En la República Democrática del Congo, las fuerzas de seguridad mataron a al menos siete personas que protestaban contra la negativa de Joseph Kabila de renunciar a la presidencia. Algunas de las personas que fueron atacadas por la policía eran manifestantes católicos a quienes lanzaron gases lacrimógenos y granadas de mano cuando marchaban en la capital, Kinshasa, tras la misa del domingo. El mandato del presidente Kabila finalizó en diciembre de 2016, y en virtud de la Constitución del Congo, no puede gobernar una tercera vez. Sin embargo, Kabila postergó hasta diciembre las elecciones para escoger a su sucesor.
Maman Louis, uno de los manifestantes, declaró: “Estamos cansados. Nunca hemos tenido paz en este país. Nada funciona. No nos alimentamos bien. El presidente Kabila aún es joven y puede dejar su lugar a otra persona y regresar más adelante si lo desea. Ya ha hecho demasiado. Es suficiente. No lo queremos. Debería irse y descansar”.
El domingo, las autoridades congolesas cortaron el acceso a internet y los servicios de mensajería de texto en partes del país, en un intento de ahogar las protestas.