El Pentágono afirma que al menos doce miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos recibieron castigos administrativos como consecuencia del ataque aéreo de octubre de 2015 en un hospital de Médicos Sin Fronteras en Kunduz, Afganistán, en el que murieron 42 personas, pero que ninguno de ellos afronta acusaciones penales. El Pentágono sigue refiriéndose al ataque como un accidente, a pesar de que un informe de Médicos Sin Fronteras concluyó que: “La opinión desde dentro del hospital es que el ataque fue perpetrado con la finalidad de matar y destruir”. Human Rights Watch ha solicitado que se inicie una investigación penal. Médicos Sin Fronteras ha calificado el ataque como un posible crimen de guerra.
Temas: