Los efectos colaterales a nivel mundial tras las filtraciones del ex contratista de la NSA, Edward Snowden, se intensificaron luego de que el miércoles surgieran nuevas afirmaciones de espionaje estadounidense contra Alemania. La canciller alemana Angela Merkel llamó por teléfono directamente al Presidente Obama para quejarse por la aparente intervención de su teléfono móvil. El gobierno alemán no dio detalles, pero el periódico Der Speigel afirmó que Merkel actuó como consecuencia de una pregunta de sus periodistas. En Washington, el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que Estados Unidos no está espiando a Merkel, pero no hizo referencia a si lo hizo en el pasado.
Jay Carney dijo: “Puedo afirmarles que el Presidente Obama y la Canciller Merkel hablaron hoy por teléfono sobre las acusaciones a las que están haciendo referencia, de que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos interceptó las comunicaciones de la Canciller alemana, y puedo afirmarles que el Presidente le aseguró a la Canciller que Estados Unidos no está monitoreando ni monitoreará las comunicaciones de la Canciller”.
Según un portavoz, Merkel le dijo a Obama que el espionaje de Estados Unidos “representaría una grave brecha en su confianza” y “debe detenerse inmediatamente”. Como consecuencia, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania le solicitó al embajador estadounidense en Alemania, John Emerson, que hiciera referencia a las denuncias de espionaje. Esta situación con Alemania se produce tan solo días después de que se revelara que Estados Unidos espiaba masivamente a los ciudadanos franceses y que también espiaba a diplomáticos de ese país. Lo filtrado por Edward Snowden también reveló que la NSA había hackeado las cuentas de correo electrónico del entonces presidente mexicano Felipe Calderón en 2010 y del actual presidente de México, Enrique Peña Nieto antes de que fuera electo.