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El desierto de Sonora, que recorre la frontera entre Arizona y México, es un lugar mortal. Durante la última década, casi 2.000 hombres, mujeres y niños murieron cuando intentaban cruzar la frontera para entrar en Arizona. Dan Millis es voluntario de la organización de defensa humanitaria No More Deaths (No más muertes). En febrero de 2008 encontró el cuerpo de una niña salvadoreña de catorce años en el desierto sur de Arizona. Dos días después, mientras dejaba botellones de agua sellados de un galón de capacidad (3,78 litros) a lo largo de las mismas rutas que recorren los inmigrantes, fue multado por arrojar basura por el Servicio de Pesca y Vida Salvaje de EE.UU. Se negó a pagar la multa de 175 dólares e impugnó la multa por arrojar basuras basándose en que la ayuda humanitaria no es un delito.