Al día siguiente, decenas de miles de personas se volcaron a las calles en Washington para participar en la Marcha Nacional por la Igualdad en favor de los derechos de las personas homosexuales.
Un manifestante dijo: “Es absolutamente ridículo que tengamos que trabajar tan duro para apoyar a este país, ser parte de él, pagar por él y votar en él, y que tengamos un problema de igualdad. Es simplemente absurdo. Totalmente absurdo. Ya basta”.
Otro manifestante dijo: “Estoy desanimado pero sigo teniendo esperanzas. Creo que la política de “no preguntar, no decir” debería ser anulada, y creo que él debería detener la expulsión de personas homosexuales de nuestras fuerzas armadas. Puede hacerlo ahora y no lo hace. Puede parar las expulsiones mientras el Congreso delibera sobre la aprobación de la ley”.