En la ciudad de Tampa, estado de Florida, la Liga Nacional de Fútbol Americano ha fijado un aforo de 25.000 aficionados para el Super Bowl. Los 30.000 asientos restantes se llenarán con siluetas de cartón. Será la mayor asistencia de público a un partido de fútbol americano profesional desde el inicio de la pandemia, lo que aumenta los temores de que el Super Bowl se convierta en un evento supercontagiador. Según una encuesta deportiva de la Universidad de Seton Hall, una cuarta parte de los adultos estadounidenses encuestados dijeron que tienen la intención de reunirse con personas ajenas a sus hogares para ver el Super Bowl por televisión, a pesar de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han advertido sobre los riesgos que esto representa.
En Nueva York, el estadio de béisbol de los Yankees se transformará a partir de este viernes en un enorme centro de vacunación en el distrito del Bronx, una de las áreas más pobres del país y que tiene la tasa de positividad de COVID-19 más alta de la ciudad de Nueva York. Las vacunas incluirán a los trabajadores que están en la primera línea de la lucha contra la pandemia, incluidos los empleados de restaurantes y los conductores de taxis y de empresas de aplicaciones móviles de servicios de transporte, y se administrarán solo a los residentes del Bronx para prevenir el “turismo de vacunas”.