Aunque en Estados Unidos crece la demanda de vacunas en las zonas más afectadas por los aumentos de casos impulsados por la variante delta, los sistemas de salud de algunos estados anunciaron que ya están desbordados. En la ciudad de Austin, en el estado de Texas, las autoridades activaron el sistema de alerta de emergencia por mensaje de texto para advertir a los residentes que la situación es grave y los recursos de atención médica son limitados. Esto ocurre al tiempo que el gobernador Greg Abbott está luchando contra las iniciativas de mitigación destinadas a reducir la propagación de la COVID-19 en todo el estado.
En el estado de Florida, que representa casi una cuarta parte de los casos en todo el país, el locutor de radio conservador y propagandista antivacunas Dick Farrel murió de COVID-19. Antes de morir, Farrel instó a sus amigos a vacunarse. El gobernador republicano Ron DeSantis ha prohibido que se exija el uso obligatorio de mascarilla en Florida y ha amenazado con retener fondos a los distritos escolares que desafíen dicha prohibición.
En un cambio de rumbo, Randi Weingarten, la presidenta de la Federación Estadounidense de Maestros, dijo que apoya la vacunación obligatoria de los docentes contra el coronavirus. La federación se reunirá esta semana para considerar la emisión de los requisitos de vacunación. El doctor Anthony Fauci dijo recientemente que anticipa que llegará una “avalancha” de medidas para exigir la vacunación obligatoria en empresas y escuelas tan pronto como las vacunas reciban la aprobación final de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos.
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