“EE.UU. tiene que enfrentar su responsabilidad”: Laura Carlsen analiza la política fronteriza de Biden y la conexión entre las sanciones estadounidenses a Cuba y Venezuela y la crisis migratoria

Original en Español29 de diciembre de 2023
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Cerca de 10.000 personas son arrestadas al día en la frontera entre Estados Unidos y México en momentos que el Gobierno de Biden está adaptando el marco discursivo xenófobo contra la inmigración del Partido Republicano de cara a las elecciones de 2024, según explica Laura Carlsen, directora del centro de investigación MIRA: Feminismos y Democracias, con sede en la Ciudad de México. El miércoles 27 de diciembre, los secretarios de Estado y de Seguridad Nacional de Estados Unidos se reunieron con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Carlsen sostiene que las políticas implementadas por Estados Unidos al sur de su frontera, como la imposición de sanciones y la exportación de la guerra contra las drogas, “son realmente las causas de la migración que luego intentan contener con estas medidas que no solo fomentan el racismo sino que además contribuyen a las campañas republicanas”.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman con Nermeen Shaikh.

NERMEEN SHAIKH: Los secretarios de Estado y de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Tony Blinken y Alejandro Mayorkas, se reunieron el miércoles con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador para abordar el número récord de personas arrestadas en la frontera sur de Estados Unidos, que es de casi 10.000 por día.

Ambos países anunciaron la creación de un grupo de trabajo, pero sin dar más detalles. AMLO ha culpado a las sanciones de Estados Unidos contra Cuba y Venezuela por el incremento en la migración. En octubre, Biden suavizó algunas sanciones a las industrias del petróleo y el gas en Venezuela.

AMY GOODMAN: Associated Press reporta que, mientras se realizaba la reunión, el Gobierno mexicano ordenó a trabajadores en Matamoros usar buldóceres y machetes para desmantelar un campamento en la frontera que incluía familias con niños, las cuales dijeron que no se les dio aviso de que sus carpas serían destruidas. Mientras tanto, una caravana de más de 6.000 migrantes provenientes de Venezuela, Honduras, El Salvador y Haití partió desde el sur de México el lunes.

Para más información nos acompaña Laura Carlsen, directora del centro de análisis MIRA: Feminismos y Democracias, con sede en Ciudad de México.

En primer lugar, es interesante que tengamos tan poca información sobre el resultado de las conversaciones del miércoles entre el presidente mexicano y los secretarios de Estado y de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Entendemos que iban a pedir la anulación de visados de las personas que se dirigen a la frontera y más regulaciones en los ferrocarriles que transportan gente desde el sur de México. Hable de lo que conoce en este momento y de por qué cree que sabemos tan poco de lo que sucedió en la reunión

LAURA CARLSEN: Típicamente, en estas negociaciones entre México y los Estados Unidos, que tienen que ver con el tema de inmigración, sobre todo cuando los Estados Unidos lo que quieren es imponer este modelo de contención que va en contra del discurso del presidente López Obrador, que quiere enfocarse en las causas, típicamente son negociaciones que llegan a acuerdos tras bambalinas, es decir, que lo que realmente se acuerda en estas pláticas no se hace público, porque es algo que a los dos Gobiernos no les conviene hacer público.

Por el lado de los Estados Unidos, están exigiendo medidas de contención de México de una manera que compromete la soberanía nacional de México, de una manera que utiliza su poder económico para lograr medidas que corresponden a los intereses de un pequeño grupo en los Estados Unidos y no a los intereses de México y mucho menos a los intereses de las personas, las familias migrantes.

Por el lado de México, es muy importante no perder por lo menos una imagen de soberanía nacional y tratar de seguir con el enfoque de las causas. Entonces, a estas alturas, el presidente López Obrador lo que quiere es lograr algunos puntos en una negociación que ha perdido desde el inicio, en el sentido de que con el cierre de los cruces Estados Unidos está diciendo “Nosotros podemos obligar a México a hacer lo que queramos”, que es más retenes militares para el control de migrantes; más agentes, ya son 32.000 agentes sólo para control de migrantes en el país; las medidas como limpiar la frontera, que se mencionó en Matamoros, y en ese momento romper la caravana para que no se presente un grupo tan grande en estos momentos políticos en los Estados Unidos.

NERMEEN SHAIKH: Laura, ¿puede explicar cómo ha cambiado la política migratoria del Gobierno de Biden desde que éste fue elegido y cuáles son las razones de esos cambios?

LAURA CARLSEN: En febrero de 2021, Joe Biden dijo que iba a cambiar el paradigma de migración que había impuesto el Gobierno de Donald Trump, que iba a ser un modelo basado en los derechos humanos, en abrir caminos legales para los flujos migratorios de personas que estaban huyendo de condiciones verdaderamente terribles en sus países de origen. Eso no pasó. Cuando los republicanos, en este contexto preelectoral, empezaron a posicionar el tema de migración en el sentido de que “hay una amenaza en la frontera”, “están llegando miles de migrantes en números históricos”, “no hay controles”, el Gobierno de Biden y los demócratas tenían dos opciones: una fue enfrentar este argumento diciendo “Esto no es cierto, los números son altos, pero los expertos dice que no son necesariamente… no son números más altos de lo que hemos visto en la historia”. Y sabemos que la migración tiene altos y bajos.

Por otro lado, cuando hablan de aprehensiones, muchas son personas que están volviendo a intentar llegar a los Estados Unidos. No son cuerpos individuales que están llegando, casi la cuarta parte son intentos repetidos en la frontera. Entonces, están manipulando las cifras para decir que es otra vez una invasión de personas, una amenaza. Y eso no es cierto.

Además, estas personas están pasando por los caminos legales. Solicitar asilo es un procedimiento reconocido, exigido por las leyes nacionales y también por los estándares de derechos humanos a nivel internacional. Por eso son más visibles, porque son legales, están esperando sus audiencias en los Estados Unidos, donde hay una acumulación de dos millones de casos, porque no hay voluntad política de manejar la situación en términos legales.

Entonces, todo esto está pasando y el Gobierno de Biden opta, en lugar de enfrentar las mentiras de los republicanos, opta por la segunda opción, que es adoptar el modelo de los republicanos y llegar a los votantes y las votantes diciendo “Nosotros también podemos contener la migración, nosotros también vamos a controlar la frontera, nosotros también vamos a reprimir a las personas migrantes”. Esa es una decisión trágica, no sólo para miles de familias migrantes, sino también para la sociedad estadounidense, porque alimenta el argumento de la derecha. Seguramente están felices con esta respuesta del Gobierno de Joe Biden en este contexto electoral y también porque aumentan los riesgos de violencia racista, desintegración de comunidades y logran deportaciones masivas y una serie de vicios dentro de la misma sociedad estadounidense que van a llevar a impactos negativos para las mismas comunidades en los estados.

AMY GOODMAN: En 2024 se realizarán elecciones presidenciales tanto en México, en junio, como en Estados Unidos, en noviembre. ¿Qué tanto influye la política electoral en todo esto? Usted ha mencionado a los republicanos. Hay muchos demócratas progresistas que están muy enojados con Biden, de su propio partido, y dicen que el presidente está adoptando el discurso de deportación y detención de los republicanos, y que no tiene en cuenta a los progresistas, que quieren adoptar un enfoque diferente. Muchos de ellos son congresistas de color. ¿Qué papel juega esto en México? Y, ¿cuál es la situación política en México para Andrés Manuel López Obrador y para quien gane la próxima elección presidencial?

LAURA CARLSEN: El tema de la migración no solo está dividiendo una postura republicana y una postura demócrata, que cada vez se parece más a la postura republicana, sino que está dividiendo al Partido Demócrata en los Estados Unidos. Evidentemente hay voces que están diciendo “Estás haciendo exactamente lo contrario de lo que nos prometieron en la campaña a principios de tu periodo presidencial, estás alimentando”, como decía, “estos argumentos republicanos, estás violando derechos humanos”.

Y por otro lado, en México, desgraciadamente, el problema es que el tema de inmigración, a pesar de que el sufrimiento humano es muy visible… Aquí donde estamos, a unas cuadras hay un campamento de migrantes haitianos, hondureños, venezolanos, hemos ido varias veces a platicar con ellos, están en una situación imposible, son familias enteras, mujeres y niños, mujeres que enfrentan la triple violencia en sus países: la violencia patriarcal, la violencia económica y la violencia de Estado criminal, que están muy vinculadas en estos países. Entonces, a pesar de esto, no es un tema en las elecciones de México. Parece que el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador ya tiene una ventaja insuperable, no están muy preocupados por este hecho, entonces no hay mucha presión. Sin embargo, cuando se habla de un diálogo, hay opciones que pueden abrir caminos a otro modelo. Y es cierto que el presidente aquí en México lo que quiere ver es más ayuda para las economías en Centroamérica, sobre todo, y también en Sudamérica y el sur de México también. Y quiere ver un modelo que empiece a reducir la migración forzada en lugar de siempre tener que reprimirla una vez que la gente sale de sus hogares, que normalmente no es una decisión que cualquier familia toma a la ligera, ¿no?

Entonces si se abre un diálogo, lo que han anunciado en estas reuniones, lo importante es que se abra también a la sociedad civil, porque la situación que vemos aquí en México es que si las personas migrantes pueden sobrevivir el viaje tan duro que tienen que emprender para ir de sus países hacia los Estados Unidos, es sólo gracias a los esfuerzos de la sociedad civil, son los albergues, son las organizaciones civiles de derechos humanos, de derechos de migrantes, que realmente conocen la situación que estamos enfrentando. Y si no se incluye a estas personas, y también en los Estados Unidos ya hay quejas, se tienen que incluir a los y las congresistas latinos y latinas, no están incluidos. No están incluidas personas que trabajan más directamente con el tema de la migración. Entonces, si no se abre más ampliamente, no va a servir de nada. Ya se han anunciado estos tipos de grupos de trabajo regionales y no han logrado soluciones. Y además porque en este modelo de contención, de reprimir en lugar de prevenir, nunca se va a llegar a una solución.

NERMEEN SHAIKH: Laura, El presidente mexicano ha pedido el levantamiento de las sanciones contra Venezuela y Cuba. En qué medida cree usted que las sanciones son responsables del aumento en el número de migrantes de ambos países. Venezuela en particular es un caso sorprendente. De una población de unos 32 millones de personas, 7 millones han huido desde el inicio de la crisis de refugiados en 2014, poco después de la llegada de Nicolás Maduro al poder en 2013. ¿Podría hablar sobre las causas de este aumento en el número de migrantes y sobre lo que dijo el presidente López Obrador, y si eso podría generar cambios en las cifras de llegadas de migrantes?

LAURA CARLSEN: La correlación entre la imposición de sanciones económicas a poblaciones enteras, como en el caso de Venezuela y Cuba, por parte del Gobierno de los Estados Unidos y el incremento en la migración desde estos países es absolutamente confirmada; no existe ninguna duda, se nota en la manera en que se ha ido incrementando año tras año desde la imposición de estas sanciones. Y el Gobierno de los Estados Unidos lo sabe. Entonces, haberlo puesto sobre la mesa por parte del Gobierno de México es muy importante, por un lado porque es una de las pocas medidas, de lo que están hablando, que realmente podría resolver la crisis migratoria, sobre todo desde estos países. Venezuela ya es el país número uno en el número de aprehensiones en la frontera con los Estados Unidos, una situación que no existía hace cinco años. Cuba ha subido muchísimo. Entonces eso es algo que realmente podría ser efectivo.

Yo creo que un punto muy importante de haber puesto las sanciones sobre la mesa, es que es una manera de decir que Estados Unidos tiene que enfrentar su propia responsabilidad en la crisis migratoria, es muy directa en el caso de las sanciones y el incremento de migración de estos países. Entonces, hay una solución muy fácil que puede estar a su alcance si realmente tiene la voluntad política. Y hay muchos casos en que es más indirecto, pero muy claro también, eso tiene que ver con los países en que las políticas neoliberales han empujado sobre todo a sectores vulnerables, como poblaciones indígenas, como mujeres, como la comunidad LGBTQ. Esas poblaciones han llegado a una situación límite en términos económicos y entonces migran. También por las violencias que han causado las guerras contra el narcotráfico, que el Gobierno de los Estados Unidos sostiene en nuestros países.

Si, en lugar de ver cómo frenar la migración, dicen: “¿Cómo podemos cambiar políticas nuestras que están causando la migración forzada desde estos países?”, eso sí sería un camino real para resolver lo que es la crisis de migración forzada en la región.

AMY GOODMAN: ¿Puede hablarnos también de por qué Estados Unidos levantó algunas sanciones contra Venezuela en los últimos meses, a cambio de la promesa de la liberación de presos políticos?

LAURA CARLSEN: En noviembre se levantaron algunas sanciones que tenían que ver con el sector del petróleo y esa fue la respuesta a una negociación por presos políticos de los dos lados. Y también fue una respuesta a una necesidad de tener acceso al petróleo venezolano. Lo que vemos, la lección de esto es que hay un pragmatismo que va más allá de supuestos ideológicos en las negociaciones y también que hay un espacio político para ver consecuencias reales y negociar. En este caso también podría ser una negociación muy pragmática de decir “Ahora vamos a levantar algunas sanciones económicas, porque el impacto neto de estas sanciones es a la población en general que está contribuyendo a la migración, que es algo que estamos buscando controlar”. Es decir, que estas sanciones, que a muchas luces son ilegales por su manera de castigar a ciudadanos y ciudadanas comunes, no pueden tener puntos de negociación que convienen a los dos lados.

NERMEEN SHAIKH: ¿Laura, qué resultados le gustaría ver tras esta reunión entre el presidente de México y los secretarios de Estado y de Seguridad Nacional de Estados Unidos?

LAURA CARLSEN: Todavía es posible ver un nuevo modelo en este marco de flujos migratorios. Yo creo que algunos de los puntos que serían muy positivos si salieran de esta negociación son levantar o reducir las sanciones hacia Venezuela y Cuba por razones humanitarias y también por ser causa de la migración, el incremento de la migración; incrementar la inversión y el compromiso con los sistemas de asilo, en lugar de buscar cómo restringirlos; darles el financiamiento, la ampliación que necesitan para que la gente que busca quedarse en los Estados Unidos, porque tienen razón y lo que llaman “miedo creíble”, puedan hacerlo. Y también porque hay cada vez más personas que están pidiendo asilo aquí en México. Otro sería ver qué tipo de ayuda necesitan los países para empezar a cubrir las necesidades básicas de estos sectores de sus poblaciones. Y aquí hay que verlo con mucho cuidado, porque no es solo inversión. Sabemos que mucho de la inversión de los Estados Unidos también causa migración porque son megaproyectos de transnacionales que desplazan a comunidades locales. Entonces, hay que saber que se están respetando los derechos a la tierra y los territorios de las comunidades y apoyando proyectos que realmente crean empleos en donde está la gente, donde la gente quiere vivir en sus propios territorios.

Estos serían unos resultados muy positivos de este tipo de negociaciones. Pero se tiene que ampliar e incluir a la sociedad civil para saber exactamente qué puntos son necesarios. Hay cosas muy puntuales, como ofrecer documentos a las personas que están en el limbo regulatorio en los dos países, lo cual no les permite trabajar. Sabemos que las economías tienen la capacidad de absorber los flujos migratorios. El Departamento del Trabajo en los Estados Unidos ya está dando la alerta de que hay vacíos, de que hay una falta, una escasez de mano de obra cada vez que intentan restringir más los flujos migratorios. La gente va allí porque saben que hay empleos. Los republicanos dicen que el problema es que hay competencia, que los migrantes compiten por empleos. Hay empleo pleno en los Estados Unidos, simplemente no son ciertos estos argumentos. Entonces se tiene que empezar con una base de datos reales y, desde allí, viendo siempre los derechos humanos y el derecho a la movilidad humana, buscar soluciones duraderas.

AMY GOODMAN: Quiero darle las gracias, Laura Carlson, del centro de análisis MIRA: Feminismos y Democracias, con sede en la Ciudad de México. Para ver nuestra entrevista con Laura en inglés, haga clic aquí. Soy Amy Goodman, con Nermeen Shaikh. Muchas gracias por acompañarnos.


Producido por Democracy Now! y Democracy Now! en español.

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