahí están los buenos contribuyentes. Ellos vendrán a rescatarnos. Seremos más ricos que antes. Y cada vez es peor a la vez anterior. En este momento el colapso es realmente malo. Cualquiera sean las cifras del crecimiento, para la población no es tal, excepto para un pequeño sector. Entonces los números pueden estar en lo cierto, pero no significan lo mismo para la vida de la gente.

    AMY GOODMAN: Quería preguntarle rápidamente acerca de Vermont. Está el caso de Madison, Wisconsin, donde Scott Walker está diciendo que van a quebrar los sindicatos, van a llamar a la Guardia Nacional si los maestros y otros sindicatos de trabajadores protestan. En Vermont, el nuevo gobernador, Peter Shumlin, ha prorrogado una plataforma para establecer inmediatamente un sistema de salud de pagador único. En enero, se presentó una medida histórica para revocar la concesión de derechos de personería a las corporaciones de Estados Unidos. El proyecto de ley plantea una enmienda constitucional que declare que las corporaciones no son personas según las leyes de Estados Unidos. Usted vive muy cerca de todo esto, en Massachusetts. ¿Qué importancia tiene todo este movimiento?

    NOAM CHOMSKY: El movimiento es importante, pero por supuesto tiene que consolidarse y extenderse. Es decir, por ejemplo, la personería se remonta a un siglo atrás, pero no por ley. No había ninguna ley que dijera que las corporaciones eran personas. Eso fue por decisión de los tribunales, una serie de decisiones de los tribunales que a lo largo de los años les han dado a esas entidades jurídicas ficticias cada vez más derechos. Entidades establecidas y protegidas por el Estado, por cierto, que son básicamente organizaciones con base estatal. Lo cual en su momento, fue duramente atacado por los conservadores porque era un gran ataque contra las ideas liberales clásicas de hace un siglo. La organización Citizens United que usted mencionó, es solo la última etapa de todo esto. Así que es bastante cierto.

    Lo otro sobre el sistema de pagador único es extremadamente importante. Se supone que tenemos que estar molestos por el déficit. Si debemos estarlo o no, es otra cuestión, porque en una recesión hay que tener déficit. Pero supongamos que estamos preocupados. ¿De dónde viene dicho déficit? Casi la mitad corresponde a gastos militares, cosa que no se ve. La cantidad de dinero es igual al resto del mundo todo junto. No es para defensa. De hecho, probablemente aumenten los riesgos para Estados Unidos. Pero está ahí. La otra mitad corresponde a nuestro sistema de salud totalmente disfuncional. Cuesta casi el doble per capita comparado a otros países y tiene resultados bastante malos, más 50 millones de personas sin seguro médico y otros escándalos. Es el único sistema de salud privatizado y prácticamente desregulado. Así que los costos no están a la vista. Además los costos administrativos son muy altos. Hay ganancias, hay una selección cuidadosa de lo mejor, y toda clase de cosas que cuestan dinero. Eso es casi la mitad del déficit. De hecho, si tuviéramos un sistema de salud como el de otros países, probablemente tendríamos superávit.

    Si miras el debate que hay ahora cuando lees el New York Times, ellos dicen que el gran problema son los programas de ayuda social. Estos programas quieren decir seguro social y seguro médico, Medicare y Medicaid. Bueno, el seguro social es pura mentira, es decir, el seguro social no suma al déficit porque está financiado por las retenciones sobre el salario. Y además, hace décadas que funciona muy bien. Esto solo lo mencionan para tratar de destruir el seguro social, el que no brinda nada a los ricos, sino que es un medio de supervivencia para los trabajadores y las personas más pobres, por lo tanto, tratan de deshacerse de él. Por otro lado, es peligroso porque está fundado en un principio que aterra, el de preocuparse por el otro. La seguridad social se basa en la idea de que una persona se preocupa por los demás, porque una viuda discapacitada que vive en la otra punta de la ciudad tiene para comer o no. Entonces hay que sacar esas ideas de la cabeza de la gente. Se supone que deben preocuparse solo por sí mismos, y por nadie más. Ese es en parte el motivo del ataque a los sindicatos. Entonces, hay que deshacerse del seguro social y por lo tanto mentir acerca de él. ¿Pero qué pasa con Medicare y Medicaid? Es verdad, esos gastos aumentan por las nubes y van a llenar el presupuesto federal. Pero eso es a causa del sistema de salud. Es decir, Medicare.

    AMY GOODMAN: Entonces, ¿qué puede hacer Obama en este momento?

    NOAM CHOMSKY: Él podría hacer lo que la población ha querido durante años: poner un sistema de salud nacional, como hay en cualquier otro país industrializado de una forma u otra. Se renunció a eso, nadie habló de eso. Hubo un último residuo en la reforma del sistema de salud, a saber: la opción pública.

    La gente estuvo básicamente a favor de ella, creo que tres de cada cinco personas, o algo así. Fue un regalo. Tenemos que asegurarnos que los ricos –las instituciones financieras son cada vez más ricas-, las compañías aseguradoras, en este caso.

    Lo mismo ocurre con las corporaciones farmacéuticas. Los precios de las drogas en Estados Unidos son mucho más altos que en países comparables, con una excepción: la Administración de Veteranos. Allí tienen precios aceptables porque el gobierno tiene permitido negociar los precios con las corporaciones farmacéuticas cuando los productos son para la Administración de Veteranos, pero no cuando son para el resto de la población. Entonces, por supuesto, dichos precios no están a la vista. Y sí, el pueblo tiene opiniones al respecto también. De hecho, en realidad, es solo una encuesta la que mostró una oposición de cerca del 85 por ciento. Pero eso ni siquiera se analiza.

    Los programas de ayuda social son un problema, pero no los programas en sí. Lo que es un problema es el pago a las compañías de seguros y el pago a las grandes empresas farmacéuticas. Ese es el problema. Y a menos que hagamos algo al respecto, ese problema va a empeorar cada vez más, y tendremos un déficit cada vez mayor, sumado a lo militar. Así que lo que está haciendo Vermont es escoger el problema correcto. Pero es un estado pequeño. Lo que ellos puedan hacer va a depender de cómo -si tenemos un levantamiento popular como, por ejemplo, Túnez, Egipto o Bahrein, en ese caso sí se puede llegar a algún lado.

    AMY GOODMAN: Acabamos de recibir noticias de último momento sobre el pedido de control por parte del gobierno de Obama a Bahrein. Es decir, tenemos una base militar estadounidense allí. Noam ¿alguna vez en su vida pensó que sería testigo de lo que está ocurriendo ahora en Medio Oriente, esta revolución en marcha?

    NOAM CHOMSKY: En realidad no. Pero tampoco esperaba ver lo que pasó en América Latina en los últimos diez años. En los últimos diez años lo que ocurrió en América Latina es espectacular. Hay 500 años de historia allí. Y esta es la primera vez, desde que los conquistadores españoles y portugueses llegaron, que América Latina comienza a manejar su propio destino. Estos países han echado todas las bases militares estadounidenses, se están integrando, están empezando a ocuparse del escándalo absoluto dentro de cada país que significa la presencia de un pequeño sector de la población extremadamente rico y orientado a lo occidental-

    JUAN GONZALEZ: La brecha de la riqueza se está reduciendo.

    NOAM CHOMSKY: Se está reduciendo y ellos están haciendo algo al respecto. Es un largo camino, pero al menos lo están enfrentando. Además hay una integración de los países, lo cual es un requisito previo para la independencia. Eso es espectacular. Es mucho más importante que lo que ocurrió en Europa del Este. Quiero decir, las comparaciones con Europa del Este no creo que sean muy convincentes. Antes que nada, recuerden que en Europa del Este tuvieron a Gorbachov. Ahora, la persona que estuvo a cargo, básicamente, y que tuvo las armas dijo “Adelante”. No hay ningún Gorbachov en occidente, ni nada parecido. Por otra parte, en el caso de Europa del Este, los sectores de mayor poder en el mundo —Estados Unidos y Europa Occidental— estaban apoyando el levantamiento, por supuesto, porque el mismo estaba debilitando a un enemigo. No hay nada eso acá.

    De hecho, la única comparación con Europa del Este que no es ridícula es una de la que nunca se habla: Rumania. Ese país ha tenido el peor dictador en Europa del Este, Ceausescu, que fue el niño mimando de Occidente. Estados Unidos y Gran Bretaña lo amaban. Recibió apoyo hasta el último minuto. Cuando no pudieron apoyarlo más entonces se pusieron en su contra; lo mismo de siempre. Pero esa es la única analogía.

    Por otro lado, lo que pasó en América Latina es extremadamente importante, y lo que está ocurriendo en el Medio Oriente puede transformarse en algo similar.

    AMY GOODMAN: Y el papel de Estados Unidos en Medio Oriente, ¿qué papel debe jugar ahora? Y sé que usted ya tiene que irse.

    NOAM CHOMSKY: Bueno, lo que debería hacer es decir “está bien, nos vamos de aquí. Este país es suyo. Ustedes viven allá. Hagan lo que quieran. Nosotros vamos a apoyar la democracia o lo que sea que venga ahora”. Pero piensen lo que eso implica. Si analiza la opinión pública árabe, verá que la democracia sería un desastre para el liderazgo de Estados Unidos. Mencioné las cifras, pero toda la política de Estados Unidos en la región se vendría debajo de inmediato si hubiese una democracia.

    Medio Oriente es una zona importante desde hace casi 90 años, cuando se descubrió el petróleo, especialmente desde la Segunda Guerra Mundial. Eche usted un vistazo a los documentos internos. Se pensaba que el petróleo de Medio Oriente era el más importante y que la zona era estratégicamente la más importante del mundo porque tenía la mayor reserva de petróleo. Y si usted piensa lo que ocurrió en Medio Oriente a lo largo de los años, los grandes –Estados Unidos y Gran Bretaña- tradicionalmente han apoyado el fundamentalismo islámico radical. El núcleo del fundamentalismo islámico radical es Arabia Saudita. Ese es también el principal fundamento del terror yihadista. Ese es nuestro principal aliado. De hecho, en 1967, las relaciones de EE.UU. con Israel tomaron su forma actual principalmente porque había una guerra literalmente entre Arabia Saudita y Egipto en Yemen. Y Arabia Saudita es el centro del fundamentalismo islámico radical. Egipto era el centro del nacionalismo secular. Y el nacionalismo secular es aterrador, porque no era democrático, sino autocrático, pero era secular y nacionalista. Y Nasser hablaba de usar los recursos de la región para su propia población, no para enriquecer a las compañías petroleras occidentales ni a la elite saudita. Bueno, eso es aterrador. Así que había un conflicto en marcha; EE.UU. y Gran Bretaña, por supuesto, apoyaron el islamismo radical. Israel ganó la batalla para ellos. Fue entonces cuando se establecieron las relaciones en su forma actual, y las mismas continúan. No en un cien ciento, pero básicamente EE.UU. y Gran Bretaña han apoyado y siguen apoyando al islamismo radical, porque es una barrera contra la democracia. Si van por el camino equivocado, a ellos no les gusta nada, pero si las cosas se hacen como ellos quieren, está todo bien.

    En realidad, durante toda esta crisis, uno de los comentarios más astutos fueron dos frases de Marwan Muasher, ex alto funcionario jordano director de investigación sobre Medio Oriente para la Fundación Carnegie. Muasher dijo: “Hay un principio operativo en Oriente Medio: siempre y cuando la gente esté tranquila y pasiva, vamos a hacer lo que queramos”. Ese es un principio general del arte de gobernar que se aplica aquí también. Mientras la gente esté tranquila y pasiva, vamos a hacer lo que queramos. Pero, por supuesto, si la gente deja de estar tranquila y pasiva, tendremos que adaptarnos de alguna manera. Tal vez incluso nos echen, pero trataremos de aguantar lo mas que podamos. Y eso es lo que vemos que está pasando en Medio Oriente. Eso es lo que estuvo pasando en América Latina. Es lo que vemos aquí.

    AMY GOODMAN: Noam Chomsky, muchísimas gracias por dedicarnos todo este tiempo.


    Traducido por:

    Alejandra Burgos, Pablo Ramos y Gabriela Díaz Cortez

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