En Irak, el número de muertos después de tres días de protestas contra el Gobierno ha aumentado a 44, mientras la policía y los soldados siguen abriendo fuego contra miles de manifestantes que desafían los toques de queda impuestos por el Gobierno. El mayor número de víctimas se ha producido en la ciudad de Nasiriya, donde decenas de personas han muerto por los disparos. Más muertes ocurrieron en Bagdad, cuando la policía abrió fuego con gas lacrimógeno y munición real contra los manifestantes en la plaza Tahrir de la ciudad.
Un manifestante expresó: “Somos iraquíes y exigimos nuestros derechos. Esto es todo lo que queremos. Queremos una ocupación, un trabajo que nos traiga algo bueno. ¿Qué nos ha hecho? ¿Le hemos puesto en el poder para llegar a un día como este? Usted nos ha hecho retroceder, y los clérigos religiosos son corruptos”.
El primer ministro iraquí, Adil Abdul-Mahdi, se dirigió a la nación este viernes, calificando las demandas de los manifestantes como “legítimas”, pero ordenándoles que se dispersen.