El martes, en Turquía, un fiscal estatal ordenó cárcel preventiva para seis activistas por los derechos humanos, entre ellos la directora turca de Amnistía Internacional, Idil Eser, por cargos de integrar un grupo terrorista. Esta medida implica que los activistas podrían permanecer en la cárcel casi dos años a la espera de un juicio. Los arrestos se produjeron en el marco de la represión del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, contra sus opositores políticos, tras un golpe de Estado fallido el año pasado. El director de Amnistía Internacional en Asia Central, John Dalhuisen, calificó las detenciones de un “ataque al núcleo de la sociedad civil turca”.
John Dalhuisen declaró: “Que quede claro, actualmente en Turquía no hay lugar para una sociedad civil crítica independiente ni para un periodismo crítico independiente. Esto se debe eliminar de la Turquía de Erdogan. En este momento, Turquía está en un camino de ida hacia un lugar muy oscuro y peligroso”.
Por su parte, el gobierno turco reveló el martes un nuevo plan de estudios que excluye la enseñanza de la teoría de la evolución de Charles Darwin. La dirigente del sindicato turco de profesores condenó la medida, a la que calificó de asalto a la ciencia y al secularismo por parte del gobierno del presidente Erdogan.