En Virginia, funcionarios penitenciarios pusieron fin a la vida del condenado a muerte William Morva el jueves por la noche, con un cóctel letal de tres fármacos, después de que el gobernador Terry McAuliffe negara su último recurso de apelación. La ejecución dependía del fármaco Midazolam, que en varias ocasiones ha fallado a la hora de dejar inconscientes a los prisioneros en otras ejecuciones, lo que condujo a muertes dolorosas.
El periodista Drew Wilder, que fue testigo de la ejecución, expresó: “Empezó a jadear por aire. Su estómago se hinchó, y se contrajo de forma bastante drástica. Su estómago se hinchó y se contrajo varias veces. Tal vez… tal vez diez veces”.
William Morva fue declarado muerto a las 9:15 p.m. de la hora local. Su sentencia de muerte se produjo a pesar de la conclusión de un médico de que Morva sufría de un grave trastorno delirante. Amnistía Internacional escribió en un comunicado por Twitter: “La ejecución de William Morva, un hombre con una grave discapacidad mental, es terrible. Se debe poner fin a la pena de muerte de una vez por todas”.