En Washington DC, líderes de la Iglesia Episcopal sepultaron las cenizas del estudiante universitario homosexual Matthew Shepard en la Catedral Nacional. En 1998, Shepard, quien tenía solo 21 años, fue atraído fuera de un bar de la ciudad de Laramie, en el estado de Wyoming. Luego, de robarle 20 dólares, lo amarraron a una valla, le golpearon la cabeza con una pistola y lo dejaron morir en una pradera. Su asesinato sacudió la conciencia de la nación e impulsó el movimiento por los derechos de las personas LGBTQ. En 2009, el Congreso aprobó la Ley Matthew Shepard, que extiende las leyes relativas a los crímenes de odio a aquellos motivados por la orientación sexual de la víctima.
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