El miércoles el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo una visita sorpresa a una extensa base militar en el oeste de Irak. Trump fue acompañado por la primera dama Melania Trump, y ambos posaron para tomarse selfies con las tropas y autografiaron sombreros rojos con el lema “Haz a Estados Unidos grande otra vez”. Es la primera visita de Trump a una zona de guerra activa desde que asumió el cargo, hace casi dos años. Durante un discurso para las tropas, Trump defendió sus planes de retirar todos los soldados estadounidenses de Siria y aproximadamente la mitad de los casi 7.000 soldados estadounidenses en Afganistán.
Donald Trump enunció: Estados Unidos no debería estar luchando por todas las naciones de la Tierra, en la mayoría de los casos sin reembolso alguno. Si quieren que luchemos ellos también tienen que pagar un precio y, a veces, eso incluye un precio monetario, así que no vamos a ser los tontos del planeta. Ya no somos los tontos, amigos. Y la gente no nos ve como los tontos”.
Pero Trump dijo que no tiene planes de retirar a los más de 5.000 soldados estadounidenses que siguen en Irak. Durante su breve viaje, Trump no se reunió con el primer ministro iraquí, Adil Abdul-Mahdi, ni con ninguna otra autoridad iraquí. En un comunicado, un bloque de parlamentarios iraquíes condenó la visita sorpresa de Trump como una “flagrante y clara violación de las normas diplomáticas”.