En Estados Unidos, en el estado de Oklahoma, funcionarios penitenciarios ataron a una camilla este jueves al condenado a muerte John Marion Grant, de 60 años, y le inyectaron un cóctel letal de tres drogas: midazolam, bromuro de vecuronio y cloruro de potasio. Sean Murphy, periodista de la agencia de noticias Associated Press, fue testigo de la ejecución.
Sean Murphy: “Cuando la primera droga, la midazolam, comenzó a fluir en su cuerpo, Grant exhaló profundamente. El prisionero empezó a convulsionar unas veinte veces, convulsiones de todo el cuerpo, y luego comenzó a vomitar. El vómito le cubrió la cara y le corrió por el cuello. Continuó respirando durante varios minutos hasta que dos miembros del equipo médico, o del equipo encargado de la ejecución, entraron y le limpiaron la cara. En ese momento, todavía estaba respirando”.
Después de más convulsiones involuntarias y más vómitos, Grant fue finalmente declarado muerto a las 4:21 p.m., hora local de Oklahoma. Es la primera penal capital que lleva a cabo el estado de Oklahoma en seis años; ya que una serie de ejecuciones fallidas o que se llevaron a cabo de forma inadecuada y dolorosa obligó a ese estado a detener las ejecuciones. La ejecución de Grant se produjo luego de que la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminara el jueves, en un fallo de cinco votos a favor y tres en contra, levantar la suspensión dictaminada por un tribunal inferior. Los abogados de Grant y de otro prisionero, Julius Jones, habían argumentado que el cóctel de las tres drogas letales que el estado de Oklahoma emplea en las ejecuciones de la pena capital sometería a los prisioneros a un dolor insoportable. Asimismo, los abogados dijeron que una ley de Oklahoma que los obliga a elegir el método de ejecución viola los derechos religiosos de los reclusos y equipara la ejecución a una muerte por suicidio. Oklahoma planea llevar a cabo seis ejecuciones más en los próximos meses.