Naciones Unidas advierte que casi 50 millones de personas en África occidental y central corren el riesgo de padecer hambruna, ya que la crisis de inseguridad alimentaria que afecta a la región se ha visto agravada por las guerras, la COVID-19, el aumento de los precios y los efectos de la crisis del cambio climático. Más de 16 millones de niños y niñas menores de cinco años se enfrentan este año a condiciones de desnutrición aguda. Asimismo, unas 45.000 personas en el Sahel se enfrentan a una hambruna catastrófica, ya que los combates en la región han cortado las rutas de ayuda humanitaria y de suministro de alimentos. Los conflictos que se están desarrollando en los alrededores del lago Chad y en la República Centroafricana también han hecho que el acceso a suministros sea casi imposible. El Programa Mundial de Alimentos está teniendo dificultades para responder a la crisis, ya que también se enfrenta a un déficit de 900 millones de dólares. Estas fueron las palabras expresadas por Alexandre Le Cuziat, del Programa Mundial de Alimentos.
Alexandre Le Cuziat: “Solo podemos llevar [la ayuda humanitaria] a seis o siete millones de personas, e incluso, por el momento, tendremos que reducir las raciones [de comida] que les brindamos a esas personas. No tendremos suficiente dinero para darles raciones completas de alimentos o las 2.000 calorías al día que una persona necesita para poder sobrevivir”.