En Estados Unidos, la cifra de muertos por COVID-19 asciende a más de 170.000. Autoridades de salud pública están expresando su preocupación a medida que la cantidad diaria de pruebas de diagnóstico de COVID-19 en todo el país ha disminuido un 17% desde mediados de julio, lo que dificulta que los estados monitoreen el brote de la enfermedad. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades advierten que las tasas de contagio están “aumentando de manera constante” en niños, al tiempo que millones de estudiantes se preparan para volver a las escuelas. En el estado de Arizona, un distrito escolar en las afueras de la ciudad de Phoenix canceló las clases presenciales durante una semana después de que los docentes amenazaran con organizar una jornada de ausencia por enfermedad.
Nuevos datos revelan cómo la pandemia está afectando de manera desproporcionada a las personas de color en Estados Unidos. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades del país, 14.000 embarazadas han dado positivo por la enfermedad desde enero. Casi la mitad de ellas pertenecen a la comunidad latina. Un nuevo estudio elaborado por la Universidad de Pensilvania halló que las mujeres negras y latinas tienen cinco veces más probabilidades de resultar contagiadas que las mujeres blancas.
Mientras tanto, la revista Time informa que 120 menores continúan detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas pese a la emisión de una orden judicial para liberarlos debido a preocupaciones relacionadas a la COVID-19.
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