El agente James Frascatore no solo debe ser destituido, también debe ser arrestado

Columna18 de septiembre de 2015
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    Publicado el 18 de septiembre de 2015

    Amy Goodman y Denis Moynihan

    El agente de policía de la ciudad de Nueva York James Frascatore le ha dado un nuevo matiz de sentido al Grand Slam del tenis. La semana pasada agredió violentamente al múltiple campeón del tenis retirado James Blake en la entrada del Grand Hyatt Hotel. Frascatore derribó a Blake mientras este esperaba que lo pasaran a buscar para ir a ver el Abierto de Estados Unidos, uno de los 4 torneos del Grand Slam. James Blake, afroestadounidense de 35 años de edad, ocupó en el pasado el primer puesto en el ranking del tenis masculino de Estados Unidos y el cuarto puesto a nivel mundial. Se coronó varias veces campeón y posee numerosos trofeos de todo el mundo. Pero esta vez, Blake no llegó a ver quién efectuó el remate.

    Si el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) se hubiera tomado en serio las acusaciones previas contra el agente Frascatore, Blake nunca habría sido atacado. Frascatore es blanco. Integra el NYPD desde hace cuatro años. En ese breve período, se han presentado contra él una gran cantidad de demandas judiciales en las que se alega brutalidad policial y uso excesivo de la fuerza, así como numerosas quejas ante la Junta de Revisión de Quejas Civiles, organismo que supervisa la actividad policial. Así que mientras que James Blake se ha destacado en las canchas, James Frascatore se ha destacado por las demandas judiciales presentadas en su contra. Frascatore tiene un claro patrón de conducta violenta racista contra ciudadanos inocentes. Si actualmente su conducta es objeto de escrutinio es simplemente porque agredió a una celebridad, a un hombre rico, y fue filmado. El comisionado de policía de la ciudad, William Bratton, y el alcalde Bill de Blasio llamaron a Blake para pedirle disculpas.

    Sin embargo, Warren Diggs sigue esperando que ambos funcionarios lo llamen para ofrecerle disculpas. El 13 de enero de 2013, llegaba en bicicleta a su hogar en el vecindario de Jamaica, en Queens. Cuando llegó a la entrada de su casa, según relató en Democracy Now!: “Mientras iba hacia la entrada, escuché que alguien me gritó: '¡Deténgase! ¿Adónde va? ¿Adónde va?'. No estaba seguro de que el grito fuera para mí, porque no había motivo para ello, pero no había nadie más en la calle en ese momento. De todas maneras, me bajé de la bici y empecé a guardarla, como lo hago habitualmente al llegar. El agente Frascatore y otros dos agentes vinieron hacia la entrada corriendo y diciendo: '¿Adónde va? ¿Adónde va?’. Les respondí: ’Voy a mi casa. ¿Cuál es el problema?’. Me preguntaron: ‘¿Cuál es su nombre? ¿Tiene su documento de identidad?’. Les respondí: ‘Mi nombre es Warren. Y sí, tengo documento de identidad, pero no lo tengo conmigo. Está adentro'. El segundo agente me hizo las mismas preguntas: ‘¿Cuál es su nombre? ¿Tiene su documento de identidad?’. Les repetí: 'Mi nombre es Warren. Mi documento de identidad está adentro. Si no hay problema, voy a buscarlo'. Nadie dijo nada. Les dije: ‘Tengo que sacar las llaves’. Estaban en mi bolsillo de atrás, por lo que procedí a sacar las llaves y me di vuelta para que pudieran ver las llaves. No me moví rápido y tenía las manos en alto. Lentamente saqué las llaves del bolsillo y tomé la llave que necesitaba. Nadie me decía nada. Nadie me decía que me detuviera. Nadie me decía por qué estaba siendo detenido. Nada. Abrí las puertas, las dos puertas que hay que abrir para entrar. Apenas puse mi segundo pie en la entrada, Frascatore me agarró de un brazo, intentó sacarme y hacer que me diera vuelta. Le pregunté algo como: '¿Cuál es el problema?'. El otro agente tiró de mi otro brazo y entre los dos me cincharon hacia afuera. Les seguí preguntando: '¿Cuál es el problema? ¿Qué está pasando?'. Frascatore me golpeó en un costado de la cabeza. El agente que estaba detrás de mí me tomó por la cintura, me levantó y me tiró contra el suelo”.

    Estaba oscuro y no había nadie alrededor que fuera testigo de la golpiza. Warren Diggs continuó el relato de la dura experiencia con un nudo en la garganta: “Frascatore se tira encima mío. El hombre que estaba detrás de mí me golpea en la espalda. Me golpean en todo un costado. Veo que otros dos agentes vienen por la bajada. Y me siguen golpeando, me siguen golpeando. Les sigo preguntando qué están haciendo, qué están haciendo. Nadie me dice nada, así que empiezo a gritarle a mi novia que salga. La llamo, la llamo y la llamo pero ella no responde. Entonces empiezo a gritar simplemente ‘¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda!’ una y otra vez, más y más fuerte, lo más fuerte que puedo. Cuando los otros dos agentes bajan, a uno de ellos, creo que fue Frascatore por la dirección de la que provino, le oigo decir: ‘Tírenle gas lacrimógeno’. Así que me digo a mí mismo que la cosa se pone fea. Me están golpeando y nadie responde. No hay nadie afuera. Está oscuro. No hay nadie. Entonces empiezo a gritar más y más fuerte: ‘¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Alguien que me ayude!’ Aparece una mano frente a mis ojos. Me tiran gas pimienta en la cara. Cierro los ojos y me siguen golpeando. Escucho otra vez ‘Tírenle gas pimienta. Tírenle gas pimienta otra vez’. Me tiran gas lacrimógeno nuevamente. Y me siguen golpeando. Un agente me rodea el cuello con el brazo y aprieta. Trata como de estrangularme”.

    Nafeesah Hines, la novia de Diggs, salió y, según relata el propio Diggs, en ese momento finalizó la golpiza. Mientras la policía llevaba a Diggs al patrullero, Hines guardó la bicicleta adentro de la casa. Hines hizo una grabación de audio de lo que siguió a continuación y grabó el escalofriante intercambio que se dio cuando la policía ingresó por la fuerza a la casa, en la que se encontraban sus hijos de 9 y 12 años, y la arrestó también a ella, por “alterar evidencia”. Lo cual era cierto. Dado que la acusación que la policía presentó contra Diggs fue la de andar en bicicleta por la vereda, la bicicleta era evidencia. Diggs no supo que su novia había sido arrestada hasta que la vio posteriormente en la estación de policía, esposada a un banco, en camisón. En la estación de policía, Diggs fue objeto de insultos raciales. Le dijeron que parecía un animal y que vivía en la jungla. Diggs había recibido tantos golpes y gases lacrimógenos que una médica solicitó que fuera liberado bajo su custodia, pero la policía se negó.

    Finalmente, se retiraron todos los cargos contra Diggs y Hines. Diggs entabló una demanda federal contra los agentes James Frascatore, Timothy Costello, Alex Lombardozzi, Jared Hospedales y otros presentes cuyos nombres no se conocen aún. Sin embargo, se trata solamente de cargos civiles. El Departamento de Policía de Nueva York y el Alcalde de Blasio deben tomar medidas inmediatas. James Blake y muchas otras personas han solicitado la destitución de su agresor. Pero Frascatore y sus cómplices deberían ser arrestados. Representan una amenaza a la seguridad pública.


    © 2015 Amy Goodman

    Traducción al español del texto en inglés: Fernanda Gerpe. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

    Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

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