Rusia ha intensificado sus ataques contra Ucrania, más de tres semanas después de que el presidente Vladimir Putin ordenara el inicio de la invasión. El viernes por la mañana, misiles rusos impactaron en una planta de reparación de aeronaves cerca del aeropuerto civil de la ciudad de Lviv, al oeste de Ucrania. El ataque se produjo a solo 80 kilómetros de la frontera con Polonia, país miembro de la OTAN. La artillería rusa alcanzó una escuela secundaria y un centro cultural de una localidad ubicada cerca de Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania. Este bombardeo provocó la muerte de 23 personas. Los proyectiles rusos también causaron un gran incendio en Járkov que destruyó uno de los mercados más grandes de Europa del Este y dejó tres personas muertas. Rusia también realizó varios ataques contra la capital de Ucrania, Kiev. En el sur del país, los barcos rusos están bombardeando Odesa, una ciudad portuaria a orillas del mar Negro. En Mariúpol, las autoridades afirman que 30.000 residentes de la ciudad lograron escapar, pero que más de 350.000 permanecen sitiadas sin acceso adecuado a alimentos, agua o medicamentos. Estas fueron las palabras expresadas por Nadezdha, una mujer jubilada de Mariúpol que sobrevivió a un ataque ruso contra el edificio de apartamentos donde reside.
Nadezhda: “Mi nieto y todos nosotros salimos a la calle. Yo fui la última en salir. De repente hubo una explosión. Nos quedamos sin nada. Estamos viviendo en los sótanos. Es un horror. ¿Alguien me puede decir para qué es todo esto? ¿De qué somos culpables? ¿Ante los ojos de quién somos culpables?”.