El bombardeo del Hotel Palestina en Bagdad: ¿crimen o accidente?

Especial11 de abril de 2013
Relacionado

    “Nosotros hemos querellado un poceso que, gracias al Tribunal Supremo, vuelve a estar abierto desde julio de este año, contra el Sargento Gibson, el Capitan Wolford y el teniente coronel Philip de Camp. Que son a nuestro juicio la cadena de mando, desde el Sargento, era el que mandó realizar el disparo, hasta toda la cadena de mando que intervino en la operación contra el Hotel Palestina. Lo único que estamos pidiendo es que haya un juicio justo, donde estos militares puedan defenderse, pero que podamos saber qué pasó aquella mañana. Lo que entendemos que es un Estado de derecho y que no habría problema entre dos naciones que son amigas. Aunque sospechamos que nosotros somos más bien vasallos o una provincia exterior del gobierno imperial de Estados Unidos.”Javier Couso

    El 8 de abril de 2003 fue un día negro para la libertad de expresión en Bagdad. Ese día, el reportero español de Telecinco José Couso fue alcanzado por los disparos de un tanque estadounidense alrededor del mediodía, cuando se encontraba haciendo tomas desde un cuarto del Hotel Palestina en Bagdad. Murió minutos después en el hospital. En el mismo ataque, el periodista ucraniano Taras Protsyuk, de la agencia Reuters, fue fulminado y otros tres periodistas resultaron heridos. Ese mismo día, temprano en la mañana, dos misiles aéreos estadounidenses fueron lanzados contra las oficinas de la cadena de televisión Al Jazeera en la capital iraquí. El reportero palestino Tareq Ayyoub murió y Zouhair al-Iraqi, un camarógrafo Iraquí, resultó herido. Aquel martes de 2003 las oficinas del canal satelital Abu Dhabi, de los Emiratos Arabes, también fueron sacudidas por un ataque aéreo estadounidense. En el transcurso del día, todas las señales de televisión en directo no estadounidenses de Bagdad fueron apagadas.

    El 23 de abril de ese año, 15 días después del ataque que le costó la vida a José Couso, el secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, le envió una carta oficial a la Ministra de Asuntos Exteriores de España, Ana Palacio, en la que indicaba que: “según los informes de los militares estadounidenses sobre el incidente, nuestras fuerzas respondieron al fuego hostil que aparentemente provenía de un punto que más tarde fue indentificado como el Hotel Palestina”.

    Sin embargo, según un informe del Comité para la Protección de los Periodistas, no existe ninguna evidencia que corrobore la versión oficial del gobierno estadounidense y, por el contrario, existen varios testimonios de testigos presenciales —periodistas que estaban alojados en el hotel— que desmienten que las tropas estadounidenses hayan actuado en respuesta a fuego hóstil.

    En un documental realizado por Telecinco sobre el caso, Carlos Hernández, reportero de Antena 3, afirma: “Todos los que allí estábamos sabemos que no se produce ningún tipo de fuego hostil, contra los tanques norteamericanos, ni desde el hotel, ni desde los alrededores del hotel.”
    “Me tiré cerca de cinco horas apostado en el hotel, en la terraza, y no escuché ninguna detonación que saliera por el lado que estábamos nosotros, ninguna”, aseguró Jesus Quiñoneros, camarográfo de Antena 3, quien se encontraba en el Hotel Palestina en el momento del ataque.

    En mayo de ese mismo año, en una visita a España, al ser interrogado por periodistas acerca del caso Cosuo, Collin Powell justificó el accionar de las tropas estadounidenses y afirmó que su gobierno continuaría investigando el incidente. Pero la familia de José Couso mantuvo una solitaria batalla judicial en los tribunales españoles durante más de 5 años para mantener abierto el caso, hasta que en 2009 el juicio fue finalmente desestimado

    En 2010, gracias a la conmoción causada por cables filtrados de la embajada de Estados Unidos en Madrid que revelaban la presión ejercida por EE.UU. sobre las autoridades españolas para cerrar el proceso judicial iniciado por la familia Couso, el Tribunal Supremo español decidió reabrir por tercera vez el caso. En ese año, cuando Democracy Now! le prenguntó a Javier Couso, hermano del camarógrafo asesinado en Bagdad, acerca de la importancia de estas revelaciones, Javier respondió:

    “Nosotros estamos indignados y horrorizados. Horrorizados porque no podemos creer que el gobierno de mi país y la fiscalía actúen conspirando con un gobierno extrangero, para impedir la investigación de lo que le pasó a un ciudadano español. Indignados porque nos han mentido continuamente, nos hemos reunido con todas esas personas del gobierno y de la fiscalía y ellos decían que no iban a obstaculizar el caso”.

    Hoy, diez años después del ataque en Bagdad, tres soldados estadounidenses han sido acusados en los tribunales españoles por la muerte de José Couso y existe una orden de captura internacional en su contra, que ha sido desobedecida por la Interpol. Mientras tanto, la familia del periodista asesinado sigue en busca de la prueba decisiva que prodría esclarecer si el atentado al Hotel Paletina fue un crimen o un accidente de guerra.

    Según Enrique Santiago, abogado de la familia Couso, exiten numerosas pruebas que indican que los militares del Ejército estadounidense que dispararon contra el Hotel Palestina sabían que allí se encontraban hospedados un sin número de periodistas. El día anterior, la Segunda Brigada había tomado posesión del Hotel Al-Rashid y la mayoría de sus huéspedes, que eran periodistas, fueron transladados al Hotel Palestina por recomendación de las autoridades estadounidenses.

    Enrique Santiago afirmó: “Las acusaciones, lo que mantenemos, es que se trataba de una estrategia perfectamente preestablecida para asustar a los periodistas y obligarles a abandonar el teatro de operaciones. Esta estrategia creemos que ha quedado confirmada con la declaración de la sargento Adrienne Kinne, que claramente establece que se sabía que en el Hotel Palestina únicamente había periodistas, y que, además, el hotel, lo cual es importantísimo, según las declaraciones de la sargento, el hotel había sido declarado objetivo militar antes de producirse estos hechos, cuando realmente debía ser al contrario, porque hay que recordar que todos los periodistas se concentraron en el Hotel Palestina a pedido, o por indicación de, las autoridades norteamericanas”.

    Poco después de los ataques del 11 de Septiembre de 2001, la sargento del ejército estadouniense Adrienne Kinne fue trasladada junto a un grupo de reservistas a la base militar de Fort Gordon en Georgia, en una misión que suponía la intercepción de comunicaciones telefónicas satelitales en Irak y Afganistán. Según Kinne, en un principio se trataba de repasar miles y miles de comunicaciones para identificar a los propietarios de ciertos números de teléfono y así buscar información de inteligencia que pudiera estar relacionada con operaciones en Afganistán y, más tarde, en Irak.

    Adrienne Kinne estuvo trabajando en esta operación desde diciembre de 2001 hasta agosto de 2003. A medida que el equipo de inteligencia de Kinne empezó a identificar los números de teléfono y a quién pertenecían, la sargento pudo confirmar que muchos de estos números no pertenecían a organizaciones vinculadas con actividades terroristas o militares sino a organizaciones de ayuda humanitaria, y también a periodistas. En una entrevista concedida a Democracy Now! el 13 de mayo de 2008, la ahora ex sargento del ejército Adrienne Kinne reveló que durante su servicio vio documentos secretos del ejército estadounidense que catalogaban al Hotel Palestina como un posible objetivo:

    Adrienne Kinne: Quiero decir que en ese momento asumí mi trabajo de una manera muy seria. Yo tenía una autorización de inteligencia militar de muy alto nivel. Pero durante el tiempo que estuvimos movilizados ocurrieron algunas cosas que sentí que estaban muy mal, y las recuerdo con mucha precisión.

    Una de esas cosas fue el hecho de que estábamos escuchando a periodistas que se alojaban en el Hotel Palestina. Recuerdo que, concretamente, durante la operación Shock and Awe “Impacto y Pavor”, con la que muchas personas de mi unidad estaban inquietantemente entusiasmadas, nos entregaron una lista de posibles blancos en Bagdad, y el Hotel Palestina era uno de esos posibles blancos.

    Adrienne Kinne dijo: “Uno de los casos fue que estábamos realizando escuchas a periodistas que se estaban alojando en el Hotel Palestina. Y recuerdo que, específicamente durante el período previo a la operación ‘Shock and Awe’ (Impacto y Terror), con la que muchas personas de mi unidad estaban inquietantemente entusiasmadas, nos entregaron una lista de posibles blancos en Bagdad, y el Hotel Palestina era uno de esos posibles blancos. Y recuerdo eso específicamente porque, atando cabos de que había periodistas alojados en el Hotel Palestina y de que este hotel estaba en la lista de potenciales blancos, fui a la oficina del oficial al mando y le dije que había periodistas en ese hotel que creían que estaban a salvo y que aun así teníamos a ese hotel en la lista, y que de algún modo no se podían unir los puntos, y le pregunté si no creía que debíamos hacer un esfuerzo para asegurarnos de que las personas apropiadas estuvieran al tanto de la situación. Y desgraciadamente, mi superior, igual que las otras veces en que había expresado mis preocupaciones por cosas que estábamos recopilando o inteligencia que estábamos informando, me dijo básicamente que mi trabajo no era analizar. Mi trabajo era reunir y pasar la información.

    Y recuerdo esto concretamente porque, luego de atar cabos, me dí cuenta de que había periodistas alojados en el Hotel Palestina y de que este hotel estaba en la lista de potenciales blancos, entonces fui a la oficina del oficial al mando y le dije que había periodistas alojados en ese hotel que creían estar a salvo y que aún así teníamos a este hotel catalogado como objetivo potencial y que, de algún modo, aquí no se estaba estableciendo una relación. Y le pregunté si no deberíamos hacer un esfuerzo para que las personas adecuadas estuvieran al tanto de la situación.

    Por desgracia, mi oficial superior, igual que otras veces en las que había expresado mi preocupación acerca de ciertas cosas que estábamos recopilando o sobre información de inteligencia que estábamos proporcionando, me dijo básicamente que mi trabajo no era analizar. Mi trabajo era recopilar y pasar información y que alguien en un nivel superior de la cadena de mando sabía lo que estaban haciendo”.

    A pesar de que varios testimonios de periodistas que estuvieron en el lugar de los hechos han sido incorporados al caso, hoy, después de 10 años, la familia Couso todavía se encuentra a la espera de que las autoridades estadounidenses cumplan con el convenio bilateral de asistecia judicial, para obtener las declaraciones ante la justicia de la sargento Kinne, y de que Interpol aclare su posición con respecto a la puesta en vigor de la orden de búsqueda y captura de los tres soldados estadounidenses que han sido acusados en los tribunales españoles por el caso.

    A 10 años de la muerte de José Couso, su familia continúa en la búsqueda de justicia efectiva. Persiste en la lucha por mantener abierta la causa legal, para establecer si la muerte de Couso y de los otros periodistas fallecidos en Bagdad el 8 de abril de 2003 fue un crimen en contra de la libertad de expresión o, como afirma el gobierno estadounidense, un “accidente” de guerra, otro “daño colateral” de la invasión de Estados Unidos a Irak.

    The original content of this program is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 United States License. Please attribute legal copies of this work to democracynow.org. Some of the work(s) that this program incorporates, however, may be separately licensed. For further information or additional permissions, contact us.

    Las noticias no comerciales necesitan de su apoyo

    Dependemos de las contribuciones de nuestros espectadores y oyentes para realizar nuestro trabajo.
    Por favor, haga su contribución hoy.
    Realice una donación
    Inicio