Al tiempo que el número de muertes por COVID-19 supera las 215.000 en Estados Unidos, el presidente Donald Trump regresó a la campaña electoral el lunes, solo una semana después de que le dieran el alta del hospital donde recibió tratamiento por el coronavirus. El mandatario estadounidense habló frente a miles de personas, muchas de ellas sin mascarilla, que se apiñaron sin respetar las pautas de distanciamiento social. El gobernador del estado de Florida, Ron DeSantis, fue visto sin mascarilla y chocando los cinco con los asistentes, solo un día después de que el estado registrara más de 5.500 casos nuevos de coronavirus. Durante el acto de campaña, Trump volvió a hacer la afirmación falsa de que ahora es inmune a la COVID-19.
Presidente Donald Trump: “Pasé por eso. Ahora dicen que soy inmune. Me siento muy poderoso. Me meteré entre el público. Me meteré allí. Besaré a todas las personas del público. Besaré a los chicos y a las mujeres hermosas y… a todos. Les daré un beso grande y fuerte”.
Antes del viaje de Trump al estado de Florida, el médico de la Casa Blanca, Sean Conley, anunció que el presidente había dado negativo por COVID-19 por dos días consecutivos en dos pruebas rápidas de antígenos, aunque no especificó las fechas de las pruebas. Muchos médicos cuestionaron el uso de pruebas rápidas por parte de la Casa Blanca cuando los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades solo recomiendan el uso de una prueba de PCR para tomar decisiones sobre la interrupción del aislamiento de pacientes con el virus. La Dra. Megan Ranney, médica de emergencias e investigadora de la Universidad de Brown, le dijo al medio digital BuzzFeed News: “Están eligiendo qué pruebas divulgar de manera selectiva para dar la idea de alguna manera de que él no puede contagiar la enfermedad”.
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