En Filipinas, a miles de habitantes de Marawi se les permitió registrar las ruinas de los que fueron sus hogares, luego de que el Gobierno les otorgara acceso durante un breve periodo de tiempo a la zona por primera vez desde que el Gobierno de Filipinas declaró en octubre la victoria en su batalla para desalojar a los milicianos aliados al autoproclamado Estado Islámico (ISIS), después de meses de combate. Los enfrentamientos redujeron a escombros gran parte de la ciudad sureña y dejaron un saldo de 1.200 muertos. Las siguientes son las palabras de Zaman Amron, habitante de Marawi, quien habla desde las ruinas de su hogar.
Zaman Amron expresó: “No tengo palabras. He perdido todo. Perdimos nuestros muebles, todo. No se salvó nada, ni siquiera nuestras ollas y cacerolas”.
El Gobierno de Filipinas llevó a cabo el ataque del año pasado con el total apoyo del Gobierno de Donald Trump, al tiempo que el Pentágono les brindó a las fuerzas filipinas entrenamiento militar, vigilancia aérea y escuchas clandestinas electrónicas.