El miércoles renunció Rob Porter, asistente de la Casa Blanca, un día después de que sus dos exesposas lo acusaran públicamente de violencia doméstica. La primera esposa de Porter, Colbie Holderness, dijo que Porter la había pateado durante su luna de miel en 2003, y que la agresión verbal y física continuó por años. Un par de fotos que Holderness le brindó al medio The Intercept la muestran con un ojo morado; ella declara que fueron tomadas después de que Porter la arrojara sobre la cama y le diera un puñetazo en el rostro durante un viaje a Florencia, Italia, en 2005. Holderness también entregó las fotos a los agentes del FBI que entrevistaron a Porter en la verificación de antecedentes para la autorización de seguridad de la Casa Blanca. La segunda esposa de Porter, Jennifer Willoughby, también denunció una relación abusiva en las entrevistas del FBI. A pesar de presentar su renuncia el miércoles, Porter negó los cargos, en un comunicado leído por la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.
Sarah Huckabee Sanders leyó: “Estas acusaciones escandalosas son simplemente falsas. Yo tomé las fotos que recibieron los medios hace casi 15 años, y la realidad detrás de ellas ni siquiera se acerca a lo que se describe. He sido transparente y sincero acerca de estas viles afirmaciones, pero no me voy a seguir involucrando públicamente con una campaña de desprestigio coordinada”.
El jefe de gabinete de la Casa Blanca, el general John Kelly, en un principio había defendido a Porter, a quien calificó de un “hombre de verdadera integridad y honor”, antes de emitir un comunicado, fuera del horario de trabajo, en el que alegaba estar “conmocionado” por las acusaciones de violencia doméstica, a pesar de los numerosos informes que señalan que tanto Kelly como otros altos funcionarios de la Casa Blanca han tenido conocimiento durante semanas o incluso meses de que el FBI le había negado a Porter la autorización de seguridad completa debido a estas acusaciones.
Inicio