Unos 62 migrantes murieron durante el fin de semana luego de que la embarcación en la que viajaban se hundiera frente a la costa calabresa de Italia. Entre las víctimas fatales se encontraban al menos un bebé y otros 12 menores. Los trabajadores de salvamento lograron rescatar a unas 80 personas sobrevivientes tras encontrarlas en el agua aferradas a partes de la embarcación en la que viajaban, la cual había zarpado de la ciudad turca de Izmir unos días antes. Los migrantes provenían de Irán, Pakistán y Afganistán.
Esta tragedia migratoria, la más reciente que tiene como escenario el Mediterráneo, se produjo pocos días después de que el Gobierno italiano que encabeza la líder de extrema derecha Giorgia Meloni aprobara una nueva ley que dificulta que los barcos de rescate de ayuda humanitaria lleven a cabo sus misiones. La organización Médicos Sin Fronteras dijo que, tras la aprobación de la nueva ley, las autoridades italianas detuvieron su barco de rescate, por lo que no podrán salir al mar a salvar vidas durante al menos 20 días.
En la ciudad de Crotona, donde se encuentran los cadáveres de las víctimas, los miembros de la comunidad se reunieron para presentar sus respetos. Estas fueron las palabras expresadas por el obispo Francesco Savino.
Obispo Francesco Savino: '’Esta es la hora del silencio, de la oración, del recogimiento, de la profunda meditación. Pero también es la hora en que debemos cuestionarnos con responsabilidad sobre esta nueva tragedia, de la cual todos corremos el riesgo de convertirnos en cómplices'’.