El primer ministro de Malasia, Muhyiddin Yassin, dimitió el lunes en medio de una creciente indignación pública por la manera en la que su Gobierno abordó la crisis de la COVID-19. Malasia está atravesando su peor ola de la pandemia hasta el momento y registra un promedio de más de 20.000 casos diarios de coronavirus. Solo un tercio de la población malaya ha terminado de vacunarse.
A su vez, las autoridades iraníes han impuesto un confinamiento de seis días en todo el país para combatir su peor aumento de casos desde el inicio de la pandemia. Irán registró el lunes un número récord de más de 650 muertes por COVID-19. En la ciudad de Teherán, los residentes informaron que el confinamiento no se estaba implementando de manera estricta.
Residente de Teherán: “Cuando se impone un confinamiento, muchas personas siguen yendo a trabajar. Van y vienen. Se habla de confinamiento, pero todo sigue funcionando como siempre, y los restaurantes y las empresas no han interrumpido sus actividades”.