El Gobierno de Donald Trump abrió el paso para el inicio de la transferencia de poder al presidente electo Joe Biden después de 16 días de demora que amenazaron con descarrilar los preparativos del Gobierno entrante para reactivar la economía y combatir la pandemia del coronavirus. Emily Murphy, la directora de la Administración de Servicios Generales designada por Trump, se había negado a declarar a Joe Biden como el “aparente” ganador de las elecciones del tres de noviembre a pesar de que su triunfo era evidente. El lunes, Murphy finalmente reconoció la victoria de Biden, al tiempo que los demócratas de la Cámara de Representantes le exigían que compareciera en el Congreso de Estados Unidos y que el presidente Trump hacía publicaciones en Twitter para mostrarle su apoyo. Trump no admitió su derrota en las elecciones presidenciales, pero publicó en Twitter que autorizaba el inicio de la transición formal de poder “en beneficio de nuestro país”. La medida liberará más de siete millones de dólares en fondos federales para el equipo de transición de Biden, que ahora recibirá acceso a espacios de oficina e informes del Gobierno.
El lunes, la Junta de Escrutinio del estado de Michigan certificó la victoria del presidente electo Joe Biden por un margen de más de 154.000 votos. Ese mismo día, más de 160 directores ejecutivos corporativos le escribieron a Trump para instarlo a iniciar el proceso formal de transición presidencial. La carta estuvo organizada en parte por la fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, que escribió en una declaración separada lo siguiente: “Sin el estado de derecho y una transferencia ordenada del poder, todo está en peligro, desde el comercio hasta la prestación de atención médica y la seguridad nacional, y nuestros líderes empresariales pueden verlo con tanta claridad como el resto de nosotros”.