En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro comenzó el jueves su segundo mandato de seis años, frente a una economía que se encuentra en caída libre en medio de sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, cuyo objetivo es ponerle fin a su presidencia. Maduro ha acusado a Estados Unidos, junto con Canadá y otros 12 aliados latinoamericanos, de planear un golpe de Estado contra su gobierno socialista. Maduro repitió la acusación en la inauguración del jueves.
Nicolás Maduro declaró: “Venezuela es el centro de una guerra mundial contra el imperialismo estadounidense y sus gobiernos aliados, y han intentado convertir esta ceremonia pacífica, constitucional, legal y formal en una guerra mundial contra nuestro país”.
Estados Unidos y sus aliados se han rehusado a reconocer la presidencia de Maduro, calificando de ilegítimas las elecciones del año pasado. Otros líderes latinoamericanos, entre ellos Evo Morales, de Bolivia, Daniel Ortega, de Nicaragua, y Miguel Díaz-Canel, de Cuba, reconocieron la reelección de Maduro y asistieron a la inauguración del jueves en Caracas. El gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, continúa aumentando las sanciones contra Venezuela, incluso cuando su economía enfrenta una hiperinflación y una severa escasez de alimentos y medicinas. Unos tres millones de venezolanos abandonaron el país en los últimos años, muchos de los cuales se radicaron en Colombia, Perú, Ecuador y Brasil.