Los ataques en Noruega: Glenn Greenwald revela el doble estándar de los medios estadounidenses en torno al “terrorismo”

Original en Español10 de agosto de 2011
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    26 de julio de 2011

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    Numerosos medios de difusión y comentaristas dijeron al principio que los ataques en Noruega habían sido responsabilidad de extremistas islámicos. El periódico británico The Sun, propiedad de Rupert Murdoch, publicó un titular de primera plana que decía: “Masacre de Al Qaeda: el 11/S de Noruega”.

    En Estados Unidos el periódico Wall Street Journal, también propiedad de Murdoch, al principio culpó del hecho a “yihadistas”, informando que “a Noruega la atacan por ser fiel a las normas occidentales.” Mientras tanto, en el sitio web del periódico Washington Post, Jennifer Rubin escribió: “Este es un aviso revulsivo para quienes piensan que librar una guerra contra los yihadistas es demasiado costoso”. Para analizar la cobertura mediática de los ataques, nos acompaña Glenn Greenwald, abogado de derecho constitucional y bloguero sobre temas políticos y jurídicos que ha escrito sobre la cobertura mediática de los ataques en Noruega para el sitio Salon.com. “Cuando se hizo evidente que los musulmanes no habían participado de los ataques, y que en realidad había sido obra de un nacionalista de derecha con una intolerancia extrema contra los musulmanes como parte de su visión del mundo, la palabra “terrorismo” desapareció casi por completo del discurso de los principales medios de comunicación. En su lugar, empezaron a referirse al atacante como un loco o un extremista”, dice Greenwald. “En realidad, esto subraya, para mí, el hecho de que la palabra 'terrorismo' que tiene un papel central en nuestro discurso político y en nuestras leyes, no tiene un significado objetivo. Significa nada más ni nada menos que “los musulmanes que cometen actos de violencia”.

    AMY GOODMAN: Pasamos ahora a analizar la cobertura mediática de los atentados en Oslo. En un principio, numerosos medios informativos y comentaristas atribuyeron los atentados a militantes islámicos. El periódico británico The Sun, propiedad de Rupert Murdoch, publicó un titular en primera página que decía “Masacre de Al-Qaeda: el 11/S de Noruega”. Aquí en EE.UU., el periódico Wall Street Journal, propiedad de Murdoch, también responsabilizó en un principio a “yihadistas” y afirmó que “atacan a Noruega porque es fiel a las normas occidentales.”

    Pero no fue solo el conglomerado de Murdoch el que informaba de esta manera. En el sitio web del periódico Washington Post, Jennifer Rubin expresó: “Este es un aviso aleccionador para quienes piensan que librar una guerra contra los yihadistas es demasiado costoso”. Cuando se supo que el presunto autor de los atentados no había sido un militante musulmán sino un nacionalista noruego de derecha anti musulmán, el New York Times todavía citaba a expertos que afirmaban: “Si bien las autoridades finalmente descartaron que los atentados del viernes hayan sido responsabilidad del terrorismo islámico, hay otro tipo de grupos o individuos que imitan la brutalidad y los atentados múltiples de Al Qaeda”.

    Para analizar la cobertura que los medios hicieron de los atentados, se comunica con nosotros desde Río de Janeiro, Brasil, Glenn Greenwald, abogado constitucionalista y bloguero sobre temas políticos y jurídicos que ha escrito extensamente de la cobertura que los medios hicieron de los atentados en Noruega, para el sitio Salon.com.

    Bienvenido, Glenn. ¿Qué pensó al ver cómo se desarrollaba esta historia en los medios de comunicación?

    GLENN GREENWALD: Mi primera reacción fue no de sorpresa sino de asombro por la intensidad de la cobertura y el interés mediático en estos atentados. Obviamente, se trata de un atentado atroz. Cuando explota un edificio de gobierno o cuando alguien sale a disparar indiscriminadamente contra adolescentes, es horrible. Pero al mismo tiempo, Estados Unidos y sus aliados han llevado este tipo de muerte y violencia a muchos países en todo el mundo. Sin embargo, la atención que se le presta a dicha violencia es mucho menor que la de este atentado y genera un mínimo interés por denunciarla y considerarla un acto perverso. Me asombró ver que, cuando creemos que los musulmanes son responsables de violentos ataques a naciones occidentales, los medios de comunicación estadounidenses ponen mucha atención en ese acto de violencia, pero no cuando Estados Unidos exporta el mismo nivel de violencia a países musulmanes donde los ataques con aviones no tripulados y actos similares dejan el mismo número de civiles muertos o decenas de muertos. Muchísimas personas murieron de esa manera en Afganistán en la década pasada, pero este hecho entonces apenas se destaca. Es decir, un atentado como este, con un número similar de muertos, por ejemplo, en Irak o en Afganistán, apenas se destaca en la escala de importancia en los medios de comunicación.

    El otro aspecto al que haces referencia en tu pregunta, es que cuando la opinión más generalizada, prácticamente en base a nada, era que los musulmanes habían sido responsables de este atentado y que probablemente se trataba de un grupo musulmán radical, todos dijeron que había sido un atentado “terrorista”. Esa fue la palabra que se usó continuamente. Y, sin embargo, cuando se hizo evidente que los musulmanes no estaban involucrados y que, en realidad se trataba de un nacionalista de derecha con una visión del mundo de intolerancia extrema y un agudo sentimiento anti musulmán, la palabra “terrorismo” desapareció casi por completo del discurso mediático dominante. En su lugar, empezaron a referirse a él como un “loco” o un “extremista”. En realidad, para mí esto pone de relieve el hecho de que la palabra “terrorismo”, que tiene un papel central en nuestro discurso político y en nuestras leyes, no tiene un significado objetivo. Significa nada más ni nada menos que musulmanes que cometen actos de violencia, especialmente cuando se trata de los musulmanes que a occidente no le gustan.

    AMY GOODMAN: También se usó el término “lobo solitario”. Glenn, me gustaría que escucharas a un ex funcionario del Departamento de Estado durante el gobierno de Bush, Christian Whiton, quien reconoció que el caso de Noruega no era un caso de terrorismo islámico, pero se apresuró a restarle importancia a los actos violentos cometidos por personas como Breivik, diciendo que se trataba del primer hecho de este tipo desde el atentado en Oklahoma City en 1995. Whiton atacó luego a Noruega por la manera de tratar el terrorismo y afirmó que los países europeos son susceptibles al terrorismo porque son “neutrales en la guerra contra el terror”. La cadena Fox le hizo una entrevista.

    CHRISTIAN WHITON: Este no fue un acto de terrorismo islámico. Es uno de los primeros casos de terrorismo a esta escala que no es islámico desde [el atentado en] Oklahoma City. Sin embargo, las medidas que se puedan tomar para defender a la población, al gobierno y a la sociedad contra el terrorismo islámico también son útiles contra los lobos solitarios, que es lo que esto parece ser. Francamente pareciera que los noruegos no se toman a estos individuos, ni se ocupan del terrorismo, en serio.

    GREGG JARRET: Sin embargo, el terrorismo islámico es un problema en los países escandinavos. ¿Acaso fingían no verlo?

    CHRISTIAN WHITON: Sí. En los últimos días del gobierno de George W. Bush, Bush fue a la ONU. El último discurso que dio ahí trató sobre la grave amenaza del terrorismo islámico. Y el actual primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, aprovechó la ocasión para criticar a Bush y le dijo: “Caramba, usted ha estado mencionando el terrorismo islámico todo este tiempo, pero nunca habló sobre el cambio climático”, como si hubiera algún tipo de equivalencia. Uno de los problemas en muchos países europeos es que se piensa que por ser neutrales en la guerra contra el terrorismo, como si alguna sociedad civilizada pudiera serlo, no van a enfrentarse a las amenazas a las que nosotros nos enfrentamos. Pero no es cierto. Conocemos a Al-Qaeda.

    GREGG JARRET: Sí.

    CHRISTIAN WHITON: Los movimientos terroristas islámicos atacan a los países escandinavos al igual que al resto de nosotros.

    AMY GOODMAN: Escuchábamos a Christian Whiton, entrevistado por Gregg Jarret de Fox News. Glenn Greenwald, ¿qué opina de esto?

    ’GLENN GREENWALD: Como era de esperar, si se combina a un funcionario de Bush experto en terrorismo con el canal Fox News, sale eso, es decir, demasiadas declaraciones que no se ajustan a los hechos. Pero voy a destacar un par de ellas.

    Una es la idea de que Noruega es neutral en la guerra contra el terrorismo. Esto también fue parte de la reacción cuando la gente pensó que los musulmanes habían sido los responsables del ataque, es decir, ¿por qué un país pacífico y neutral como Noruega se había convertido en el objetivo? Y la respuesta es que, en realidad, Noruega sí participa en la guerra en Afganistán y lo ha hecho durante muchos años. Tienen un contingente de 500 soldados y han participado en una serie de casos donde se asesinaron civiles. También están muy involucrados en la guerra en Libia, donde participaron en más misiones y tiraron más bombas, según el periódico Norway Post, que en toda la Segunda Guerra Mundial. Así que la idea de que son neutrales es simplemente un mito. Son en realidad partícipes activos de la guerra en al menos dos países musulmanes, donde tiran bombas y mueren civiles.

    Y lo que es más importante aún, creo yo, es esta idea de que el terrorismo islámico es una especie de problema único en Europa. Todos los años la Unión Europea emite informes con el número de ataques terroristas, tanto los que se ejecutaron con éxito como los intentos fallidos. Y todos los años, en los últimos cinco años, el número de ataques perpetrados, en general, son varios cientos, 200, 300, a veces hasta 400. El número de ataques perpetrados o fallidos realizados por “islamistas”, como se les menciona en el informe –es decir, personas motivadas por ideología, religión o motivos políticos islámicos-, es mínimo; algo así como uno de cada 294 en 2009 y cero de varios cientos en 2007. Esta es la estadística que muestran los documentos de la UE todos los años. Hay ataques terroristas en Europa. Algunas veces, sus autores son grupos de izquierda. Otras, son grupos de derecha. A veces, son personas con reclamos a nivel nacional que no encajan en realidad en el espectro izquierda-derecha, las que llevan a cabo o intentan hacer estos atentados. Pero la idea de que el terrorismo islámico es una especie de amenaza única queda completamente desmentida por las propias estadísticas de la UE. Esta idea de equiparar a los musulmanes con el terrorismo es algo muy propagandístico y falso. Como varios de tus invitados comentaban anteriormente, con esta idea se intenta insinuar que el Islam es una especie de amenaza existencial para la civilización occidental, para Europa y países similares, y se propaga con el mito de que el terrorismo es un problema islámico. Y es por eso que el hecho de que los medios dominantes en Estados Unidos y los círculos políticos equiparen el terrorismo, por definición, con violencia de los musulmanes es algo muy problemático, ya que promueve la falacia de que el terrorismo es una consecuencia de la ideología islámica.

    AMY GOODMAN: Glenn, el miércoles, el presidente del Comité de Seguridad Nacional Peter King, congresista republicano por el estado de Nueva York, hablará por tercera vez sobre la radicalización musulmana, centrándose en la radicalización dentro de la comunidad musulmana estadounidense y la amenaza a la patria. ¿Qué comentario puede hacer sobre esto?

    GLENN GREENWALD: Eso es interesante porque uno pensaría que en respuesta a este atentado, se harían cosas como por ejemplo crear perfiles de hombres nórdicos o de hombres altos, rubios estadounidenses, o altos y rubios con aspecto nórdico en los aeropuertos, o empezaríamos por ejemplo a vigilar las comunicaciones entre personas que pertenecen a grupos de extrema derecha en Europa, o nos fijaríamos en las personas que inspiraron estos ataques, gente como Robert Spencer o Pamela Geller, personas que hacen el tipo de comentarios anti musulmanes exacerbados que inspiraron a ese individuo. Pero nos fijamos en los radicales islámicos que según nosotros inspiran violencia, como Anwar al-Awlaki, y los hacemos blancos de asesinatos —los matan sin el debido proceso judicial— a pesar de que son ciudadanos estadounidenses. Por supuesto, ninguna de estas medidas va a ser invocada en contra de los ideólogos de derecha que son anti musulmanes por naturaleza. Y uno esperaría que en las audiencias de Peter King, si él estuviera realmente interesado en las amenazas de violencia o el terrorismo, se incluyera también lo que ya sabemos es una verdadera amenaza. Sin embargo no es así, lo cual pone de manifiesto que esas audiencias, al igual que muchas medidas que se hacen en nombre del terrorismo, son solo un vehículo para demonizar a los musulmanes, restringir sus derechos y someterlos a mayores investigaciones minuciosas. Se trata de una islamofobia y no de terrorismo.

    AMY GOODMAN: Por último, desde el viernes a la noche y durante el fin de semana en Estados Unidos, fue impresionante la falta de cobertura mediática del asesinato de muchos jóvenes en un enorme atentado terrorista, el mayor atentado en la historia de Noruega. En este país los programas de noticias por cable se caracterizan por cubrir una noticia durante horas y en simultáneo, pero este hecho casi no se mencionó, a excepción de algún titular ocasional.

    GLENN GREENWALD: Bueno, eso era completamente previsible. Lo que quiero decir es que el viernes cuando ocurrió el atentado, hubo un intenso y sustancial interés en lo que había pasado. Todo el mundo estaba hablando sobre eso. Hubo quejas el viernes porque CNN no estaba realizando una cobertura continua, pero en general hubo mucho interés por parte de los medios de comunicación porque en ese momento la gente pensaba, basándose en lo que el New York Times y otros medios masivos habían dicho, en base a nada, que un grupo radical islámico había sido responsable del este atentado. En ese momento lo que escribí sobre el desarrollo de la noticia fue que si el responsable del atentado no llegaba a ser un grupo islámico y especialmente si resultaba que había sido un nacionalista de extrema derecha anti musulmán, ese interés en la noticia prácticamente iba a evaporarse por completo.

    Lo realmente sorprendente es que cuando hay un acto de violencia llevado a cabo por alguien musulmán, el comentario a lo largo y ancho del espectro vincula la religión musulmana o las ideas políticas a la violencia y desde ahí se trata de sacar una conclusión más amplia. Sin embargo, en el momento que se supo que el responsable no era musulmán sino una figura de derecha, surgió el punto de vista exactamente opuesto, es decir “oh, sus perspectivas y asociaciones no son relevantes. No es justo atribuir o culpar a la gente que comparte esas perspectivas o a quienes lo han inspirado para actuar así.” Y se lo presentó como un tipo loco sin ningún sentido político más amplio; entonces el interés de los medios de comunicación desapareció. Es exactamente lo opuesto a cómo se trata el tema cuando la violencia la lleva a cabo alguien musulmán.

    AMY GOODMAN: Glenn Greenwald, abogado constitucionalista, bloguero sobre temas políticos y legales que escribe para el sitio Salon.com, quiero agradecerle por haber estado con nosotros.


    Traducido por Alejandra Burgos y Pablo Ramos

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