En el intento más reciente del Gobierno de Trump de sofocar la economía cubana, el Departamento del Tesoro de EE.UU. anunció el martes 4 de junio que pondría fin al Programa pueblo a pueblo. Se trataba de la manera más común de los estadounidenses para visitar el país, mediante viajes grupales organizados a pesar del bloqueo. Los cruceros privados a la isla también se prohibirán. El miércoles 5 de junio, las empresas de cruceros Carnival Corporation, Royal Caribbean y Norwegian comunicaron conjuntamente que ya no viajarán a Cuba, lo que afecta a casi 800 mil reservas. En una declaración realizada por el secretario del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin dijo que la prohibición es en represalia por que Cuba “constituye una base comunista en la región y sostiene a los enemigos de EE.UU. en lugares como Venezuela y Nicaragua”. Cuba apoya el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro, mientras que EE.UU. respalda al líder de la oposición Juan Guaidó y exige el derrocamiento del Gobierno de Maduro. En el mes de abril, el Gobierno estadounidense también tomó medidas destinadas a permitir a los ciudadanos estadounidenses que inicien demandas judiciales contra cualquier empresa que desarrolle actividades comerciales en Cuba con propiedades privadas confiscadas durante la Revolución Cubana. El presidente cubano, Miguel Díaz-Cané, respondió a la noticia con la siguiente declaración: “Cuba no se dejará amedrentar ni distraer con nuevas amenazas y restricciones. Trabajo, creatividad, esfuerzo y resistencia es nuestra respuesta. No han podido asfixiarnos. No podrán detenernos”.
Para saber más de este tema, puede ver la conversación que mantuvimos (en inglés) con Arturo López-Levy. López-Levy es un profesor de ciencias políticas cubano coautor del libro “Raúl Castro and the New Cuba: A Close-Up View of Change” (Raúl Castro y la Nueva Cuba: una mirada de cambio).