En Afganistán, la explosión de una bomba en las cercanías de un edificio perteneciente al Ministerio de Defensa causó la muerte de al menos 40 personas e hirió al menos a otras 1.000 –entre las que se encontraban decenas de niños– en la capital, Kabul, según informes locales. Los talibanes se atribuyeron la responsabilidad por el atentado con bomba, que fue seguido por un tiroteo con las fuerzas de seguridad afganas.
El ataque se produce tras un fin de semana de violencia en todo el país y al tiempo que autoridades estadounidenses y talibanes se reúnen para efectuar otra ronda de negociaciones de paz en Catar, con el fin de discutir la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán. Alrededor de 300 personas, en su mayoría combatientes tanto del Gobierno como de las fuerzas talibanes, fueron asesinadas en múltiples ataques perpetrados el viernes y el sábado. Ocho funcionarios electorales se encontraban entre los fallecidos en un ataque talibán que tuvo lugar el domingo en un complejo gubernamental en la provincia de Kandahar. Afganistán está preparándose para una elección presidencial que tendrá lugar a fines de septiembre.