Se ha intensificado el estancamiento de las negociaciones entre Grecia y los acreedores internacionales, tras la adopción de medidas bancarias de emergencia y un plan para someter las medidas de austeridad a votación popular. El fin de semana, el primer ministro griego Alexis Tsipras anunció la celebración de un referéndum nacional el domingo siguiente, para que la población decida si el país debería aceptar las condiciones de un nuevo rescate internacional. Los acreedores europeos quieren que Grecia acepte un paquete de medidas de austeridad a cambio de nuevos préstamos que lo ayudarían a evitar caer en el impago. El Banco Central Europeo rechazó el pedido de Grecia de ampliar el programa de préstamo de emergencia hasta después de la votación. En respuesta, Tsipras anunció el cierre de los bancos griegos y del mercado de valores, además de imponer restricciones a las transferencias bancarias. Tsipras calificó de “chantaje” a la negativa de ampliar el préstamo.
El primer ministro Alexis Tsipras declaró: “Es más que evidente que la única finalidad de esta decisión es chantajear a la población griega e impedir el proceso democrático del referéndum. Hay algo indiscutible: el rechazo del pedido de una breve ampliación y el intento de cancelar un proceso democrático son un insulto y una vergüenza para las tradiciones democráticas de Europa”.
Tsipras ha instado a los votantes a que rechacen las condiciones del rescate, al afirmar que los acreedores quieren que en Grecia “renunciemos a nuestra dignidad”. Los bancos griegos seguirán cerrados hasta después del referéndum del domingo. Los cajeros automáticos reabrirán hoy con un límite de retiro de alrededor de 66 dólares. El martes vence el plazo para que Grecia pague 1.800 millones de dólares al FMI o caiga en el impago.
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