Las fuerzas armadas rusas continúan bombardeando la ciudad sitiada de Mariúpol en Ucrania, un día después de que un misil ruso impactara en un hospital de maternidad, dejando tres personas muertas y otras 17 heridas. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, condenó el ataque y lo calificó de “atrocidad”. Asimismo acusó a Rusia de bombardear un corredor humanitario destinado a permitir la evacuación de los residentes de Mariúpol. La Cruz Roja describió como “apocalíptica” la situación en Mariúpol, donde los residentes no han tenido acceso a alimentos, agua, electricidad y calefacción durante más de una semana en medio de temperaturas bajo cero. El alcalde de la ciudad afirma que 1.200 civiles han muerto en los últimos diez días, pero esa cifra no ha sido verificada. Los funcionarios municipales han comenzado a enterrar los cuerpos de los fallecidos en fosas comunes. Algunas personas que lograron huir de Mariúpol describieron escenas desgarradoras.
Irina: “Teníamos que correr 50 metros. Empacamos nuestras cosas rápidamente. De repente los morteros empezaron a disparar. Caímos al suelo y creí que nunca más me iba a levantar”.
Persona evacuada de Mariúpol: “Cerca de una de las tiendas [de la ciudad], hace tres días que yacen en el suelo los cadáveres de un hombre y de una mujer. La gente del lugar los cubrió con alfombras y aún siguen allí”.
La Organización Mundial de la Salud afirma que ha verificado 20 ataques contra infraestructuras sanitarias, trabajadores de la salud y ambulancias en toda Ucrania desde que comenzó la invasión rusa hace dos semanas.