México en llamas: protestas por la responsabilidad del Estado sobre los estudiantes desaparecidos

Reportaje13 de noviembre de 2014

En el estado mexicano de Guerrero, manifestantes han incendiado la casa de la legislatura en una expresión de la creciente indignación por la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, un instituto de formación docente. Los estudiantes están desaparecidos desde fueron emboscados por la policía hace casi siete semanas. La agitación social se intensificó en México luego de las declaraciones del Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, quien anunció el viernes que sospechosos del caso confesaron haber matado a los estudiantes e incinerado sus cuerpos en un vertedero de basura. Ya hay más de 70 personas arrestadas en relación al crimen, incluyendo el alcalde de Iguala, que está acusado de ordenar el ataque de la policía. Decenas de miles de personas están saliendo a las calles en todo México, participando en protestas pacíficas, aunque algunos grupos de manifestantes tomaron edificios gubernamentales, quemaron automóviles y bloquearon carreteras. Por su parte, los padres y madres de los estudiantes desaparecidos han anunciado que van a organizar tres caravanas para recorrer diferentes partes de México exigiendo la aparición de sus seres queridos. Desde Chilpancingo, la capital del estado de Guerrero, nos acompaña John Gibler, escritor y periodista independiente. “No creo que se pueda seguir hablando de corrupción aquí”, dice Gibler. “Lo que vemos es a dos sectores de una industria que se han fusionado por completo: la policía y las bandas armadas del crimen organizado”.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

NERMEEN SHAIKH: Comenzamos hoy en México, donde manifestantes en el estado sureño de Guerrero han prendido fuego a los edificios del gobierno, incluyendo el congreso estatal, al tiempo que la indignación se extiende a causa de la desaparición de 43 estudiantes. Estudiantes de la escuela de maestros de Ayotzinapa han estado desaparecidos durante casi siete semanas después de que sufrieran una emboscada por parte de la policía. En la primera serie de ataques murieron seis personas, uno de los cuales fue encontrado con la piel de su cara despellejada.

Los disturbios se han intensificado desde que el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam anunciara el viernes que los sospechosos del caso habían admitido haber matado a los estudiantes e incinerado sus cuerpos en un vertedero de basura, conduciendo a los investigadores al hallazgo de los restos. El Procurador afirmó que el alcalde de Iguala ordenó el ataque de la policía, que luego entregó a los estudiantes a una banda local de narcotraficantes.

AMY GOODMAN: Decenas de miles de personas han salido a las calles para protestar de forma pacífica, al tiempo que grupos de manifestantes han asediado edificios del gobierno, quemado coches, bloqueado carreteras en todo México. El miércoles, los estudiantes bloquearon el acceso a un aeropuerto en el estado de Michoacán y tomaron el control de varias carreteras en los estados del sur de Oaxaca y Chiapas.

En Guerrero, la búsqueda de los estudiantes ha llevado a las autoridades al hallazgo de múltiples fosas comunes con docenas de cuerpos. Sin embargo, un equipo de expertos forenses argentinos ha declarado que ninguno de los restos que han examinados hasta ahora pertenece a los estudiantes. Los restos encontrados recientemente, hayados en bolsas de basura, y que las autoridades dicen que fueron quemados en un vertedero de basura, aún no han sido analizados.

NERMEEN SHAIKH: Los padres de los estudiantes desaparecidos, por su parte, desconfían de la versión de las autoridades y mantiene viva la esperanza de que sus seres queridos estén vivos. El miércoles, las familias anunciaron que van a viajar por todo del país, en tres caravanas, para exigir el retorno de sus seres queridos. Felipe de la Cruz, el padre de un estudiante desaparecido y portavoz de las familias, anunció la caravana.

FELIPE DE LA CRUZ: Exigimos castigo para los asesinos materiales e intelectuales y presentación con vida de nuestros 43 muchachos que a más de 45 días, no sabemos aún nada de ellos Nuestros compañeros argentinos, el día de ayer, nos dieron un aliento de esperanza al informarnos que de los 30 cuerpos que se llevaron de las fosas, donde los enterraron los policías en los primeros momentos, ninguno de ellos corresponde a los normalistas de Ayotzinapa. Entonces, eso nos da la seguridad de que nuestros hijos están vivos, porque vivos se los llevaron, y vivos los queremos.

NERMEEN SHAIKH: La desaparición de los estudiantes es una de las peores crisis de derechos humanos que ha golpeado el país desde la masacre estudiantil de Tlatelolco en 1968, pero no se trata de un incidente aislado. Al menos ocho soldados mexicanos han sido detenidos por una presunta masacre de 22 personas en una zona rural del sur de México. El ejército afirmó que las víctimas eran presuntos miembros de bandas de delincuentes que murieron en un tiroteo, sin embargo, todo parece indicar que en realidad se habían rendido. El mes pasado, tres hermanos estadounidenses fueron encontrados muertos en el estado norteño de Tamaulipas después de que testigos vieran cómo se los llevaba una unidad de la policía local.

AMY GOODMAN: Bueno, para escuchar las últimas noticias sobre los 43 estudiantes desaparecidos de la escuela rural para maestros y sobre las raíces de la violencia en México, vamos hasta Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, desde donde nos acompaña vía conexión de vídeo John Gibler, autor, periodista independiente, quien ha entrevistado a los sobrevivientes del ataque de la policía. Él es autor de “México Rebelde: Crónicas de poder e insurrección. y, más recientemente, “Para morir en México: Reportajes desde el interior de la guerra contra las drogas”.

John, bienvenido de nuevo a Democracy Now! ¿Por qué no nos cuenta lo que está sucediendo donde usted se encuentra en Guerrero?

JOHN GIBLER: Buenos días, Amy. Gracias por invitarme. Estoy aquí en Chilpancingo, la capital del estado de Guerrero. Y como usted ha explicado, ha habido un aumento substancial en las protestas desde que el Procurador General de la nación diera su versión de los hechos, su teoría de que los estudiantes fueron asesinados y sus restos quemados en un basurero en Cocula. Como hemos escuchado, el representante de los padres dice que no acepta esa versión.

El domingo, después de que Murillo Karam diera esta declaración, asistí al bloqueo de una carretera aquí en Chilpancingo, la carretera federal que va a Acapulco, donde una de las madres de uno de los estudiantes desaparecidos me dijo, y cito: “Esto es un teatro que el gobierno está montando para distraernos. Pero, a pesar de que somos personas humildes y pobres, somos personas capaces de entender lo que está pasando. Se llevaron a nuestros estudiantes vivos, y vivos los queremos”. Constantemente, en todas las etapas de las protestas, al menos en las de aquí, en el estado de Guerrero, en la que los mismos padres han participado, así como los compañeros de clase de los 43 estudiantes desaparecidos, hay demanda reiterada: Los estudiantes fueron capturados con vida por la policía, y es la responsabilidad del gobierno devolverlos con vida.

Las protestas han incluido marchas, bloqueos de carreteras, destrucción de propiedades, y quema de carros afuera de los edificios del gobierno. Un ejemplo concreto fue el ataque del palacio de gobierno en Chilpancingo, al otro lado de la avenida hay un gran auditorio federal administrado por el gobierno estatal, construido enteramente de vidrio. Nunca han arrojado ni una sola piedra a este auditorio situado al otro lado de la calle. Su objetivo es exclusivamente la sede del gobierno.

NERMEEN SHAIKH: John Gibler, usted también ha afirmado que hay razones para dudar de la versión de lo ocurrido que ha ofrecido el gobierno. ¿Qué es lo que la gente que está allí te ha contado sobre lo que les pasó esa noche a estos estudiantes?

JOHN GIBLER: En primer lugar, en relación a lo que les ocurrió bien entrada la noche a los 43 estudiantes desaparecidos, el gobierno está basando todas sus teorías y sus acciones en las confesiones de las personas que han sido detenidas. Sin embargo, ésta última, la versión de que los estudiantes fueron quemados en Cocula, es la tercera ronda de confesiones supuestamente confiables hechas por personas que han sido detenidas. Debemos recordar que en un principio, el 4 de octubre, tuvo lugar el descubrimiento de las fosas comunes en las afueras de la ciudad de Iguala. Y, en primer lugar, los procuradores del gobierno del estado y, posteriormente los procuradores federales dijeron que tenían el testimonio de un participante directo describiendo cómo habían llevado allí a los estudiantes, los habían asesinado, habían cavado las fosas comunes y les habían prendido fuego con diesel a los cuerpos dentro de las fosas. Resulta que ahora los especialistas en antropología forense argentinos han confirmado que 24 de los 30 restos encontrados allí no pertenecen a los estudiantes desaparecidos. Así que lo que tenemos aquí es un modus operandi del gobierno diciendo: “Tenemos estos testigos creíbles bajo custodia, que nos han descrito lo que hicieron”, pero luego, dos semanas más tarde, el escenario que describieron resulta no ser verdad. Así que la afirmación de que los estudiantes fueron asesinados y que sus cuerpos han sido encontrados en bolsas de plástico en un río fuera de un vertedero de basura en Cocula, creo que debe ser asumida con recelo.

Viajé a Cocula hace unos días y fui incapaz de encontrar a ningún testigo que pudiera dar testimonio de lo ocurrido, ninguna persona de los alrededores que pudiese describir o bien haber visto una inusual humareda o bien un tráfico inusual por la desolada y aislada carretera de tierra que lleva hasta el basurero. Además, cabe recordar que desde la noche del 26 hasta la mañana del 27 de septiembre, cuando ocurrieron los hechos, estuvo lloviendo de forma constante en Iguala y Cocula. He obtenido numerosos testimonios, tanto de estudiantes supervivientes de esa noche, así como de periodistas que llegaron desde Chilpancingo y de periodistas locales de Iguala, que describen las lluvias de esa noche, algo que también ha sido confirmado mediante la consulta de las instituciones meteorológicas mexicanas, lo que, de algún modo, hace más difícil creer que 43 seres humanos fueran asesinados y sus cuerpos completamente destruidos ​​por un gigantesco incendio utilizando diesel y neumáticos, neumáticos caducados, teniendo en cuenta que toda esa noche estuvo lloviendo.

AMY GOODMAN: John, vamos a hacer una pausa, tras la que retomaremos esta conversación y escucharemos a un estudiante de primer año de la escuela para maestros que sobrevivió al ataque inicial de la policía. Es simplemente asombroso lo que está describiendo. Me recuerda a los años 60, cuando Schwerner, Chaney y Goodman, ya sabe, Mickey Schwerner, James Chaney y Andrew Goodman, cuando sus cuerpos fueron descubiertos en Mississippi— después de que fueran asesinados por el Ku Klux Klan— y cómo, durante la búsqueda de sus cuerpos, durante esas semanas de aquel fatídico verano, siguieron apareciendo los cuerpos de otros afroestadounidenses que habían sido asesinados, y de los que nadie sabía nada, cuando habla de esta búsqueda de los cuerpos y estos continuos descubrimientos de fosas comunes. Estamos hablando con John Gibler, autor y periodista independiente radicado en México. De hecho, él se encuentra en Guerrero en este momento. Estaremos de vuelta con él en un momento.

Traducido por Clara Ibarra e Igor Moreno. Editado por Igor Moreno y Democracy Now! en Español

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