El presidente estadounidense, Donald Trump, hizo un viaje que polarizó el espectro político para visitar la ciudad de Dayton, en el estado de Ohio, y la ciudad de El Paso, en el estado de Texas, el miércoles, tras los tiroteos masivos del fin de semana pasado en los que murieron en total 32 personas, incluyendo el atacante de Dayton.
Durante la primera parada en Ohio, Trump se reunió con trabajadores médicos del Miami Valley Hospital, y posó para una foto en grupo, sonriendo con los dos pulgares hacia arriba. Afuera del hospital, cientos de manifestantes acusaron a Trump de avivar la violencia de la supremacía blanca, coreando: “¡Haga algo!” y “¡El odio no es bienvenido aquí!”. Más tarde ese mismo día, Trump y la primera dama, Melania Trump, recorrieron el Centro Médico de la Universidad de El Paso, donde ninguno de los ocho sobrevivientes que aún reciben tratamiento accedió a reunirse con el presidente. Trump sí logró reunirse con el personal del orden público en un centro de operaciones de emergencia de El Paso.
Donald Trump dijo: “Tuvimos un día increíble. Como saben, llegamos de Ohio. Y el amor, el respeto por el cargo de la presidencia fue… Ojalá hubieran podido estar ahí para verlo”.