En Bangladesh, el jueves aparecieron en la costa los cadáveres de 13 refugiados rohinyás, entre los cuales había ocho niños, después de que su barco naufragara. Estos muertos estaban entre los 130 rohinyás que se encontraban a bordo de la embarcación, en la que huían de una campaña de limpieza étnica respaldada por el gobierno en Birmania. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, advirtió que la violencia sistemática podría extenderse hacia el estado de Rakhine, en Birmania, de donde podrían ser desplazados un cuarto de millón de rohinyás.
António Guterres enunció: “Hemos recibido testimonios escalofriantes de quienes huyeron, principalmente mujeres, niños y ancianos. Los testimonios señalan una violencia excesiva y graves violaciones a los derechos humanos, como la lucha indiscriminada con armas, la presencia de minas terrestres y la violencia sexual. Esto es inaceptable y debe terminar inmediatamente”.