En Francia, grupos defensores de los derechos humanos advierten que la policía está maltratando a migrantes en la ciudad de Calais, en el norte del país, cuando regresan al lugar donde se encontraba el campamento conocido como “la jungla”, con la esperanza de cruzar a Reino Unido. Bénédicte Jeannerod, directora de la filial francesa de Human Rights Watch, afirma que la policía ha confiscado sistemáticamente sacos de dormir y vestimenta de los migrantes, y que les lanzó gas pimienta y les confiscó alimentos y agua.
Bénédicte Jeannerod: “Las fuerzas policiales utilizan gas pimienta contra los migrantes mientras duermen, o interrumpen la distribución de alimentos de los migrantes, por ejemplo. Se trata de un uso injustificado de la fuerza que es desproporcionado y que constituye una violación de los derechos humanos y de las protecciones a las que estas personas tienen derecho”.
En noviembre, la policía francesa desmanteló el campamento de refugiados de Calais y dispersó a miles de solicitantes de asilo. Muchos de ellos eran niños que no estaban acompañados por ningún adulto, que intentaban reunirse con familiares en Reino Unido.